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Llantos ahogados

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Lentamente comenzó a apretar, Era algo leve incluso insignificante en un inicio hasta que el niño se despertó desesperado por la falta de aire.

El italiano estaba apretando con tanta fuerza que sentía que en cualquier momento le reventaria el cuello a su hijo.

Te pareces -Dijo con voz calmadamente perturbadora el italiano.

Los ojos del pobre niño estaban tan abiertos que se podía reflejar la cara de odio de su madre en ellos mientras muchas lágrimas brotaban de sus ojos.
El pequeño niño en una gran desesperación comenzó a rasguñar con fuerza los brazos de su madre mientras trataba de pegarle patadas para que lo soltara.

El italiano liberó el cuello de su hijo para poder escuchar los sollozos ahogados junto a los hipidos por la respiración desesperada del menor, Alejo completamente las manos del cuello del niño sin cambiar de expresión.

Estaba tan calmado Italia que parecía preocupante.
El pequeño niño finalmente comenzó a llorar casi sin hacer ruido sin darse cuenta de como el italiano tiraba su mano hacia atrás en forma de puño.

(...)

El menor en esos momentos estaba mirando por la ventana esperando a que su madre llegará de comprar, Traía unos short con diseño militar que le llegaba arriba de las rodillas mientras que su camisa tan blanca como su alma escondía su cuello, El niño movía delicadamente su cola de minino de un lado a otro mientras sus orejas estaban levantadas dejando ver que estaba alerta.

No vio a su madre pero si a alguien muy importante para este, España.

El español de vez en cuando los iba a visitar y como de había peleado con el italiano, Había faltado mucho pero ya volvió y lo primero que vio fue al niño asomado por la ventana y sin más le sonrió enseñando como sus dientes inferiores estaban algo chuecos, El pequeño niño sonrió un poco dejando notar un leve sonrojo en sus mejillas para dirigirse rápido a abrirle la puerta al español.

¡Señor España! -Dijo el menor yendo a abrazar al español con una gran sonrisa.

Mami ¿Porque me odias?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora