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Kendra se recostó con sus manos en su vientre mientras que sus ojos se maravillaban ante las hermosas constelaciones que los cielos de Narnia brindaban a todo aquel que estuviese dispuesto a ver y contemplar tal arte que era difícil de superar.

— Estás molesta? — Pregunto Lucy de pronto estando junto a su amiga.

— Porque lo preguntas? — Su voz sonaba tranquila pero en su mente hallaba la curiosidad ante esa pregunta.

— Por lo sucedido con Edmund y Caspian, debo admitir que lo estuve pero no los culpo sabes? Estamos cansados de tanto navegar y la tentación aprovecha la más mínima entrada para tentarnos — Menciono Lucy a lo que Kendra sonreía.

Tenía tanta razón que siempre lograba sorprenderla con su inteligencia, se parecía a Susan pero Lucy era más sentimental y siempre lograba llegar a los corazones de todos con tal profundidad.

— Tienes razón por eso mi respuesta es no, no estoy enfadada con ellos, solo debemos entenderlos en estos momentos y tratar de ayudarlos — Respondió Kendra con una corta sonrisa.

Volteó un poco encontrandose con Caspian y Edmund hablando como si nada hubiese pasado por eso su corazón se alegro, el amor acababa con cualquier mal que intentara interponerse en sus caminos. En un momento el castaño posó su ojos en su amada dedicándole una cálida sonrisa y cierto arrepentimiento, aún sentía vergüenza por su actuar pero la muchacha se puso de pie para caminar un poco deseando que él se una a ella. El rey lo hizo sin antes desearle buenas noches a Edmund, el castaño se acercó a su chica y ambos se alejaron un poco para no molestar a nadie con sus voces.

— Quiero pedirte disculpas — Dijo Caspian llamando la atención de la reina de los cielos —. Hoy tuve un comportamiento que no es digno de un rey.

— No te culpes Cas, a cualquiera lo pudo haber pasado y no es nada malo al fin y al cabo estamos cansados y nos dejamos llevar sin pensar antes pero no hay porque disculparse no hiciste nada malo — Dijo Kendra acariciando la barba de su amado entregándole tranquilidad y seguridad.

Caspian no pudo resistir y la beso mientras la rodeaba en sus brazos sintiendo su calor, toda culpabilidad que su corazón guardaba se desvanecía ante aquel afecto romántico que parecía ser la cura de cualquier dolor.

— Ven, vamos a descansar — Dijo Kendra tomando la mano de su amado y yendo a dormir para estar fresco para el día siguiente.

Nadie sabía lo que les esperaba pero querían estar con energías por si acaso.











[...]












Todos despertaron ante la voz de Lucy que sonaba muy emocionada mientras llamaba a los presentes, Caspian intento seguir durmiendo mientras se apegaba más al cuerpo de su chica pero Kendra había oído la noticia y se levantó contenta al ver la estrella azul que los guiaría en su camino.

— Vamos Caspian no es tiempo de dormir, encontraron la estrella — Dijo Kendra con una sonrisa radiante.

Se pusieron de pie tomando sus cosas y alegres al ver que podrían avanzar, fueron por los botes y se dirigieron hacia el barco que estaba listo para seguir navegando. Eustace los seguiría volando aún que debía practicar eso, Reepicheep se ofreció a ir con él para darle seguridad y acompañarlo.

— Vayan junto a nosotros — Dijo Caspian al dragón y al roedor.

El alba siguió con su camino, todos parecían ansiosos al saber que en cualquier momento aquella travesía tendría su objetivo cumplido. Lucy junto con Kendra veían las aguas pero de pronto vieron a una ninfa de agua, las chicas no dudaron en saludarla al ver que la criatura lo hacía pero de pronto vieron como esta intentaba detenerlos, expresaba temor les advertía que no siguieran aquel camino eso provocó confusión y cierta preocupación en las dos reinas pero aún así no podían detenerse.

Solo habían pequeñas brisas pero no bastaban para mover el barco por esa razón los hombres debían ofrecer sus fuerzas para hacerlo generando molestia, cansancio y más hambre. Pero Eustace tuvo la brillante idea de ser quien los llevará a esa isla, con su larga y fuerte cola la enredo en la punta del barco para comenzar a llevarlo dejando descansar a los tripulantes.

— Aún nos faltan espadas — Menciono Caspian viendo las espadas.

— Pero puede que estén allí — Respondió la castaña.

Solo asintió y prosiguió viendo las espadas. A los pocos minutos el capitán Drinian dio el aviso que habían llegado a tierra firme, los cuatro reyes tomaron sus cosas para subir a los botes e investigar aquella isla.

Se podían oír solo las aves y el sonido del agua luego era un profundo silencio que se adueñaba de la isla de Ramandu. Caminaban con cautela siempre vigilando a cualquier sonido o movimiento extraño que hallarán pero un camino los guió hacia una gran mesa que poseía aperitivos siendo una tentación para los estómagos vacíos de los hombres y mujeres allí, aún así no la tocaron solo continuaron avanzando. Kendra se acercó a un gran bulto que estaba rodeado por ramas, con cuidado se asomo un poco pero cuando Edmund lo alumbró ambos pegaron un pequeño brinco del susto al ver que eran hombres. Todos tomaron sus espadas dispuestos a defender a sus gobernantes, Caspian y Lucy se acercaron el hombre al ver quiénes eran supo que se traba de los nobles. Y al parecer estaban bajo un encantamiento ya que la menor logro corroborar que seguían respirando.

— Caspian su espada — Menciono Kendra.

Lograron encontrar una espada pero aún les faltaba una más, aún así la pusieron en la mesa de Aslan. Las espadas comenzaron a expresar una luz azul casi como la espada de cristal de Kendra.

— Miren! — Lucy levantó su mirada al ver que algo iba a bajar del cielo.

De pronto todos vieron como la figura de una bella mujer se hacía presente, era una estrella, la estrella Lilliandil hija de Ramandu.

— Bienvenidos viajeros — Dijo la estrella a lo que los tripulantes se inclinaron —. Soy Lilliandil.

— Eres una estrella — Dijo Caspian asombrado y algo impresionado por su belleza.

Kendra noto aquel interés que tuvo Caspian causando cierto retorcijon en su estómago que no era nada agradable pero a pesar que intento desviar cualquier pensamientos posando su atención en lo que decía la estrella su mente comenzó a jugarle encontra. Su pensamiento la llevo al fin de su viaje, cuando fuese tiempo de regresar a casa y sabía que no habría otra oportunidad de volver a Narnia, recordó la propuesta de su padre al querer casarla con un hombre educado, guapo y con gran profesión, era su destino no podía huir de eso por eso al ver otra vez a Caspian y a Lilliandil a pesar que sintió tristeza supo que si se marchaba lo dejaría en buenas manos.

La estrella los guió hacia la isla que parecía ser el centro de la maldad ya que estaba envuelta en una tormenta y tan solo verla lograba trasmitirte escalofríos pero debían ir allí encontrarían la última espada para acabar todo el mal que existiese.

— Hasta pronto — Dijo Lilliandil viendo a los cuatro reyes y volviendo a su lugar.

Kendra fue la primera en avanzar uniéndose con los demás hombre para regresar al Alba y cumplir con el último paso que faltaba realizar.

𝐇𝐘𝐏𝐍𝐎𝐓𝐈𝐂 |𝐏𝐫𝐢𝐧𝐜𝐢𝐩𝐞 𝐂𝐚𝐬𝐩𝐢𝐚𝐧|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora