Quince; Cara a cara.

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—Debe existir alguna forma de encontrarlos —Raúl se pasea por la habitación de un lado a otro con ritmo acelerado.

—Hemos intentado todo —Habla Sight.

— ¡No es suficiente! ¡Inútil! —Grita, dándose la vuelta para atestar una bofetada certera en la cara de Sight. Este cae al suelo del impulso escupiendo la sangre que sale del interior de su labio.

Joder.

En ese preciso momento, una fuerza comienza a hacerlo perder el aire. Sus pulmones se contraen y sus costillas suenan. Raúl lo observa.

—Basta —Susurra, intentando conseguir aire.

—No estoy haciendo nada —Responde Raúl.

Cuando logra tomar una bocanada pequeña de oxígeno, su brazo le falla y lo hace caer directo al suelo otra vez. Sight gime con todas sus fuerzas, ante el inminente dolor que lo acoge justo en su brazo derecho.

Raúl observa la escena en completo silencio, con el ceño fruncido.

¿Sería posible? ¿Rumán?

—Qué está pasando —Habla como puede el mellizo, arrastrándose hasta una pared mientras se sujeta el brazo doliente.

Rápidamente Raúl se mueve hacia la gran mesa redonda dispuesta al medio de la habitación.

Ostende mihi magia est in mundum —Dice, posicionando sus manos sobre ella.

Ante él, aparece una visión exacta del mundo entero, con puntos de luz por todo el mismo, marcando cada resto de magia dejado por algún brujo o bruja.

Quizás y solo quizás, estaban ante la oportunidad que necesitaban.

—Podría ser... —Susurra Raúl, captando la atención de un Sight más estabilizado.

Ostende mihi Rumán —Habla nuevamente, haciendo al mundo mostrar solamente los restos de quien en su cabeza desea.

Los restos de magia de Rumán.

El mundo gira y gira, hasta tener encima solo dos manchas de luz. Una en Siattle, y la otra en las montañas de Reicant, en Pensilvania. ¿Qué?

Sight observa las luces encendidas sin siquiera parpadear. Raúl había encontrado a su hermano, eso era bueno porque dejaría de atormentarlo a él. Si encontraban a Khala acabarían con esto. Rumán estaba muerto ya, pues Raúl no tendría piedad ante tal traición. Después de todo, era lo que se debía hacer con los traidores. También lo había traicionado a él cuando decidió dejarlo allí e irse con una chica que apenas conocía. Sabiendo lo que pasaría lo abandonó.

— ¿Qué hay en Pensilvania? —Raúl se da vuelta bruscamente hacia el mellizo en el suelo.

¿Pensilvania?

Debía estar bromeando.

—El clan —Susurra Sight.

Mamá.

Raúl abre los ojos, sonriendo de forma macabra.

—Levántate. Tenemos que viajar —

(...)

El bosque se encontraba oscuro y callado, aún de luto por la tragedia que allí se había desarrollado años atrás. Parecía como si el tiempo se hubiera detenido en aquellas montañas boscosas y frías.

Raúl estaba extasiado en la emoción de acabar de una vez por todas con la mestiza estúpida que lo separaba de su objetivo como amo de todos los sobrenaturales.

Venganza. | Mates Opuestos #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora