Las clases pueden llegar a ser una completa pesadilla cuándo no tienes nadie en quien confiar y con quién hablar sin rodeos.
El primer día de penúltimo curso de la secundaria me senté, en primera fila. Me daba igual con quien me tocara sentarme, quería prestar atención a las indicaciones del profesor.
Toda la clase también tomo asiento y el de mi lado fue de los últimos en ocuparse.
El chico que se sentó a mi lado era uno de los chicos más pesados del universo. Solo hacia tonterías, trate de tener paciencia no juzgarle a la primera. Hablarle y entenderle. Pero, no dio resultado solo hacía que me distrajese.
No aguantaba ni un día más. Un mes estuve aguantando todo eso. No había manera y necesitaba tomar medidas.
Fui a hablar con el profesor para que me cambiara de sitio a mí o a él.
En fin, me cambió de sitio. Y no volví a tener más problemas. Todo era estabilidad. Menos mi mente, que andaba bastante confundida.
Mi mejor amiga y yo a penas nos dirijamos la palabra.
Aquel verano nos distanciamos y fue la última conversación que tuvimos. Una frase en Instagram que subí en forma de indirecta, y un par de verdades mal tomadas. Un dedo que actúa más rápido que el cerebro y listo.
Nuestra amistad estaba rota no había forma de reparar el daño que ambas nos hicimos.
Fue una de las noches de verano en la que más lloré. Tal vez decir esas verdades mediante internet, no fue la decisión más acertada. Pero, me pasaba que necesitaba liberarme y desahogar todo aquello que estaba terminando con mi paciencia hacía tiempo.
Estaba cansada de observar que mis dos amigas se contaban secretos, y pocas veces me incluyeran. Lo hacían delante de mí, entonces no entendía el por qué no confiaban en mí.
Yo era buena guardando secretos y daba buenos consejos.
Sabía que su relación de amistad llevaba más años y que a penas hacia 5 años que yo llegué a formar una amistad con ellas... pero si lo piensas bien, era un tiempo suficiente para que ambas confiasen en mí.
Los primeros días quise relajarme un poco, en los recreos me iba con unas amigas que tenía desde primaria. A veces era por pasar el rato, otras por costumbre y otras porque quería establecer más contacto con ellas.
Las veía cambiadas. Todas ellas tenían un tema de conversación sobre una banda coreana, había una chica que nunca estuvo en mi clase que se había hecho amiga de ellas en esos dos últimos años.
Y todo era diferente.
Pero, sin embargo, ellas eran las únicas con las que podía pasar un buen rato en el recreo. Así que me fui con ellas, porque quería que las cosas volvieran a ser parecidas a cómo eran antes.
No me daba cuenta de que las amistades no se pueden forzar. Fue una lección dura que atreve en mi vida, una que me abrió los ojos y me hizo ver la cruda realidad...
Un día ellas me traicionaron. No querían que formara parte del grupo de amistades.
Fue culpa de una de ellas. Y las demás apenas dijeron nada, se quedaron tras ella. Al parecer, según ella hablaba por todas. Sus palabras me dolieron bastante y siempre serán una aguja que estará clavada en lo más profundo de mi corazón.
Me dijeron que no aportaba nada al grupo, que siempre las seguía a todos lados y que debía cambiar.
En ese momento me fui de allí con una sonrisa, asentí a todo. Porque estaba sin palabras, no podía creerme que durante tantos años hubiera estado con personas que tenían ese pensamiento, tan escalofriante sobre mí.
Llegué a sentirme pésimo durante muchas semanas.
Quise volver a hablar con ellas y dejarle las cosas claras. Pero, estaba insegura de si sería demasiado tarde para aclararlo.
Preferí concentrarme en lo positivo y olvidarme de ellas. Porque me habían demostrado que no merecían la pena, hasta el día de hoy agradezco que hubieran sido sinceras conmigo, las personas tóxicas no hacen ningún bien, al fin y al cabo.
Tampoco guardo rencores, aprendí a perdonar. Porque si no lo hacía nunca sanara mi corazón, y no debía cerrarme para siempre.
Hay amistades que duran, y otras que no.
La vida continua, y lo importante es quedarse con los bonitos recuerdos y sacar los malos afuera.
Pero tener presente que ya no formarán más parte de tu vida.
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Lluvia De Cristal © ✔ [COMPLETA]
NonfiksiPara leer este libro debéis tener una mente abierta, es un libro delicado y ligero como una pluma. Se hablará un poco sobre temas delicados como el ser rechazado por la sociedad o no encontrar sentido a tu vida. Es importante que si te sientes iden...