Recopilación;; One shot - SpainRP GTAV

Rosas grisáceas

[¿Cómo sería el despertar de Volkov y Horacio en la casa del comisario la noche en la que Horacio se quedó durmiendo en su casa?]

Horacio abrió lo ojos despacio. La cabeza le daba vueltas y sentía que de un momento a otro podía vomitar tanto que escupiría hasta el hígado.
Se percató de lo comodísimo que se encontraba, lo bien que olían aquellas sábanas...

—¡¿Pero dónde...?! —Exclamó Horacio al darse cuenta
Se quejó por el dolor de cabeza y la forma brusca de moverse. Se dió la vuelta sobra la cama, mirando hacia arriba. Aún estaba vestido con el traje y apestaba a alcohol.

—Hostia loco... no se dónde estoy. —Se susurró así mismo—. Que putísimo dolor de cabeza... Beber no es lo mio

Con muchísimo sobreesfuerzo y alguna que otra pérdida de equilibrio, Horacio consiguió ponerse en pie. Apoyándose sobre los muebles y las paredes, caminó hasta el salón.

Allí se encontró al comisario Volkov. Acostado en el sofá, abrazado a un cojín y durmiendo profundamente.

Horacio fijó la vista y se deleitó. En su rostro se dibujó una tierna sonrisa mientras recordaba la conversación que tuvo con él. A pesar de ese escudo frío, Horacio había encontrado la parte más humana del comisario. Estaban forjando una amistad a golpe de graciosas anécdotas.

Volkov se movió y Horacio se puso nervioso porque estaba mirándole fijamente. Se dió un pequeño golpe contra una mesa cercana y un jarrón comenzó a balancearse. Con la agilidad de un puma, Horacio agarró el jarrón antes de que cayera al suelo y suspiró aliviado.

Pero el suspiro despertó a Volkov, que despertó lleno de adrenalina. Cogió su arma y apuntó a Horacio, pensando que era un enemigo.

—Ehhh ehh ehh! Que soy yo! —Avisó Horacio con las manos y el jarrón en alto.

—¿Pero qué mierda...? Joder Horacio, que puto susto. ¿Qué coño hase?

—Evitar que se le rompa el jarrón. Lo he salvado. —Contestó Horacio orgulloso mientras Volkov bajaba el arma—. ¿Duermes con la pistola?

—Me cago en mi puta madre... —Se dejó caer en el sofá y soltó la pistola en la mesa.

—¿Porqué has dormido en el sofá? —Pregunta Horacio.

—¿Dónde sino? Estaba usted medio muerto en mi cama. —Contesta Volkov cansado.

—Yo... yo te hubiera hecho un hueco en la cama. Igual que lo tienes en mi corazón. —Horacio se acerca al sofá

—¿Pero que dise? Anda y váyase a su casa, hay que estar en la comisaría en una hora.

—Volkov...

—¿Qué quiere Horacio? —Pregunta exhasperado.

—Agradecerte que me hayas cuidado y dejado tu cama. Has sido muy amable conmigo aunque la gente diga que eres una piedra sin sentimientos.

—... no me tiene que dar las gracias. Usted no se tenía en pie. Demasiado fuerte?

Horacio se puso nervioso ante la pregunta.

—De-demasiado fuerte el qué?

—El coctel que le preparé. Cayó enseguida.

—¡Ah! Muy fuerte si, Volkov. Mucho. ¿Puedo sentarme?

—¿No se piensa ir nunca? Tengo que ducharme y prepararme. —Volkov se incorpora y se queda sentado.

Ambos se quedaron en silencio mirándose el uno al otro. Horacio estaba de pie como podía y a Volkov le daba vueltas la habitación, pero no estar solo en cierto modo le reconfortaba.

—Prepárese Horacio. Le recogeré en la puerta sobre menos cinco para ir a comisaría.

—¿Me va a llevar en su coche? —Dijo ilusionado Horacio.

—No si le parece, en brazos.

—Yo no me quejaría eh? Me vale igual. —Volkov le asesinó con la mirada—. Vale, vale. Me voy a mi casa a prepararme, que no quiero oler a otaku. ¡Espérame eh!

—Madre mía...