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Nota: Es importante que hayan leído el epílogo de la primera temporada.

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Tras los hechos sucedidos, el mundo vivía en paz y tranquilidad, en especial la Capital Esmeralda bajo la protección de su amada reina. Se aseguraba que todos sus habitantes tuvieran lo necesario para su bien, hacia reuniones con cada líder de casa para escuchar las suplicas y llegar a un acuerdo para cada familia de la Capital.

Hacía tiempo que ya no utilizaba su ropa cuando era caza demonios ni sus armas, ahora utilizaba finos vestidos acompañada de su corona de oro.

Ahora mismo estaba reunida con el maestro de guerra, Sir Jet, quien también hacia el papel como mano de la reina. Verena estaba sentada en una de las sillas, mientras que Jet estaba de pie frente al fuego que estaba en la chimenea; la temporada de frío comenzaba a llegar.


– ¿Sabes que es lo que me gusta de ti? – Preguntó la reina llamando la atención del maestro de guerra quien giró para verla.

– Sinceramente no, mi reina. – Respondió con calma.

– No tratas de hacerte el héroe. – Lo miró – Haces lo que debes hacer y lo que crees correcto. Incluso te mantuviste leal a mi familia a pesar de que Starline fue rey durante poco tiempo.

– No tenía razones para traicionarlos.

– Sin embargo, hay quienes tratan de hacerse los héroes y terminan muriendo. En el caso de Starline, se obsesionó tanto por el poder que se condujo así mismo a su muerte sin alma.

– Es curioso lo que menciona. – Se acercó a otra silla y se sentó quedando frente a su reina – Me atrevo a decir que Shadow se ha lucido en muchas ocasiones y aun así sigue vivo.

– Shadow es un caso muy aparte. – Sonrió de forma burlona.

– Me parece que él está enamorado de usted, tal vez no como lo está de Sonic, pero está enamorado de usted de una manera muy diferente que me es difícil de explicar. – La reina lo miró un poco sorprendida.

– Él no está enamorado de mí. – Defendió.

– Lo siento, mi error. – Dijo con un tono un tanto sarcástico – El día en que fue asesinada, la fase demoniaca de Shadow evolucionó en cuanto vio su cadáver. – La miró y ella permanecía callada mirándolo también – Rouge fue quien me explicó el motivo en unas de mis escapadas cuando iba con ellos a la base en la que se ocultaban. Cuidó de usted unos días, se negó, pero pudo haberse negado por completo. Incluso he visto la forma en la que la mira. – La reina solo negó con la cabeza sonriendo un poco – Mi reina, retomando el tema acerca de su muerte...

– Quieres saber quien tomará mi lugar en cuanto muera, ¿No es así? – Cuestionó con suavidad y el maestro de guerra asintió con la cabeza.

– Si no fuera por el cuarzo que su padre le dio, estaríamos perdidos y aún bajo el dominio de Starline. Tenemos que agilizar todo esto, casarla con un buen hombre y tener a un heredero.

– Sabes bien que yo no creo en el matrimonio. – Lo miró – ... Pero, aun así, debo asegurar el legado... Aunque...


Pero nuevamente escuchó aquel susurró y miró a todos lados con gran confusión hasta que poco a poco ese susurro se desvaneció.


– ¿Otra vez? – Preguntó con preocupación y la reina asintió con suavidad con la cabeza arqueando sus cejas.




Los erizos machos estaban dentro de la cabaña viendo una película mientras estaban recostados en el sillón juntos. El mayor bostezaba mirando la película con aburrimiento, mientras que el menor la veía sin alguna expresión.

– Creo que debimos haber escogido otra, ¿No crees? – Preguntó el moreno volviendo a bostezar.

– Creo que sí. – Se sentó en el sillón estirándose, en cuanto dejó de hacerlo tomó el control y apagó la televisión para luego mirar a su novio.

– Al menos ya sabemos cuál debemos tirar a la basura. – Puso un brazo detrás de su nuca acomodándose mejor de lo que estaba y, en ese mismo momento, sintió un peso más sobre él. Miró a su novio con una ligera sonrisa y colocó su mano libre en la espalda de este mientras lo acariciaba con suavidad – ¿Qué fue lo que Amy te dijo? Ya no me comentaste nada al respecto.

– Encontró a mi verdadera madre. – Miró al moreno mientras sus brazos estaban cruzados sobre el pecho de este y recargando su propia barbilla en sus brazos – Resultó ser una prostituta, de las mejores en Green Hill.

– ¿Amy está ahora en Green Hill?

– No. Sigue en Arizona y fue ahí donde la encontró. – El moreno lo miraba aun sin poder comprender – Resulta que ella escuchó todo acerca de la guerra y que yo estaba involucrado. Hablaron durante un rato y ella le dijo que sabía perfectamente que yo nacería siendo mitad demonio porque sabía que Mephelis podía decidir esa parte, confesó que tuvo miedo y por eso me abandonó.

– Si. Nosotros podemos decidir si nuestro hijo nazca 100% mortal o siendo mitad demonio. Fue lo que mi padre hizo con ambos.

– ¿Cómo es posible eso?

– Amm... – Pensó por un momento y alzo un poco los hombros – Soy un demonio alfa. – El azulado tan solo rió un poco.

– Ni ella ni yo tenemos la intención de vernos. Ella por miedo y porque piensa que la odio, no lo hago, pero realmente no es de mi interés.

– Es válido. – Suspiró un poco y acarició con suavidad las púas del azulado.

– ¿Hace cuánto que no vemos a Verena? – Cuestionó el azulado frunciendo un poco el ceño.

– Hace ya cinco meses, ¿Por qué la pregunta?

– ¿No la extrañas? Yo sí y demasiado. – Suspiró un poco el azulado.

– Te mentiría si te dijera lo contrario. – Miró al azulado – Pero creo que la ha estado pasando de lo mejor. Escuché acerca de su labor como reina y todos la aman.

– Lo sé. – Sonrió – Después de todo lo que sucedió, era justo que mereciera todo ese amor y admiración.



Se relataban historias sobre la guerra y de la participación de la reina, incluso se contaba que ella había regresado de la muerte, además de los que vivían en la Capital lo creían posible y la veían como una clase de Diosa, mientras que otros lo veían más como una clase de leyenda.

Pero Verena seguía con la lucha constante con aquellos susurros que eran cada vez más constantes, no la dejaban concentrarse en sus deberes e incluso llegaba a tener pesadillas de una sombra con una forma muy extraña y tenebrosa.

Ella miraba el gran mar que los rodeaba y la luz de la luna brillar con intensidad, admiraba el paisaje desde el balcón de su habitación. Había soldados en la muralla del castillo sentados disfrutando de una cena para luego volver a su puesto y cuidar el castillo durante la noche al igual que patrullar las calles del pueblo.


– Un heredero... – Susurró con suavidad para sí misma – Nunca consideré casarme ni tener hijos, en lo absoluto. – Frunció el ceño y en ese momento recordó lo que el maestro de guerra le había dicho acerca de su muerte – Aunque... – Suspiró frotándose la cara con algo de fastidio.

Parabellum ~ (2° Temporada) ShadonicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora