Capítulo 40: Escurridizo.

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Geraldine entró al hospital y llegó hasta el lugar en dónde se encontraban los demás. Su padre y el señor Ballas no estaban allí como esperaba, pero sí Frankie con Lili y Charles. Los dos primeros, tomados de la mano, acurrucados juntos en las dudas sillas de hospital la saludaron en respuesta cuando ella lo hizo primero.

Pero Charles solo le dio una mirada rápida.

Dina no iba a acobardarse solo por eso. En lugar de ignorarlo también, se sentó a su lado y le habló directamente de una forma en la que no pudiese ignorarla.

—¿Hay alguna novedad?

—Nada, solo esperar —comentó con cansancio, sin mirarla, apoyando los codos en las rodillas.

Geraldine se removió incómoda en la silla, sintiendo como la sangre comenzaba a hervirle. No era la primera vez que se comportaba de esa forma con ella. La grosería no era una cualidad que pudiese ser adjudicada a uno de los Ballas, y mucho menos a Charles.

—De verdad me detestas, ¿no? —Espetó con sequedad—. No tengo idea de qué te he hecho a ti para que seas tan rudo conmigo.

El muchacho dio vuelta la cabeza con lentitud y los ojos verde aceituna centellantes. —No todo es sobre ti, princesa.

Ella retrocedió, ofendida.

—Pero tienes un problema conmigo, Charles. Eso es obvio, no lo niegues.

—No es un problema, solo prefiero mantenerme lejos de ti, eso es todo.

Se puso de pie con el celular que sonaba en su mano. De nuevo la había dejado con la palabra en la boca con la noche de la mascarada.

Apretó el puño cerrado y lo golpeó contra la pared para descargar la rabia. Ellos solían ser amigos, eran muy diferentes, sí, pero Charles siempre le había agradado por eso mismo. Le gustaba la tranquilidad que transmitía, toda la seguridad que emanaba y cómo solía preocuparse por todos e intentaba ayudarlos cuando estaba dentro de sus posibilidades. Siempre la había ayudado con las odiosas tareas de química y matemática, incluso podía pasar horas explicándole temas para los exámenes.

¿Qué les había pasado?

¿Sería por lo de Duncan?

Frankie y Eric no lo habían tomado así.

Dina sabía que había estado mal, asumía su culpa. La mitad, por lo menos. No era ella la única que había actuado mal, ella no estaba casada, ella no le había sido infiel a nadie. Y Duncan siempre le había dicho que no amaba a Brooke, que se divorciaría pronto para que ellos pudiesen estar juntos.

¿Por qué entonces, Charles la miraba como si fuese la causante de la tercera guerra mundial?

—Tranquila —lo oyó decir al teléfono—. Iré enseguida, tranquila.

Moviéndose rápido y pasándose los dedos por el cabello, se giró hacia Lili, nervioso.

—Lili ¿puedes acompañarme? —Preguntó caminando hacia ella—. Es Brooke, se siente mal de nuevo y dice que esta vez es peor.

La rubia se puso de pie al instante.

Bendita su suerte, pensó Geraldine. ¿Justo en ese momento tenía que llamar?

Bésame o Dispara. #Descontrol en la Realeza 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora