Capitulo 3: ¿Nuevo mejor amigo?

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Estaba tan triste, tan enojada, y desesperada,  que no pensaba con tanta claridad.


Agarré un viejo cuaderno, una pluma y me puse a escribir con rapidez en mi buró.

"Me siento destrozada, soy solo un montón de piezas rotas desde que mamá murió y ya me cansé de tratar de armarme. La necesito aquí conmigo, y como eso no es posible yo iré con ella.
Para cuándo leas esto yo ya abre saltado del techo, para terminar con este sufrimiento. Espero que logres respetar mi muerte, no como lo has hecho con la de mamá.
Adiós, papá, te veré en el otro lado."

Escribí mi pequeña carta y la dejé en la mesa, luego salí por mi ventana y escalé el extraño techo, hasta encontrar el punto más alto y plano de él.

—Esto es todo —. dije con lágrimas saliendo de mis ojos, sin poder detenerlas.
Respiré hondo, cerré los ojos y me dispuse a saltar.

— ¿Qué cree que hace? — escuché, pero creí que era mi imaginación, así que lo ignoré-

—Espero que ahora sí me veas, papá —. solté aún con las lágrimas cayendo.

—Ay, no es una buena idea, niña — . escuché una voz masculina detrás de mí. Di un leve brinco por la sorpresa, y resbalé entre las vigas del techo. Entonces, sentí como alguien agarraba mi mano, arruinando la muerte perfecta.

 El extraño me jaló de vuelta al techo, sorprendiéndome  por completo.
Era un joven de cabello casi rubio, que vestía con una camisa formal blanca, y una corbata mal puesta.

— ¿Quién eres tú?— pregunté asombrada.

La cara del extraño se llenó de esperanza y ternura al escucharme, fue extraño. — ¿Puedes... verme? — . me preguntó.

—Si... —respondí como si fuera lo más obvio del mundo.
Mi respuesta hizo que el extraño se emocionara demasiado. Podías ver su felicidad en toda su atractiva cara.
Por alguna razón, su alegría me hacía sentir incómoda.

"¿Quién verga es este sujeto? ¿Por qué está tan feliz? ¿Qué hacía en el techo?... ¿por qué no he saltado?"

— ¡Puedes verme! — Dijo con emoción, antes de abrazarme con fuerza. —No puede ser. He esperado mucho tiempo por algo así — . dijo sin dejar de abrazarme.

—Ok, Ok —.  dije, tratando de separarme —Ya, suéltame.

—Oh, claro —.  el extraño retrocedió .—Uff, Wow, eso fue intenso. Supongo que ahora debo presentarme— .dijo antes de chasquear los dedos, y hacer que todo a mi alrededor se volviera oscuro por un momento.
Cuando todo volvió a iluminarse, me encontré sentada en un hermoso sillón rojo, en medio de un elegante salón de baile.

— ¿Qué demonios? — solté al ver todo.

—Bienvenidos, aclamado publicó —. habló el extraño con un micrófono en mano y un reflector iluminándolo. Unos aplausos y gritos enlatados se escucharon en toda la habitación —Gracias, Gracias —. dijo con falsa modestia. —Voy a pedirles que no se muevan de sus asientos mientras me presento. —volvió a chasquear los dedos, para apagar todas la luces del lugar,  y que solo el reflector que lo iluminaba se viera. —Hace unos cien años, antes de que el primer portal se abriera, existía un caprichoso muchacho lleno de...

—Espera —. le grité al creer que me contaría toda su vida, aunque parecía tener talento como narrador de cuentos.

El extraño me miró algo confundido — ¿Qué pasa? Pierdo impulso —me dijo.

—Solo quería saber qué hacías en mi techo, y tu nombre —dije.

—Ah, bueno —dijo recargando su cabeza en su mano —Para eso tendrías que entender mi situación, y para eso debes escuchar mi relato —.pronunció extendiendo sus manos, haciendo que los aplausos enlatados volvieran a sonar.

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