Creepypasta (one shot)

Jeff the Killer (#1)

Sonó la campana y, como era costumbre, salí última, recogiendo todos los libros de mi casillero y cargándolos en mi mochila y en mis brazos. Tomé mi celular, conectándole los auriculares y mientras me dirigía a la parada del autobus, escuchaba algo para no aburrirme. 

Al poco tiempo sentí frío y me di cuenta que lloviznaba. Genial, y tendría que caminar unas cuantas cuadras una vez que bajaba del vehículo para llegar a mi casa. Suspiré y comencé a ver los charcos que se formaban bajo la vereda cuando vi que el bus amarillo y verde se acercaba lentamente. Quise detenerlo, pero el conductor pareció no verme, pasando a gran velocidad por al lado de la parada, salpicándome con el agua de los charcos y haciendo que mis libros junto con mi teléfono cayesen a la calle. 

Unos cuantos chicos pasaron por ahí, y al ver la escena, comenzaron a reírse de mí. Bien. Muy bien. Me agaché lentamente y comencé a juntar los libros mientras reprimía las lágrimas. En ese momento, alguien más se arrodilló a mi lado y comenzó a ayudarme con los libros. Cuando terminé con todo, recogí mi teléfono mojado y lo guardé en el bolsillo de atrás de mis jeans. Miré a quien me había ayudado, mientras me topaba con unos grandes ojos azules.

- Hola- murmuró el chico, con una gran sonrisa. Vaya que era lindo. 

- Hola- le dije, imitándole el gesto. 

- Mi nombre es Jeffrey, pero prefiero Jeff- dijo, volviéndose a la parada, bajo techo. 

- Soy ___- respondí, escurriéndome el cabello empapado. 

- Bien, ___, tengo el auto aquí a una cuadra. Veo que tuviste mucha mala suerte, ahora sólo falta que te pierdas. Déjame alcanzarte hasta tu casa, quieres?- dijo él, tomando algunos de mis libros en sus brazos. Dudé. 

- Am... Jeff? Es muy amable de tu parte, pero preferiría que no- dije, cuando lo tomé del brazo. Estaba muy frío. 

- Oh, vamos ___, no creeras que soy una especie de asesino serial, o sí?- preguntó, con burla, pero yo me lo tomé muy en serio. Su sonrisa se ensanchó y su cabello oscureció un poco, dándome mala espina. Suspiré. De hecho, ya estaba bastante mal, que un asesino me llevase a casa no sería lo peor del día. 

- Claro, vamos- dije y con una sonrisa falsa en el rostro me encaminé al bonito auto rojo brillante que se encontraba aparcado solo a mitades de cuadra. 

Jeff era un chico agradable, conversador y un tanto galán, si así se podía decir. Me contó muy poco de él, pero nos pasamos hablando de tonterías. Jamás lo había visto en el instituto, aunque él institía que estaba en el quinto año, uno más arriba que el mío. Qué extraño, jamás lo había visto. 

- Y cómo dices que es tu apellido?- pregunté y frenó de golpe. El semáforo fue de ámbar a rojo intenso. Pude verle la nuez de adán en el retrovisor y vi como se tensaba. La fuerza que hacía con sus manos en el volante hacía que sus nudillos se volviesen blancos. 

- Woods. Jeffrey Woods- dijo él y lentamente volvió a tomar velocidad cuando cambió la luz a verde. Supe que había sido un paso en falso, muy en falso. 

Comenzó a desviarse por las calles hasta que, finalmente y sin que yo mediase palabra, aparcó delante del departamento donde vivía con mi madre y mi hermano menor. Me asusté y él me miró. 

- Un día vi que tomaste este camino, tengo memoria de imágenes- dijo y sonrió lentamente. Las comisuras de sus labios se volvieron rojas y extensas. Temblé y reprimí la sensación de náuseas. 

- Qui-quisieras pasar? Creo que hay café hecho- dije y de pronto me arrepentí. Tenía que agradecerle, pero no de ese modo. 

- Sólo un minuto, tengo que volver a casa también- dijo y bajó del auto, poniéndole la alarma.