Recopilación;; One shot - SpainRP GTAV

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[¿Y si los secuestradores hubiesen aceptado la oferta de Conway...? Esto es lo que hubiera ocurrido en el entierro.]

Todo el cuerpo del CNP se puso firme ante el ataúd. Unos largos minutos que mermaban la fuerza interior de cada uno de ellos. Más de uno no podía contener las lágrimas y aunque se había ordenado un código charlie en radio, ninguno era capaz de romper el solemne silencio que reinaba en el cementerio.

Si hubiesen compartido pensamientos en aquel momento, todos coincidirían en la misma pregunta: ¿Por qué?
Podían sentir la mirada del enemigo atravesando sus nucas, el cuerpo de policía había sido seriamente amenazado y con aquel entierro se desvelaba que no era ningún farol ni principiantes.

Solo con las miradas, los comisarios se acercaron a la tumba y esperaron, junto al resto de compañeros, a la sepultura del mismo.
Volkov aclaró su garganta antes de hablar en alto, conteniendo la rabia y la tristeza que arrasaban con su ser como un huracán.

—Jamás olvidaremos todo lo que nos ha enseñado. Su legado no será en vano y siempre le recordaremos como el mayor hijo de puta que pudimos tener como compañero y amigo. —Volkov se retiró dejando paso a Greco.

—Ha sido un honor servir a su lado. Al fin puede usted descansar y estar con los suyos. —Greco dió un paso atrás con la voz quebrada.

—Incluso hasta muerto nos estás tocando las putas pelotas. Has muerto con el traje puesto y salvándonos la vida. Eres el hijo de puta más heroico que hay ahora mismo y por mis cojones que vamos a reventarles la jodida cabeza en tu nombre. —Ivanov hizo una pequeña pausa—. Te has ido sin darme un puto abrazo ni ascenderme, pedazo de cabrón, pero has salvado mi vida y la de Gonetti, así que cuando nos reunamos en el puto infierno, te lo perdonaré. —Ivanov se retiró junto a sus compañeros y Gonetti dió el paso al frente.

—Le supliqué que no diera su vida por nosotros y aún así nos salvó. ¿Qué tiene ahora que hacer este cadete si su ejemplo a seguir ha dado la vida por él? No existen palabras para decir el maldito vacío que deja, pero hablo en nombre de todos de que sea como sea, honraremos su acto destrozando a esos cabrones…

Gonetti a lágrima tendida tras acabar de hablar, se posiciona con sus compañeros que en ningún momento han dejado de mostrar sus respetos.
Mientras los ayudantes del cementerio cierran el sepulcro, Torrente da un paso al frente y carraspea, dando el aviso de que también quiere decir unas palabras.

—Cómo diría el superintendente… —Torrente cambia su voz a una más grave parecida a la de Conway—. No seáis unos mariconettis y decirle a esos anormales de carrito que me van a comer la polla celestial. —Varios compañeros esbozaron una tierna sonrisa—. Dejad de llorar muñequitas y sacad a esos capullos de nuestra ciudad. —Torrente vuelve a aclarar su garganta y recupera su tono—. Ahora debemos de ser fuertes, él siempre decía que era nuestro Dios, hoy, lo es aún más.

La lápida que reflejaba el nombre de Conway y la fecha de aquel mismo día reflejaba con fuerza la luz del sol.

—El sol siempre brilla…

Dijo Volkov en voz alta mientras cogía aire mostrando sus respetos con orgullo.
Y así cada compañero repitió la frase uno por uno mientras volvían a ponerse firmes después de haber abandonado la posición sin querer por la tristeza y el llanto.