“Lo prometo”. Esas palabras habían quedado en mi mente, repitiéndose una y otra vez, pronunciadas por él, una y otra vez, volviéndome loco.
Nunca se me hubiera imaginado escuchar esas palabras, no desde la voz de un desconocido que me mantenía atado a una silla.
Luego de eso, él solo se levantó y se fue. Al rato escuché gritos, lo escuche gritarle a alguien, pero no eran gritos de los que usas para regañar o de enojo, eran amenazantes. Supuse que si me tenían aquí era por una recompensa desde el principio. Me imagine a mi madre llorando y gritando histérica que le devolvieran a su hijo, mi padre al teléfono atendiendo a todas las instrucciones, mi madre tal vez se apodera del teléfono para gritar, mas gritos de todos, mi padre vuelve al teléfono, tal vez le dice al secuestrador que necesita más tiempo para conseguir el dinero y arman una discusión, a la que tal vez mi secuestrado responde con una amenaza, como que voy a morir si no hacen lo que pedido. Pero eran solo suposiciones, películas en mi cabeza armándose y rearmándose una y otra vez, porque todo lo que sabía de esto eran cosas que había visto en la tele o un sábado a la noche en alguna película. Solo que ahora que estaba en este lugar mis conocimientos sobre el “secuestro” parecían obsoletos, entonces quizás eso ni siquiera paso y tal vez me estaba volviendo demente, y desde entonces una pregunta carcomía mi mente.
Esta vez entró y yo ya estaba despierto.
-Buen día
No son buenos.
-¿Por qué haces esto?- deje salir aquella pregunta.
-¿El dinero te parece una respuesta?- rio socarronamente.
-No me refiero a que quieres conseguir, sino al por qué haces esto.
-Creo que es lo mismo, ricitos. Explícate.
Tragué saliva. “Ricitos”, porque me sentí tan… incomodo. Pero no lo de la mala manera, incomodo bien, ni siquiera sé si esa sensación existía.
-Hay mucha maneras…- trague saliva, raspaba mi garganta, -de obtener dinero. Elegiste esta.
-Oooh- lo sentí sonreír, casi como se lo tuviera pegado a mí, ya no distinguía las distancia -Te refieres a eso. Bueno- se aclaró la garganta -, fácil, es porque no quiero cualquier dinero, quiero el dinero que alguien nos debe, que es mío, que es nuestro.- la manera en que dijo “mío” me dio escalofríos.
Ahora entendía muchas cosas. La preocupación de mis padres, las discusiones, la seguridad, por qué estaban tan atentos a donde iba y a qué hora. Ellos nunca se habían preocupado por mí, debí haberlo sospechado antes.
-Traje café, lo volcaré con cuidado, está caliente- dijo como si nada.
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who's that shadow (larry stylinson)
Fanfiction"Tengo tantas sensaciones, tantas preguntas. Ahora no distingo el bien del mal, hay solo un gris inmenso..."