- Genial, toma tu copia, allí tenemos todo lo que hay hasta ahora- informó mientras le entregaba una copia idéntica a la que estaba leyendo. Con un movimiento de mano le pidió que se siente en la silla que tenía en frente suyo-. No es mucho, pero peor es nada.
Gustabo asintió y comenzó a leer las hojas. Sacó un cuaderno y un bolígrafo de su mochila y comenzó a escribir las pistas más importantes.- Entonces, la mataron el 16 de abril de este año, en su departamento del centro de Barcelona. El cuerpo tiene golpes graves, moretones y un disparo en el hombro derecho, lo que la llevó a desangrarse y morir, ¿correcto?- cuestionó al más alto, buscando aprobación.
- Correcto. Las personas que viven en los departamentos vecinos dijeron que escucharon golpes y un par de gritos femeninos- contó Conway mientras prendía un cigarrillo.
Gustabo se quedó pensando, con ceño y los labios fruncidos.- Esto es raro- susurró. Conway lo miró confundido y lo incitó a seguir su idea.- Los testigos dicen haber escuchado gritos, golpes y un disparo pero no avisaron al instante.
- Sino que avisaron al otro día, cuando el olor putrefacto del cuerpo invadió todo el piso. Recién en ese momento, un jóven llamó a la policia.- finalizó la idea el ojiazul, pensantivo, con el cigarrillo consumiendose entre sus dedos.
El silencio inundó la habitación. Ambos sumidos en sus pensamientos.
- Debemos pedirle al juez encargado del caso que nos deje hablar con los testigos- dijo García mientras guardaba sus cosas en su mochila y enganchaba esta a su espalda, listo para encaminarse al juzgado.
- De acuerdo.- afirmó Conway, tomando su teléfono, su cajetilla de cigarrillos, un pequeño bloc de notas y las llaves de su Barbiemovil.
Ambos caminaron fuera de la comisaría e ingresaron en el rosa y brillante auto. Jack arrancó el motor y comenzó a conducir por las frías calles de Barcelona hacia el juzgado.
Mientras el mas alto tarareaba una dulce melodía, García rememoraba aquel acontecimiento que los había distanciado, y se sintió tan culpable.
- Jack...- murmuró Gustabo con intenciones de disculparse.
- Conway o Superintendente para tí- interrumpió brusco.
- Oh, vamos. Solo quería disculparme por...- intentó hablar pero el conductor lo interrumpió nuevamente.
- Gustabo, déjalo. No volveremos a ser amigos aunque me pidas mil disculpas.- dijo frustrado.
- Oh, deja de actuar como la maldita víctima. No fuiste el único que salió lastimado, deja de pensar que eres el centro del mundo y que todo y todos giran en torno a tí- soltó el mas pequeño con furia-. Eso es lo que siempre odie de tí.
- Ajá.
- Okey, actuaras indiferente, no me sorprende. Siempre huyendo de todo.
- Déjalo, Garcia.
El nombrado rodó los ojos y se concentró en el camino mientras trataba de drenar toda furia fuera de su cuerpo.
Cuando finalmente llegaron al juzgado, el primero en salir del auto al estacionar fue Conway, sintiendose sofocado. Se apoyó en el capó del automovil y esperó a su compañero, serio; intimidante.
Gustabo bajó del auto, caminó hacia Jack con la ceja alzada.- Ya hablaremos de eso, ¿bien?- le dijo mirándolo fijo mientras el otro mantenía su azulada vista hacia el frente, sin mirarlo, sin embargo asintió.- Y deja de hacer eso, das miedo.- confesó el mas bajo, refiriendose a aquella mirada espeluznante. Dio la media vuelta y comenzó a caminar hacia la gran puerta del juzgado.
Jack, por su lado, sonrió triunfador y orgulloso de haber intimidado a aquel de ojos marrones. Comenzó a caminar a su lado, con aires de superioridad. Tan Conway.
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єη ℓαѕ ѕσмвяαѕ; ᴵⁿᵗᵉⁿᵈᵉⁿᵗᵉᵖˡᵃʸ❲ᴛᴇʀᴍɪɴᴀᴅᴀ❳
Mystery / Thriller─Date cuenta que te amo, coño.─ Peligro, Mafias, Secretos y el pasado de todos.