ONCE DIAS DESPUES

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-Te vendaré los ojos, te meterán en un auto con las manos atadas y te llevaran. Tendrán armas, pero no te asustes, no harán nada peligroso ni para ti ni para tu familia. Es probable que el viaje tarde más de lo debido pero es para despistarte, así tienes la sensación de estar muy lejos.- explicó con paciencia.

-¿No lo estoy?

Él solo me sonrió, no me iba a responder, no porque desconfiara sino porque así era como estaba en su mente, así era como trabajaba, y no podía cambiarlo, no podía decirme nada más de lo necesario.

Las cosas que había traído el día anterior era ropa. Se acercó a mí con la ropa doblada en sus manos la empujó en mi pecho y por instinto la sostuve, se agachó a mis pies y la cadena me dejo libre el tobillo

-Cámbiate. No queremos que encuentren nada en tu ropa.

Dejé caer la ropa nueva en el sillón y me quité la camiseta. Él automáticamente se dio la vuelta. Un día también me trajo ropa y me cambie en el baño, pero ahora no sentía esa necesitad.

-No hace falta que te voltees- dije -Digo, no me incomoda- me sentí estúpido.

-No te miraré, Harry.- se alejó unos pasos.

Cada vez que pronunciaba mi nombre me recordaba que no sabía el suyo.

-No es justo que no sepa tu nombre- le dije sin dejar de mirar su nuca, tiré mi camiseta en el piso. Él no contestó. Me acerqué hacia él y lo volteé hacia mí. -No puedes saber si volveremos a vernos, y empiezo a creer que no.

-Esto solo hará que te extrañe más- dijo en voz baja, mirándome a los ojos.

Hasta ese momento no había pensado en lo mucho que me faltaría cuando se vaya, cuando se vaya para siempre.

-Necesito- pronuncie -que me mires- y sonaba tonto, casi irracional, pero nunca me iban aceptar, y si nunca iba a estar con un hombre quería que el fuera el único que me mirara semidesnudo con otros ojos, con otras intensiones quizás.

-No quiero que esto se nos vaya de las manos.

Lo besé.

-Ya se nos ha ido.

Entonces solo retrocedí un paso, me desabroché los jeans y los bajé. Ahí estaba en ropa interior frente a un hombre que me había secuestrado, por el que las cosas habían cambiado, por el que, ahora, no quería irme de aquí.

Me miraba, y su miraba azul hacia que mi respiración se agitara. Saqué los pantalones de mis pies y me quité los zapatos. Mis medias estaban sucias y no sé porque pensé en eso. Esta sería la segunda vez que me cambiaba de ropa, y no me había duchado en quien sabe cuánto tiempo, era obvio que estaba sucio. Me erguí, frente a él. Nos miramos solo nos miramos. Él tenía razón, las cosas se nos iban de nuestro control cada vez más pero no era como si pudiera parar.

Se aproximó a mí, parecía tardar años en llegar. Y sus dedos se posaron en mi piel desnuda y, seguidos por sus ojos azules, recorrieron desde mi pecho hasta mi abdomen produciéndome un cosquilleo placentero. Cambia de dirección siguiendo el elástico de mi ropa interior y su manos se detuvo en mi cintra, lentamente levantó su mirada, y sus ojos se clavaron en los míos, vidriosos, abiertos. Quizás los míos estaban igual de vidriosos.

En ese momento una idea se me cruzó con la cabeza, y nunca más se iría; él era todo lo que necesitaba.

-Pasara tiempo antes de que volvamos a vernos, pero te encontraré, lo prometo. No voy a dejarte ir, Harry.

Eso espero, pensé. Y nos besamos, solo necesitaba eso, sus labios contra los míos. Sus sentidos con los míos. Su piel tocando la mía. Una capa de tela entre nuestros cuerpos, y cada vez lo atraía más a mí, haciendo que esa ropa pareciera estar de más. Y cuando mis manos se colaron por debajo de su camiseta supe que estábamos perdiendo el control, y el beso que se volvía intenso, sus dedos en mi nuca enredándose en mis rizos, alborotando mi cabello, su piel suave bajo mi tacto. El calor de su cuerpo contra el mío, mi cuerpo pidiendo más.

who's that shadow (larry stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora