Cap. 6

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—¡The motherfucking game, IS ON!—gritó por la ventanilla mientras conducía a toda velocidad. Cada curva que se cruzaba en su camino las dominaba. Los neumáticos rechinaron y derraparon, ensuciando el pavimento con marcas.

Greco, uno de los comisarios, se aferraba a la guantera con uñas y dientes.
Su vida dependía de ello sino quería salir disparado de su asiento hacia el parabrisas.

Tenía el cinturón puesto y el culo bien sentado en su lugar, pero las suspensiones que el coche sufría junto a los gritos de su jefe, aterrorizarían a cualquiera.

La negociación finalizó bastante bien para los policías.
Los mediocres asaltantes habían aceptado cada pedido sin pensarlo demasiado. Ahora los perseguían cuál gato y ratón.

Conway derrochaba alegría como un niño en una tienda de golosinas. Cada que el patrulla hacía un salto considerablemente alto, aullaba de gozo.

Sabía que necesitaba tomar aire fresco luego de tanto agobio, y nunca viene mal una persecución a un par de parguelas.

Increíblemente, los capullos aún no se habían estrellado contra un muro en la primera vuelta. Al parecer no eran tan mancos como dejaban a relucir.

No memorizó el tiempo que estuvieron correteando de una zona a otra de la ciudad. Pero el comisario percibía que algo estaba fuera de lugar.

Soltó su agarre mortal de la guantera y miró por el retrovisor derecho, esperando cualquier cosa menos eso.
—Esto debe ser una broma. —Susurró.

Toda la jodida malla participó en la persecución.
Eran cinco patrullas con dos agentes cada una y tres Centauros. Sumado así, el Pegasus manteniendo visual de los sujetos no era necesario.

Greco no tardó en alarmarse y comenzar a gritar por la radio.
—¡¿Qué cojones hacéis?! ¡Estamos en un código uno! No se permiten MÁS de cuatro patrullas y dos centauros. Abandonad la misión. Acatad 10-08. —Finalizó la transmisión, y observó la retirada de los coches

¿En qué momento Volkov, Conway o él mismo dieron la orden de que todos los oficiales abandonaran comisaría? Aún es tarde por la noche, es muy arriesgado dejar la base sin la supervisión de algún agente.

—Joder, diecisiete policias persiguiendo a cuatro sujetos. ¡Esto es ridículo!

Conway no manifestó ningún tipo de preocupación o molestia al respecto. Está más concentrado con las manos al volante y una mueca en el rostro cada que los delincuentes aumentaban la velocidad.

Greco intentó relajarse en su asiento pensando positivamente.

"Está todo bajo control, tal vez el Superintendente está más emocionado de lo normal, pero nada más que eso".

Masajeó su cien, sintiendo el estrés de no haber descansado en muchas horas.
Volvió la mirada al conductor y razonó.

Parecía que el café le habia subido de sobremanera el azúcar en la sangre. También se le notaba más despierto que de costumbre. Maldijo a Volkov y a la cafeína.

Luego debía lidiar con el super amargado cuando se le vaya el energizante que corría como un toro por sus venas. Por ahora, queda atrapar al intento de maleantes y empapelarlos.

Iban atravesando por segunda vez el hospital. Ya no tenía visual del Pegasus ni tampoco los Z de sus agentes, con suerte estarían pegando la vuelta a la base muy pronto.

Permitió dejar escapar un suspiro lleno de cansancio.

Al segundo, Conway le acompañó con un júbilo aullido al ver como logró bloquear a los sujetos en un estrecho callejón.
Ambos desenfundaron las armas y bajaron del coche.

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