Enrique V

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No la puedo sacar de mi cabeza, es como si tuviera una maldición o algo por el estilo, simplemente toda mi vida gira en torno a Patricia de la Fuente. Antes la veía en Physical y por lo menos me conformaba con estar cerca, tan solo que ahora ni siquiera eso tengo.

De pronto, un día llegó una demente que sin explicarme por qué me cortó con una navaja en el rostro. Ahora estoy con una venda, pero según el doctor me quedará una cicatriz. La muy desgraciada decía que había violado a su amigo, a Tomás, aunque eso jamás sucedió y todo fue normal, nunca lo obligamos a nada porque nunca nos detuvo.

-¿Qué escándalo fue ese? ¿Quién te atacó? –luego que la policía se llevara a la loca ésa, Patricia me llamó a su oficina. Había sido atendido por los paramédicos de la ambulancia que llegó, tan solo que la herida palpitaba incesantemente como si tuviera vida propia.

-Una demente que decía que había obligado a Tomás a tener sexo –no podía concentrarme en el rostro de la mujer, ya que el dolor de la herida me desorientaba.

-¿Y eso es verdad? ¿Le hiciste eso a mi hijo? –

Solo al escuchar su exaltación me percaté que estaba enojada, me contemplaba con ira, como una leona feroz.

-Hice lo que me pediste –no podía creer que tuviera el descaro de alegarme cuando fue ella quien me incitó.

-Te pedí que lo enamoraras, no que lo violaras. ¿Qué tenías en la cabeza? ¿Cómo se te ocurre hacerle eso a alguien? –

-Nunca me dijo que no quería. Fuimos a la casa de unos amigos y comenzamos a jugar, él nunca dijo nada, supusimos que le gustaba, como es maricón –

-¿Acaso te dijo que sí quería? ¿Le viste lleno de felicidad cuando se lo hacían? –nunca la había visto tan alterada, gritaba y expresaba como si estuviera delante de alguien que le generaba repugnancia.

La mujer a quien amo sentía asco de mí, su lejanía me partió en mil pedazos. No he podido quitarme su mirada de encima, es la peor sensación que he tenido en mi vida.

-¡Respóndeme! Dudo que cualquier persona vaya cortando por cualquier razón. Estoy segura que debió escuchar de Tomás lo que le hiciste –

-¿Y por qué vino una desconocida y no tú? ¿Por qué si ha pasado una semana recién te enteras hoy? ¿No eres su madre? –la pena me hizo ser grosero. Por dios que estúpido fui, tan solo tuve que quedarme callado.

-¿Qué intentas decir? ¿Qué soy una mala madre? –

-Lo abandonaste, tú me dirás si eso te convierte en una mamá ejemplar –

-Quiero que tomes tus cosas y te vayas de Physical. ¡No quiero volver a verte nunca más en mi vida! –

-¿Me estás despidiendo? –

-¿Acaso no me escuchaste? Eso estoy haciendo. Y agradece que no te denuncio con la policía por lo que hiciste –

-¿Por qué no lo haces? ¿Por qué tendrías que revelar que es tu hijo? ¿Tanta vergüenza te da? –

-¡Lárgate de aquí! –gritó lanzándome los libros que estaban en su escritorio.

Así fue como malherido tuve que tomar mis pertenencias e irme del gimnasio. Estaba enojado, tenía odio y rabia por todos quienes me rodean, e incluso conmigo mismo, tan solo al salir de su despacho me arrepentí de haber sido tan imbécil, no tuve que haberla tratado de esa manera. Es mi culpa que me haya despedido.

-Pensé que todo iba de maravillas entre ustedes –Marcelo se burló de mí cuando me encontró en el salón de empleados ordenando mis cosas.

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