Capítulo 9

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La conciencia le iba y venía con un ritmo irregular. Marlene no tenía idea de cuanto tiempo había pasado, podrían haber sido dos horas o dos semanas, ella nunca lo sabría. A veces era consciente de una puntada en su hombro derecho, pero nada más. Recordó haberse despertado una vez; cuando el sol aún entraba por los ventanales y a la señora Pomfrey regañandola por no haber comido nada ese día. Y ella trató de explicarle que no había tenido tiempo, pero se sumergió en la oscuridad antes de poder hacerlo, tal como le estaba por pasar ahora.

Luchó por mantenerse despierta durante unos largos minutos, hasta que consiguió un estado de concienda bastante aceptable. Se incorporó lentamente y dirigió su vista a la mesa de noche que estaba junto a la camilla. Allí había zumo de calabaza y galletas. Su estómago rugió, asi que intentó abalanzarse sobre la comida pero el dolor no la dejó. Volvió a intenarlo, mas lento esta vez. Tomó la bandeja entre sus manos y se la llevó a su regazo. Comió lo más rápido que su hombro le permitió, repasando lo sucedido en la tarde.

Ganaron el partido, sí, gracias a ella. Pero antes de eso, una bludger le golpeó en el hombro. Se desmayó debido al dolor, asi que por eso ahora estaba en la enfermería. La cuestión ahora, era que en la Sala Común había probablemente una fiesta en la que ella no podía estar presente. Claramente eso último no importaba, así que cuando terminó de comer, dejó la bandeja a un lado y se deslizó de la camilla del modo mas sigiloso que pudo.

Ya no tenía el uniforme de quidditch, sino una
túnica blanca. "No puedo salir así" pensó, y buscó con la mirada a su alrededor. A los pies de su cama, pulcramente doblada, había ropa suya. Seguramente Lily la había dejado ahí. La tomó y se vistió rápido, para luego salir de la enfermería. Murmuró un "Lumos" y su varita se iluminó. Caminó por los pasillos del castillo, extremadamente tranquilos a esas horas de la noche.

Se cruzó con un par de fantasmas, y también con el poltergiest Peeves, quien intentó molestarla. Ella solo subió la capucha de su capa negra y apretó un poco el paso, ya que si Filch la escuchaba la mandaría a detención. Esquivó a dos prefectos de Slytherin que estaban haciendo guardia cerca de la entrada a las mazmorras. Se escabulló detrás de una armadura, cuando vió algo removerse en las sombras. Una figura negra y alargada, escondida tras un pilar de piedra, que también parecía haberse escondido de los prefectos. Una vez que estos pasaron, la figura se marchó. Marlene no pudo con su curiosidad, asi qué apagó su varita, y decidió seguirla.

Luego de subir muchas escaleras, la figura se detuvo frente a un gran ventanal. Unos pálidos brazos salieron de sus costados y bajaron su capucha lentamente. Ahí Marlene supo que se trataba de Narcissa Black, y que además, estaba llorando.

No le importó quien era ella, ni a que casa pertenecía, ni cuál era su familia. Lo único que sabía en ese momento era que una chica (muy atractiva, en su opinión), estaba sollozando como si no hubiera un mañana. Se acercó lentamente a ella, tratando de no emitir ningún sonido. Estiró su mano y tocó su hombro suavemente. Narcissa dejó instantánamente de llorar, tomó su varita y enfrentó a Marlene.

-¿Que quieres?-Le preguntó. Las lágrimas aún surcaban su rostro y su mano le temblaba ligeramente. Sostenía la varita muy cerca del mentón de Marlene, lista para lanzar un hechizo. Esta levantó los brazos, indicándole que no estaba ahí para lastimarla.
-Ehh... n-nada yo solo vi que llorabas y pensé... 
-¿Pensaste qué?
Marlene pensó en qué contestarle, sin que ninguna idea le venga a la mente. Había seguido a una slytherin que apenas conocía por los oscuros pasillos, y luego había tocado su hombro. No había ninguna explicación razonable para eso.

De todos modos, no fue necesaria ninguna explicación. La dureza de Narcissa flaqueó, y dejó caer su brazo. Una expresión de resignación cruzó su rostro. Dió media vuelta y se aproximó a la ventana, ignorando a Marlene.
-No importa. Ya nada importa en realidad.
Dijo, más para ella misma.
Marlene no dudó en acercarse a la ventana y posarse a su lado.
-¿Por qué dices eso?
-¿Nunca te ha pasado que sientes que tu vida ya no es tuya en realidad?
-Ehh, supongo que no...
-Porque a mi sí, y cada vez se pone peor.
El silencio que siguió, indicó a Marlene que la chica no hablaría más. Es como si se hubiese olvidado que ella seguía ahí. Tenía la vista perdida en algún punto del oscuro paisaje, y estaba tan quieta como una estatua.

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⏰ Última actualización: Nov 20, 2020 ⏰

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