Capítulo 16: La pequeña aventura de Max y Charlie.

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-¿Dónde estamos? – Preguntó Max después de cruzar la tranquera con el auto. Parecía más bien como si se hubiesen metido en medio de la nada, y estaría más preocupado si no fuese por sus dos compañeros que los seguían en otro coche por detrás, probablemente tan curiosos como él.

-En casa. – Dijo Charlie con una sonrisa. – Aunque no vamos a quedarnos por mucho tiempo.  Sigue conduciendo. – Indicó.

Max creyó que se habían perdido, aunque era algo poco probable con Charlotte a su lado, hasta que un par de minutos después logró divisar una edificación a lo lejos, a la que no tardaron en llegar.

Era una casa grande y hermosa.  El paisaje de alrededor nada tenía que ver con lo que él estaba acostumbrado a ver. Todo era verde y tranquilo.  Tan diferente… Y ella lo había llamado casa. ¿Dónde estaban realmente?

Charlie se bajó del coche mientras Max continuaba admirando lo que lo rodeaba.

Hacía bastante tiempo que no se pasaba por allí. Siempre le había gustado ese lugar, no tenía mucha memoria de cuando había vivido allí, todo estaba nublado cuando intentaba volver al tiempo en el que su padre aún no era rey,  y residían permanentemente en ese sitio.

-¿Precioso no es cierto? – Preguntó al sentir a Maximillian detrás.

-Mucho. ¿Estás segura de que podemos estar aquí? –

Ella se giró con una sonrisa.

-Por supuesto. Es mi casa, te lo dije. O lo era, supongo que mi hogar ahora es el palacio. – Suspiró. –Pero aquí es donde vivíamos cuando papá no era el rey aún. – Miró hacia la derecha,  y señaló una larga fila de árboles, ahora, cubiertos solo de hojas verdes. –Solíamos recolectar manzanas, eso lo recuerdo. Y las flores, su aroma. Todo es tan perfecto que siempre estoy dudando de que haya sido cierto. Quizá solo es mi imaginación, no lo sé. –

Max estuvo a punto de decir algo en relación al aquello, pero el sonido del coche de los otros guardaespaldas detenerse  cerca de ellos, lo devolvió a la realdad.

-¿Por qué estamos aquí, Charlotte? –

Ella se volvió hacia él con una sonrisa calculadora.

-Distracción. – Dijo alzando las cejas en dirección a los recién llegados. –Tenemos que deshacernos de ellos de alguna forma, ya te lo dije. –

-Asumo que ya tienes un plan. – Comentó temiendo la respuesta.

-Por supuesto. Tú tal solo tienes que seguirme la corriente. –

¿Y él tenía acaso alguna otra opción?

Media hora más tarde, después de convencer a el ama de llaves de la casa, Lisa, quien había cuidado de Charlie y sus hermanos tantas veces en el pasado, de que mantuviera entretenidos a los otros dos miembros del equipo de seguridad, con un plato siempre lleno de sus famosas galletas y una taza de café enfrente, condujo a Max fuera de la casa, saliendo por una de las tantas puertas de la casa que conducían a los establos, el jardín y el garaje.

-¿Cómo es que ella accedió tan fácilmente? ¿Qué le dijiste? – Preguntó en un susurro.

-No es necesario bajar la voz, estamos muy lejos de la cocina. – Aclaró. –Y no quieres saberlo, créeme. –

Bésame o Dispara. #Descontrol en la Realeza 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora