Gustabo entró alterado a comisaría, preguntaba a los gritos dónde estaba su novio, estaba completamente desesperado y temblando.
-Gustabo, que pasa hombre?-Torrente lo miró bastante preocupado.-
-Torrente! donde esta Conway!?- preguntó con una voz temblorosa.-
-En su despacho.-lo siguió mirando, Gustabo nunca entraba así a comisaría, estaba más que claro que algo había pasado.-
-Gracias!- le dio un corto abrazo y se fue corriendo hacía el despacho de su novio.-
Al llegar al despacho de Conway abrió la puerta de un golpe y allí lo vio, sentado en su sillón, mirando fijamente a la computadora, con un cigarrillo en su mano que se estaba consumiendo solo.
Conway estaba como en un estado de shock, concentrado y con una mirada que aterraba a todos.
Ni siquiera había notado la existencia del menor en su despacho.
-Conway!-gritó Gustabo y se dirigió hacía él para abrazarlo con fuerza.- maldito imbécil.-comenzó a llorar mientras lo abrazaba.-
-Conway reaccionó rápidamente ante los gritos de su amado y accedió al abrazo.- que mierda te pasa muñeca?
-Porfavor no vuelvas a alejarte de mi, basta de huir de los problemas, te los tienes que comer!-susurró abrazandolo con fuerza.- además no quiero perderte, encontré una amenaza de un tal Calavera.
-Conway se quedó en silencio unos segundos y se comenzó a reír para disimular la preocupación.- cariño, recibo mas de 100 amenazas por día y tu te preocupas por la de un gilipollas llamado Calavera? no me hagas reir coño.-depósito un beso en la frente de su novio y se separo.- venga, que quieres hacer hoy?
-Gustabo símplemente suspiró aliviado y sonrió mirando a su grandote.- pues... podríamos ir a conocer al pequeño Alexander, pueden darnos la entrevista para hoy y adelantamos los trámites.-dijo bastante emocionado.-
-Conway sonrió.- me parece perfecto Gustabin, vamos.
Ambos salieron de comisaría tomados de la mano y se subieron al coche de Conway, se dirigieron hacía uno de los tantos centros de adopción que habían en la ciudad.
Bajaron nerviosos y entusiasmados del coche, finalmente después de tantos meses, iban a conocer a su futuro pequeño.
Entraron al lugar y hablaron con la recepcionista, la cuál los mandó a la sala de espera ya que había otra entrevista en curso.
Solo estaban ellos dos y un chico joven de cabello largo y un buzo de color naranja, parecía salido del campo.
-Gustabo!?-gritó el mas joven.-
-seGISMUNDO!!!?.-gritó también al darse cuenta que se volvió a encontrar con uno de sus viejos amigos, se levanto y corrió hacía dónde estaba éste y lo abrazo.-
-Gustabo joder, que te extrañaba coño.-accedió al abrazo.- que hacéis por aquí?-dijo aún abrazandolo.-
-Pues... vengo con el verga ardiente, venimos a conocer a uno de los niños que queríamos adoptar.-se separó lentamente del abrazo y lo miró con una gran sonrisa.- tu que haces aquí?-preguntó Gustabo bastante curioso.-
-Pues, mi primo está en la entrevista, también quiere adoptar, está en pareja con José María.-sonríe felizmente.-
-Joder, parece que fue ayer cuando el cabron sólo pensaba en cabras.-ambos se rieron ante aquél comentario.-
-Conway símplemente los miró con mala cara, le caía mal ese joven, siempre metido en problemas, pero no podía decir nada, debía respetar las amistades de su pareja.-
-Venga Gustabo, te dejo tranquilo, llamame si necesitáis algo.-sonrió y dejo un beso en su mejilla en forma de saludo.-
-Coño, claro que lo haré, y sin dudarlo!-sonrió y volvió a sentarse al lado de su novio.-
-Conway símplemente hizo un leve ruidito de queja.-
-Menuda cara de culo que me llevas Conway.-se rió y dejó un corto beso en los labios del mayor.-
-Ni puta gracia.-lo mira seriamente pero luego le saca la lengua en tono de broma.-
Rogelio y José María salieron de la habitación con un niño, se los veía bastante felices.
-Jack Conway y Gustabo García?-dijo una voz femenina desde la otra sala.-
Ambos se pararon al mismo tiempo, estaban nerviosos pero a la vez, muy felices.
Entraron a la otra habitación y se sentaron en un sillon.
Era una sala llena de juegos para niños, como si fuera una infantería, era bantante bonito, tenía colores alegres y había cómo un perfume a vainilla, símplemente les encantaba estar allí.
Ven que una chica de pelo violeta se les acerca con un bello niño en brazos, era muy pequeño, tendría unos 4 o 5 años, era una ternurita.
-Éste es vuestro pequeñín, se llama Alexander Ivanov, pueden cambiarle el nombre o apellido si es que quieren.-sonrió la amable muchacha.-
-La señorita asintió.- viene de una família Rusa que ya no podía cuidarlo por falta de comida y dinero, tiene cuatro años y es muy inteligente para la edad que tiene.
-Gustabo quedó en shock y cogió en brazos al pequeño Ivanov, no sabía que decir... porque aquél pequeño se llamaba y tenía el mismo apellido que su amigo muerto? será el destino? una señal? nonlo sabian.-
-Alexander miró a ambos sonriendo, aunque le dio un poco de miedo la cara del mayor.- glunion.- dijo el pequeñin a Conway.-
-Conway comenzó a reír.- Como me ha llamado? que me ha dicho gruñon!
-Gustabo comenzó a reír.- pues tiene razón.-acarició el cabello de Alexander con cuidado.-
-Miren... se nota que van a ser buenos padres, estuve leyendo sus papeles y van a poder tener a Alexander recién el mes que viene, si? pero lo que pueden hacer es ir a pasear con él 1 hora para conocerse mejor y luego vuelven.-sonrió viendo como ambos futuros padres se pusieron completamente felices.-
Ambos asintieron y se levantaron del sofá, Gustabo llevaba a Alexander en sus brazos con mucho cuidado.
-Muchas gracias señorita.-dijo Conway en un tono serio, pero con una sonrisa.-
Los tres se dijieron felizmente hacia un parque que había cerca del orfanato, Conway se la pasó jugando con Alexander y haciéndolo reír.
Parecían la família más felíz del mundo e iban a serlo.
Conway ayudó a Alexander a entrar en unos juegos para niños pequeños, siempre estaba atento a lo que él hacía, lo protegía.
Gustabo sonreía y jugaba con ellos, saco el teléfono y le tomó una foto a Alexander, el pequeñín posó y todo.
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Había salido hermoso y tierno.
Conway y Gustabo sin dudarlo habían pasado la mejor tarde de sus vidas, se habían olvidado de sus problemas... sin saber que se venía una de sus peores pesadillas.
