La verdad detras de la mentira

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Quisiera tomarme un momento para agradecerles por todo el apoyo que me han brindado con la novela.
Como sabrán, "Punto y coma" es bastante dramática y tiene giros que juegan con sus emociones, por lo que pensé que no iba a ser bien recibida. Sin embargo, gracias a ustedes y a su apoyo incondicional, me di cuenta de que era una idea errónea.
Por todo lo anterior, les dedico éste capítulo a todxs y cada unx de ustedes. 💞
¡Gracias, gracias, gracias! ¡disfruten de la lectura!
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Paulina abrió sus ojos a las seis de la mañana. Últimamente se había estado despertando a esa hora por culpa de la náuseas matutinas que interrumpían su sueño. Se tocó la panza primero con enfado por haberse despertado tan temprano y luego sonrió con amor. Le encantaba saber que no estaba sola en ningún momento. Le encantaba saber que un bebé suyo y de José María estaba creciendo en sus entrañas por segunda vez. Era una sensación que le derretía el corazón pero que también le sabía agridulce sin la compañía de su ex-esposo. Paulina se sentó en la cama y cerró los ojos para evadir la ola de náuseas que la invadía. Respiro profundamente tres veces y sintió cómo su malestar desaparecía. Se volvió a recostar en la cama y comenzó a hacer círculos sobre su vientre.

"Se te está haciendo costumbre despertarme a esta hora," le susurró al bebé que aún no se comenzaba a mover energéticamente en su vientre. Había sentido ligeros movimientos las últimas semanas, pero se negaba a aceptar que su bebé se estaba comenzando a manifestar. Cada vez que sentía ese burbujeo en su panza, se sentía culpable de que José María no estuviera con ellos para disfrutar de los pequeños detalles de su embarazo. Ella quería decirle, pero no sabía cómo. No sabía cómo comenzar la conversación que daría un giro en sus vidas. Paulina suspiró. "Tu sabes que te adoro y que me encanta que hablemos por las noches antes de dormirme y por las mañanas después de despertarme, pero dame un respiro, mi vida, porque con cada semana que pasa, me canso más y necesito descansar para que tu sigas creciendo saludable," Paulina le explicó mientras seguía dibujando figuras sobre su piel. Había dibujado círculos y corazones invisibles con su mano derecha. "Además, tu papá no tardará en descubrir que le he mentido por meses. Se pondrá furioso, así que prepárate para lo que se viene," Paulina finalizó, pensando en cómo le iba a explicar a José María que había mantenido a su hijo en secreto. Tenía casi cinco meses y medio de embarazo, por lo que esconder la panza que la delataba se volvía cada vez más complejo. Cerró los ojos y se cubrió con las mantas una vez más para tratar de conciliar el sueño, pero su memoria la traicionó y la llevó a recordar el día en que todo cambió. 

Dos meses y medio atrás.

Eran las ocho de la mañana cuando la alarma de su celular la despertó. La noche anterior casi no había dormido por la discusión que había tenido con José María respecto a su probable embarazo. Le había dicho que iba a abortar porque esa fue la respuesta más rápida que su cerebro pudo encontrar, pero no estaba segura de si lo decía en serio o si solo lo dijo por la desesperación del momento. Se sentía atrapada en una situación que jamás pensó vivir. Por fin estaba embarazada de su segundo hijo, pero el momento no los acompañaba. Todo estaba jodidamente complicado. Paulina se levantó de la cama y preparó el desayuno para ella y para Bruno. Esa mañana tenía pensado ir a la clínica para asegurarse de que efectivamente estaba embarazada porque a pesar de que todas las pruebas apuntaban a que si estaba encinta, internamente deseaba lo contrario. Quería que las pruebas de embarazo fueran erróneas. Quería creer que nada de los últimos días era real.

"Levántate, Brunito. El desayuno está listo y te dejaré donde tu abuelita porque yo tengo cosas que hacer," Paulina dijo, entrando a la oscura habitación de su hijo. Era un día sábado y sabía que le iba a llevar tiempo despertar a su bello durmiente. "Brunito, necesito que te levantes ahora," le dijo suavemente, acercándose a la cama para sacudir levemente el hombro de su hijo. Bruno se quejó.

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