DOCE DIAS DESPUES

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Estaba atado y él me susurra “Nunca te iras de aquí”, pero no de manera amenazadora, lo hace seductoramente, estoy atado de manos  pies, en una cama, y él está encima de mí. Comienza a besar mi cuello, gimo. Va botón por botón desabrochando mi camisa y a medida que lo hacia sus besos bajaban. Su escasa barba me hace cosquillas placenteras. Podía sentirlo encima de mí, sus besos en mi estómago, lo excitado que estaba. Desabrochó mis pantalones pero no hizo nada más. Entonces, quitó la venda de mis ojos. Me quedé atrapado en sus ojos azules, tan brillantes. Su respiración casi rabiosa, “Esto está mal”, dice. Me besa con fuerza. “Tú me excitas”, murmura en mis labios.

Mis piernas ya no están atadas y las enroscó en su cintura, me presiono con fuerza contra él. Y siento su miembro contra mí, y espero que sienta el mío contra él, estoy seguro que lo hace porque se estremece. Deja escapar su respiración casi en un gemido, y hace movimientos casi imperceptibles, haciendo que todo se vuelva más. Y suba a un nivel más alto. Nunca quise algo tanto en mi vida.

Alguien golpea la puerta. No me importa. “Louis”, murmuro en su oído y beso su cuello, muerdo levemente su piel. Mis manos están libres, recorro su espalda, quiero desabrochar sus pantalones. Es difícil. “Ya te encontraron, Harry” me susurra. Comienzo a desesperarme. No, no, no, hay tiempo. La puerta. “Ya están aquí, no hay tiempo, te llevaran”. La puerta se abre.

Me alejan de él. No, no, no…

-¡No!

-Harry, cariño, ¿tuviste una pesadilla? Ya estás aquí en casa, nadie puede lastimarte.

Lo que ella no sabe es que la pesadilla es haber despertado, estar aquí. Lo que tenía era un sueño, un maravilloso sueño, pero no era real.

-Lo sé, lo sé- dije tratando de calmarme. Rogando no tener una erección en este momento.

-Los oficiales están abajo, quieren hablarte.- me mira un minuto más, compadeciéndose. Me tiene lastima, y odio que lo haga -Si no estás listo les diré que se vayan- sugirió.

-No, no, está bien. Enseguida bajo.

Ella se va. Me deja aquella mirada compasiva, como si fuera un niño. Tal vez tendré que fingir un trauma, sería lo normal ¿no?

Oh, Harry, mira en lo que piensas. No necesitas fingir, todo está bien. No todo el mundo termina con un trauma severo cuando lo secuestran… ¿o sí?

Ayer cuando llegué a casa y me miré al espejo me pregunté qué fue lo que me vio. Estaba sucio, con el pelo engrasado, tenía ojeras y los labios resecos. Sentía que me iba pudriendo mientras más lejos estaba de él. Pero aunque me duche y me cambie de ropa, aun me sentía sucio, sin alma. Y con aquella sensación de que se había ido.

Mi pelo roza mis hombros, mi padre me dijo que lo cortara. No quiero. Me lo até para no tener que peinármelo, me lave la cara. Antes de bajar, abrí de par en par las cortinas de mi ventana y miré atentamente a través del vidrio. Nuestra casa estaba rodeada de rejas, altas, negras, resplandecientes. El coche policial estaba aparcado en la calle, bajo la sombra de un árbol. El sol resplandecía, a pesar de algunas nubes en el cielo. No quería saber la hora, como tampoco quería saber nada que tuviera que ver con el tiempo.

Bajé rápidamente los escalones. Dos oficiales estaban sentados en los sofás de la sala. Había café servido.

-¿Quieres tomar algo, Harry?- preguntó mi madre.

-Solo un té.

Mi padre no estaba, debía estar trabajando.

Me senté en uno de los sofás, frente a los policías.

who's that shadow (larry stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora