Silencio, eso era todo lo que se escuchaba en aquella pequeña casa, donde las únicas personas que vivían ahí eran un adulto de aproximadamente 46 años y un joven de 19, el cual se preparaba para salir. Había planeado su salida desde hacía un tiempo y estaba listo para lo que seguía. Tomo su mochila y abrió lentamente la ventana de su habitación, salió en silencio, nadie se percató de que él rondaba por las calles a esas horas de la madrugada y eso era perfecto para él.
Se detuvo cuando vio a un par de metros frente a él un automóvil de policía, está era su oportunidad de lograr su primer objetivo, robar la laptop de uno de ellos. Solo necesitaba una distracción la cual se presentó justo a tiempo, había estado planeando esto durante mucho tiempo y fue por eso que sabía que a estas horas de la noche aquel sujeto estaría cruzando despreocupadamente la calle, y también sabía del oficial dueño de la patrulla. Todo estaba calculado y si algo salía mal solo tenía que retirarse lentamente así que, ¿cuál era el problema?
El problema era que estaba demasiado nervioso como para moverse y pensar con claridad, si bien ya lo había escuchado de aquella chica. "Los ladrones principiantes siempre estaban nerviosos y no sabían cómo actuar" así se encontraba él pero fue justamente ese recuerdo lo que hizo que volviera a la realidad y actuará.
En cuanto el oficial vio a aquel hombre ebrio balancearse por la calle salió de la patrulla directo a intersectarlo esto le dio tiempo a él para ir al auto y sacar dicho aparato. Solo tenía que incriptar aquel virus que él personalmente había creado para estar dentro de los archivos más confidenciales que tenía la policía.
Cuando escucho como el viejo ebrio comenzaba a quejarse y a jalonear al oficial supo que debía salir de ahí, dejo la laptop como estaba y corrió de regreso a su escondite.
Dos días, solo eso necesitaba para que su virus se propagara por toda la red policiaca y luego de eso tendría sus archivos listos para ser leídos.
Él se encargaría de recuperar todo aquello que amaba. Él le daría vida a ese personaje que causó la muerte de ella, y aunque pareciera contradictorio él le daría vida a los demonios de ella solo para tener una parte de su ser dentro de él.
5:40am
La alarma sonó despertando a aquel chico que había pasado su noche revisando una y otra vez su computadora, aunque sabía el tiempo que tardaría en obtener respuesta estaba demasiado ansioso como para pensar en dormir, claro que al final termino cediendo ya que su cuerpo lo necesitaba.
Con unas ligeras bolsas debajo de sus ojos camino hasta el baño y se dio una ducha, otro día de aburrida escuela lo esperaba y no podía darse el lujo de faltar si no quería darle sospechas a nadie. Había veces en que su propia mente le jugaba malas pasadas y terminaba actuando como un total paranoico pero su loquera ya le había recetado algo para eso y aunque no quería tomarlas porque sabía que en parte esas pastillas lo mantenían drogado, sabía que debía concentrarse y para eso necesitaba de ellas.
— Buen día clase
Saludo la maestra de cálculo al entrar al salón, la mitad de los estudiantes que estaban en ese lugar contestaron mientras que la otra mitad ignoto por completo su presencia. Ella con un suspiro dio un golpe al escritorio con su regla para obtener la mirada y atención de todos
— A sus lugares
Y así un nuevo día comenzó.
>>Oh pobre maestra de cálculo, seguro que estaría mejor muerta, podría descansar de nosotros y de toda su tediosa y aburrida vida<<
Pensó aquel chico mientras agregaba un nombre más a su lista de víctimas o más bien de almas a las cuales salvar. Si, ahora el sería el salvador tal como su amada había sido pero con un estilo propio.
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Cartas de Will (Segunda parte de "Los ángeles se convierten en demonios")
Teen FictionUn año después de lo ocurrido en aquel hospital conocido. Will no a podido superar aquella perdida, ¿Y como hacerlo? Aquella joven era todo para él, le había mostrado las mejores cosas de la vida, simplemente no podía dejarla ir así como así. Un añ...