‧₊˚꒰ 3 ꒱༉

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Cuando la campana que anunciaba el final de las clases por aquel día, Buttercup sonrió estirando sus brazos, sentada en su silla. Estaba contenta de no haber coincidido con ninguno de los tres chicos en las clases que le tocaban ese día. Recogió sus cosas rápidamente, para luego esperar a sus dos amigas, que iban a su ritmo cuando se trataba de recoger. La pelinegra se sentó encima de su mesa de un salto, cruzando sus pies mientras soltaba suspiros de impaciéncia ante la lentitud de sus amigas, las cuales se habían entretenido a hablar alegremente con otros compañeros.

ー ¡Bubbs! ¡Bloss! Ya he pasado suficientes horas por hoy en este edificio, marchémonos ya. ー Dictaminó la verde, con un posado altivo a la vez que se levantaba de la mesa y jalaba los brazos de la rubia y la pelirroja al ver que estas ignoraron su comentario.

ー ¡Tengo que irme, lo siento! ¡Hasta mañana! ー Exclamó Bubbles, con una sonrisa y despidiéndose de los compañeros con los que hablaba, los cuales le dedicaron una sonrisa de vuelta y se despidieron con un movimiento de mano.

ー ¿¡PERO QUÉ MOSCA TE HA PICADO!? ー Gritó Blossom, ignorando a sus amigos que le decían "adiós", mientras fijaba sus ojos rosados en los verdes de Buttercup.

ー Lo dices como si no hiciera lo mismo cada día. ー Respondió simplemente la pelinegra, encogiendose de espaldas mientras se llevaba ambas manos a la nuca. Bubbles soltó una risa suave ante ese comentario, y Blossom rodó sus ojos sin perder su compostura de superioridad. ー Pensaba en ir al parque un rato, ¿Qué os parece?

ー ¡Es una maravillosa idea! ー Afirmó Bubbles, sonriendo, mientras las chicas salían de lo que formaban parte de los terrenos del instituto. Acto seguido, dedicó una mirada suplicante a Buttercup, dejando claras sus intenciones, pues ya le había pedido eso varias veces anteriores. La verde suspiró, negando con la cabeza antes de sonreír, pararse y agacharse un poco para que Bubbles subiese a su espalda. La expresión de la rubia se iluminó mientras que en un saltito Buttercup ya la estaba cargando, mientras Blossom las miraba con ternura. En esos momentos, las tres parecían hermanas, y entre las risas inocentes y llenas de vida de Bubbles, la sonrisa sincera de Buttercup y la alegría que llevaba Blossom dentro al ver esa escena, llenaban las calles por las que pasaban de felicidad.

Unos minutos después, las chicas ya habían llegado al parque al que solían ir a pasar el rato, paseando, jugando con los niños más pequeños, tumbadas en la hierba, hablando sobre el todo y la nada, y a veces hasta Buttercup lograba convencer a la rubia y a la pelirroja de unirse a algún partido amistoso que se jugaba en aquellos momentos en las canchas públicas que habían en el parque.

ー ¡Mirad! Alguien está jugando a béisbol. Bubbs, ya que te estoy llevando, ¿verdad que me apoyas en ir a ver el partido? ー Dijo Buttercup, aún cargando a la rubia en su espalda con una sonrisa ladina, mientras empezaba a correr hasta el lugar, provocando así más risas de Bubbles y gritos de reproche de Blossom por dejarla atrás.

Una vez llegaron allá, Blossom, respirando dificultosamente por haber corrido tanto, se sentó en la hierba, mientras Buttercup se quedó leventada, aún teniendo a Bubbles en su espalda.

El bateador en ese momento era un chico rubio que a la ojiazul le parecía muy familiar, pero no prestó atención a eso, si no que cuando este dió un buen golpe a la pelota, empezó a gritar, animándole, y cuando hubo recorrido todas las bases antes de que recuperaran la pelota, le felicitó con entusiasmo desde la distáncia, y no fué hasta ese entonces, cuando él le sonrió de vuelta, que sus ojos coincidieron con los de el contrario, cuando Bubbles se dió cuenta de quién era ese chico. Sonó en su mente ese nombre, retumbando en su cabeza, haciendo que sus ojos brillasen. Recordaba como su corazón latía fuertemente durante sus luchas años atrás, y como se había intentando autoconvencer para olvidarlo. Pero en ese momento, su corazón empezó a latir como en ese entonces, a la vez que sus mejillas se tiñeron de un color rosado, y sus labios susurraban una sola palabra. Boomer.

...

Le tocaba batear a él. Inspiró una buena alenada de aire antes de pasarse una mano entre sus mechones rubios y tomar el bate con seguridad. Se colocó en su posición, visualizando ese pequeño objeto que segundos después se dirigía a él. Movió el bate, entrecerrando los ojos, hasta que se oyó un golpe seco que significaba que debía empezar a correr con todas sus fuerzas.
Y fué entonces que oyó una voz que iba dirigida a él, animándole, gritando para que llegasea la última base. Eso le llegó fondo, motivándole, y dándolo todo en esa corrida, llegó antes de que recuperaran la pelota. Y escuchar la misma voz felicitándole por haber llegado le hizo sonreír, así que levantó su mirada, cruzándose con esos ojos azules que nunca había olvidado, y que siempre habían estado en su mente aún sabiendo que no podían, pues si sus hermanos lo hubiesen sabido en ese entonces, probablemente el rubio habría recibido un repartorio de putazos casi peor que los de Buttercup.

Quedó hechizado por la mirada de la contraria, aunque estuviese algo lejos, y hasta que Butch le gritó que volviese con ellos, no pudo apartar los ojos. Se dirigió con sus hermanos nuevamente, y cuando otro bateador estaba a punto de ocupar su sitio, cayeron las primeras gotas de lo que más tarde sería una lluvia constante.

ー Deberíamos ir a algún sitio para estar a cubierto, si no nos resfriaremos. ー Dijo Blossom, empezando a caminar hacia la salida del parque.

ー Podríamos ir a mi casa. Está muy cerca. ー Propuso Bubbles con una sonrisa, aún con ese nombre paseándose por su cabeza.

ーBuena idea. ー Coincidió Buttercup, a la vez que dejaba en el suelo a Bubbles para que ambas pudiesen caminar con más facilidad. Justo cuando llegaban a la salida del parque, oyeron unas voces familiares, que sonaban preocupadas al no tener un lugar cercano al que ir, pues su apartamento estaba al otro lado de la ciudad.
La rubia levantó la mirada, para volver a encontrarse con esos ojos azules de antes, los cuales le derritieron el corazón y la llevaron a pronunciar las siguientes palabras:

ー ¿Y si venís a mi casa? Es grande, y está cerca. A mi abuela no le importará.

Una vez dijo eso, Buttercup posó su mirada en ella, cuestionándole por qué había hecho eso. Pero no había tiempo para discutir. La lluvia se intensificaba por momentos, acompañada de un aire más bien frío.

Los chicos se miraron entre ellos y asintieron, a la vez que seguían a las chicas corriendo por las calles, que se iban vaciando rápidamente, pues la gente se esmeraba a llegar a sus casas, quedando todos empapados.

La imponente casa tradicional de la rubia se hizo visible, y aumentando su ritmo tanto como pudieron, finalmente llegaron a la entrada. Una vez Bubbles abrió la puerta, una mujer mayor de rostro amable les recibió y cubrió a la rubia con una manta que había ido a coger nada más había visto esa intensa lluvia.

Cuando la menor ya estaba cubierta en la manta, la abuela de esta finalments se fijó en sus amigos, a los cuales les dedicó una sonrisa y les invitó a pasar, llevando a los seis a una sala con una estufa que daba un ambiente cálido y reconfortante.

ー Bubbles, ¿qué tal si os dais todos una ducha? Les puedes dejar algunas prendas a tus amigas para que se cambien, y ahora voy a buscar algo de ropa de cuando tu padre tenía vuestra edad, porque dudo que a esos muchahos tan altos les quepan tus camisetas... ー Propuso la mayor, y después de que su nieta asintiese sonriendo, desapareciendo escaleras arriba para ir a buscar lo dicho.

ー Podéis utilizar el baño de ese piso, nosotras iremos al de arriba, que tiene mi cuarto más cerca y nos será más práctico. ー Dijo Bubbles, subiendo también las escaleras después de señalarles la ubicación del cuarto de baño del primer piso. Las chicas la siguieron, sin pararse mucho a observar los cuadors y demás decoración, pues ya habían estado en esa casa incontables veces anteriores, mientras que en el piso de abajo, los RowdyRuff Boys quedaron maravillados por la cantidad de detalles y lo limpio que estaba todo.

Por turnos, siendo los rubios los primeros en entrar en el baño, se dieron una ducha de agua caliente, que les subió los ánimos a todos, haciendo que saliesen sonriendo de ese espacio que quedaba impregnado del vapor que provocaba el agua caliente.

Mientras en el piso de abajo los chicos se vestían con las prendas antiguas que el padre de Bubbles llevaba a su edad, en el primer piso, cuando las chicas entraron en la habitación de la rubia, la expresión facial de las tres cambió al instante, a la vez que una de ellas echó un grito no muy fuerte, pues nadie del piso inferior lo oyó.

‧₊˚꒰ 𝐃𝐢𝐝 𝐲𝐨𝐮 𝐫𝐞𝐚𝐥𝐥𝐲 𝐜𝐡𝐚𝐧𝐠𝐞? 𝐏𝐏𝐆 × 𝐑𝐑𝐁 ꒱༉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora