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Estaba cansada ya no veía la hora que fuesen por ella pero aún así no perdía la fe que tal vez el mismo Aslan fuese a buscarla. Al parecer ya había oscurecido, no se había percatado de las largas horas que estuve allí encerrada en el castillo.
— He venido con una ofrenda de paz — Se escuchó la voz de Miraz —. Que te parece si tu y esas bestias de cuentos de hadas se marchan de aquí por su voluntad y no regresan jamás, yo prometo no matarlos y les regalaré barcos si es lo que desean.
Kendra presiono sus dientes y lo miro con rabia, si no estuviese amarrada de seguro se lanzaría hacia él para darle de su propio merecido.
— Y si mejor lo hacen ustedes, les recuerdo que son nuestras tierras no suyas — Gruñó Kendra.
— Bien intente ser amable pero no me queda de otra que deshacerme de tí para que los demás recapaciten y se largen de aquí — Dijo Miraz —. Buen viaje majestad.
Kendra quedó confusa pero en ese momento dos guardias entraron para llevársela. La muchacha gritaba e intentaba zafarse de aquellos agarres pero era inútil, uno de los guardias se atrevió a golpear su estómago para que dejará de moverse.
— Cubre sus ojos y boca — Ordenó uno de ellos.
Vendaron sus ojos y bocas, Kendra estaba desesperada no sabía que iban hacer con ella o donde la llevarían pero logró oír que la sacaban del castillo y la colocaban en una carretilla. Aún que dejó de moverse por dentro de ella rogaba para que la encuentren antes que algo malo sucediera pero parecía que esos deseos no iban a cumplirse, luego de un corto viaje pudo oír la olas del mar. La subieron a un barco, era la idea de Miraz deshacerse de los Reyes de antaño uno por uno y el primero de ellos sería Kendra quien la enviaría a las islas solitarias para que muriese allí.
El cuerpo de la chica tocó el suelo de madera de aquel barco, comenzó a temblar cuando se comenzó a mover dando la señal que ese viaje había comenzado.
— Alto ahí! — Escuchó afuera y un par de ruidos más pero luego todo se volvió silencioso.
Kendra se sobresalto al sentir como tomaban sus mejillas, poco a poco se fueron deshaciendo de esas vendas y cuerdas que la hacían prisionera.
— Caspian! — Dijo Kendra feliz de encontrar al príncipe.
La muchacha no dudo en abrazarlo inmediatamente expresando su total agradecimiento, Caspian le correspondió el abrazo pero al alejarse de ella la miro fijamente y la beso. Tal vez no era el lugar adecuado pero sabía cuánto la apreciaba y cuando supo que Miraz la tenía su corazón se encontraba aterrorizado porque sabía de lo que era capaz de hacer su tío con tan solo conservar su trono y corona. Kendra algo sorprendida y con cierta timidez le siguió el beso, era lo que necesitaba en esos momentos para sentirse viva otra vez y saber que ya estaba a salvo.
— No sabía dónde estabas ni dónde irías pero tenía seguro que iría por tí sin importar nada — Menciono Caspian acariciando la mejilla de la muchacha.
— Estoy agradecida que tu seas mi príncipe valiente que me rescate de los problemas — Dijo Kendra para luego volver a darle un corto beso y luego salir de allí.
Caspian y otros narnianos se escabulleron en el barco antes que zarpara para poder salvar a la reina de Narnia. Los demás se estaban preparando para la gran batalla que se haría nuevamente en Beruna.
Los dos muchachos y los narnianos debieron saltar del barco antes que los telmarinos lograrán derribar aquella puerta que los encerraba. La reina y el príncipe se tomaron de las manos antes de saltar pero al estar en el agua sus manos se soltaron, Kendra intento salir de allí pero fue como si una enorme fuerza la tomara de la cintura y la arrastrará hacia el fondo al voltear intentando zafarse de aquellos agarres vio como la figura de una mujer.
— No eres tan fuerte bajo el agua niña reina — Dijo Jadis.
El espíritu de Jadis deambulaba bajo las aguas para escapar del poder de Aslan y los Reyes de antaño pero antes de desaparecer de Narnia tomo como propiedad el cuerpo de una sirena.
Kendra luchaba contra Jadis pero poco a poco su oxígeno se iba de su cuerpo. La bruja la tomo del cuello mientras la veía con odio pero se oyo el rugido de un león y las aguas comenzaron a crear un pequeño remolino que atrapó a las dos mujeres pero Jadis soltó de inmediato a la chica al sentir que su cuerpo se quemaba, Kendra aprovechando eso le dio una patada alejarla más y nadar hacia la superficie donde encontró a Aslan sobre una roca.
— Aslan! — Dijo Kendra acercándose de rodillas hasta el león.
— Pequeña que grande fue tu fe al pensar que podía venir por tí — Menciono el leon —. Ahora levantate y ve con los tuyos, aún no ha terminado la batalla.
— Y tu que harás? — Pregunto Kendra.
— Iré por más de los nuestros, ten fe regresaré cuando menos lo esperes — Dijo Aslan para salir corriendo de allí.
En ese momento Kendra escucho la voz de Caspian quien la llamaba por esa razón la muchacha se levantó y fue hasta él quien la recibió con brazos abiertos al saber que estaba bien. Con los demás narnianos se dirigieron hasta Beruna donde la gran batalla estaba por comenzar.
— Mira! Podemos atacar por detrás y rodearlos — Dijo Kendra a lo que Caspian asintió.
Se escabulleron entre los arbustos esperando el momento perfecto para atacar. Y allí estaban los narnianos detrás de los cuatro hermanos que reinaban esas tierras y por otro lado estaba Miraz junto a su ejército. Caspian tomo la mano de Kendra para dejar un leve apretón en ella, la muchacha lo observo y ambos sonrieron para luego asentir estaban preparados para dar lo mejor de ellos. Susan tomo su cuerno y lo hizo sonar haciendo saber que la batalla había comenzado, los narnianos eufóricos soltaron un grito de jubiló y elevaron sus espadas para comenzar a correr hacia los telmarinos.
— POR NARNIA!!! — Gritaron los narnianos y sus reyes.
Tomando por sorpresa a los telmarinos, Kendra guió a los otros narnianos en la batalla para rodear a los usurpadores y así tener más ventaja de acabar con ellos.
