‧₊˚꒰ 7 ꒱༉

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Pasó el fin de semana, y ni los chicos ni las chicas se volvieron a ver. Bubbles, como buena Diosa del Shippeo que era, no pasaba ni dos horas sin recordarle a Buttercup que a su parecer formaba una linda pareja con Butch, a lo que esta respondía con gruñidos incomprensibles que la rubia interpretaba como quejas y negaciones. ¿Acaso no veía la forma en la que los ojos del pelinegro brillaban cuando éste miraba a la verde? Debía hacer algo al respeto, pues estaba claro que allí había algo más profundo que un simple "gustar".

Ese Lunes las chicas se encontraron en el cruce de caminos de sus casas, y recorrieron el resto del camino al instituto juntas, charlando de lo que habían hecho en esos dos días y sobre las asignaturas que les tocaban a primeras horas. Según el reloj de Buttercup, aún faltaba media hora para que sonasen las campanas que indicaban el inicio de clases, por lo que ésta decidió quedarse un rato practicando en la cancha de basketball mientras sus dos amigas iban tirando a preparar sus cosas, diciéndole que la esperarían allí. Unos minutos después, cuando el patio estaba ya vacío, pasó corriendo un pelinegro, el cual se fijó en la ojiverde y reprimió una carcajada.

— ¡Oi, oi, Buttercup! ¿No deberías estar ya en clase? Pasan veinte minutos de la hora. — dijo Butch, haciéndole un gesto a ésta para que fueran juntos al edificio.

— ¿¡Qué!? Imposible. Mira, faltan diez minutos. — Exclamó la verde, mostrándole al contrario su reloj de pulsera para que viese la hora, a lo que él reaccionó quitándole el móvil que la chica tenía en el bolsillo pequeño de la mochila. Lo encendió, y le enseñó la hora que marcaba en la pantalla de bloqueo.

— ¿ QUÉ HACES AQUÍ PARADO? ¡Corre, idiota! Con suerte nos dejarán entrar~

Butch la jaló del brazo, negando con la cabeza.

— Blossom debe haberte lavado el cerebro. Tan sólo falta media hora para que termine, y ya marcaron tu asistencia como falta, así que mejor nos quedamos, ¿no?

Refunfuñando, la chica se sentó en uno de los bancos de piedra que tenían cerca. Debía admitir que tenía parte de razón. Esa misma tarde pasaría por un sermón de Blossom por haberse distraído, pero ya era mejor saltarse esa clase, y la simple idea de no asistir a la siguiente tampoco la tentaba.

— Vamos al supermercado que tengo hambre. — respondió simplemente ella, levantándose y jalando la mochila, para luego girarse y esperar a que el contrario la siguiese.

— Me tomo eso como que hoy no nos van a ver el pellejo en todo el día en la escuela. — comentó él, riendo mientras caminaba al lado de la chica, caminando de forma más lenta puesto a que la ojiverde tenía una menor estatura y un paso suyo equivalía a dos de ésta.

— Premio. — Respondió simplemente Buttercup, saliendo junto al muchacho del recinto escolar.

[...]

Pasaban cinco minutos desde que empezaron las clases, y la pierna de Blossom no paraba de moverse, impaciente, sin dejar de mirar a la puerta por si aparecía su amiga. Se las iba a cargar. ¡No podía llegar tarde!

— ¿Dónde debe estar esa chica? — Preguntó en vez baja, suspirando.

La profesora aún no había llegado, cosa que era un punto a favor de Buttercup. Bubbles estaba hablando animadamente con varias personas a la vez, las cuales formaban un círculo alrededor de ésta, cosa que en parte molestaba a Blossom. Debería estar sentada y esperando a la profesora, como ella. Aún así, no dijo nada.

De pronto, la puerta del aula se abrió, y los ojos de Blossom se posaron sobre ésta, esperando ver a su amiga o a la profesora. En cambio, en el margen de la puerta había un chico pelirrojo. No se lo esperaba. Así pues, apartó la mirada rápidamente, volviéndola a su cuaderno de tapas rosadas con flores de cerezo estampadas. Como no, Brick también llegaba tarde. Tan sólo pensar su nombre ya se le removía el estómago del asco. O eso creía ella que era esa sensación de cosquilleo que sentía al verle.

El joven, a pesar de tener varios espacios libres para sentarse, pero fue a ocupar el pupitre que estaba junto al suyo, que en principio había reservado para Buttercup.

—¡Bubbles! ¿Verdad que querías sentarte aquí? — Preguntó la pelirroja a la rubia, la cual posó su mirada en ésta y entendió la situación, a lo que reaccionó negando con la cabeza con una sonrisa.

— No, no te preocupes, puede sentarse él aquí. Seguramente me sentaré con alguno de ellos. — Dijo la ojiazul despreocupadamente, señalando con la cabeza a aquellos con los que hablaba en esos momentos.

Blossom tomó un respiro y se apuntó mentalmente recordarle a Bubbles que no hacía falta que hiciese de Cupido. Acto seguido, tomó su silla y la movió unos centímetros, para estar lo más lejos posible del chico.

— Oye, si te molesto me muevo. — comentó el contrario al ver el gesto de ella.

— No estaría mal. — Respondió secamente la chica, con un posado altivo. En ese instante, la puerta del aula se abrió de nuevo, haciendo así acto de presencia la profesora de la primera asignatura del día.

— Pues parece que vas a tener que aguantarme. —Comentó el ojirojo, con una sonrisa pícara pintada en su rostro.

[...]

El rubio caminaba por los pasillos alegremente. Le habían encargado llevar unos papeles al aula en la que Bubbles estaba asistiendo a clase, lo que significaba que la vería. Una vez llegó, se acomodó la ropa y el cabello, asegurándose de que se veía bien.

— Veo que hay alguien a quien quieres impresionar en esta clase... — dijo el conserje, que pasaba casualmente por allí, mientras ahogaba una risa.

Sl hombre amaba ver los dramas románticos de los adolescentes, y ¿qué mejor que aprovechar sus horas de trabajo para enterarse de los chismes más frescos del instituto? Esa misma mañana había sabido que a la "Miss Popular" del colegio, Princesa, le habían rechazado cinco chicos después de ir a una cita con ella. En parte, no le extrañaba para nada, pues el carácter de esa jovencita era de todo menos agradable.

— ¿Quién es, muchacho? — Preguntó el mayor, mirando a Boomer. Quería tener otro chisme para su colección. Los tenía todos apuntados en una libreta, y como tradición de cada año, en el anuario escolar añadía los chismes que que había recopilado de los que se graduaban. Era muy satisfactorio ver sus reacciones al enterarse de ciertas cosas. La mayoría se echaban unas risas, y hasta había personas que años después de haber dejado el centro acudían a él para enterarse de los dramas del colegio.

— Es... Bubbles... ¡no se lo diga a nadie, por favor! — Admitió el rubio, mirando de vuelta al hombre.

—Tranquilo, muchacho. Yo de ti me tiraría de cabeza. Tengo entendido que ella es muy popular entre los jóvenes. — Dijo animadamente él, para que luego se le iluminase la bombilla. Debía aprovechar la ocasión. — Oye, tu hermano era... ¿Butch, verdad? Últimamente he notado que miraba mucho en dirección al campo de entrenamiento del equipo femenino. ¿Acaso disfruta de alguna vista en particular?

— Para serle sincero, señor, está pillado por Buttercup, la chica más apta en todos los deportes. Seguro ha oído hablar de ella, es bastante popular, también.

— Gracias, chico. Anda, ve a ver a tu chica. ¡Ánimos! — Dijo el conserje antes de desaparecer pasillo abajo para continuar su trabajo.

Una vez el hombre se fue, el joven entró en el aula, y en cuestión de instantes encontró a la rubia. Estaba sentada junto a un muchacho de pelo azabache, cosa que hizo que las palabras del conserje retumbaran en la mente del chico. "Ella es muy popular entre los jóvenes". ¿Acaso...?

...
Lamento la tardanza de actualización. :( No estaba muy inspirada últimamente, pero espero que les guste UwU.

‧₊˚꒰ 𝐃𝐢𝐝 𝐲𝐨𝐮 𝐫𝐞𝐚𝐥𝐥𝐲 𝐜𝐡𝐚𝐧𝐠𝐞? 𝐏𝐏𝐆 × 𝐑𝐑𝐁 ꒱༉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora