NOTA: La traducción de la frase en élfico la dejaré en una nota al final del capítulo :)
La frase la saqué del Tumblr de Michi's Space: https://obsidianmichi.tumblr.com/post/165266612630/dragon-age-elvish-insults
La noche había dado paso a una nueva helada y la brisa por la mañana era todavía más gélida, si es que eso era posible. Refugio estaba más tranquilo de lo habitual, hacía un día que Cassandra y varios soldados habían partido hacia las Tierras Interiores para asistir a la Madre Giselle. Al mediodía, Emori y varios más pondrían rumbo a la Encrucijada para poder hacer noche durante el camino; gracias al ungüento que llevaba aplicándose cada varias horas, su herida en el costado derecho era algo que a penas notaba. Adan le explicó que varios magos curanderos habían ayudado a que sus lesiones sanaran por dentro, pero que el dolor era algo inevitable en ese caso. Ella lo sabía muy bien.
Durante ese día y medio que llevaba bajo las faldas de la Inquisición, la Heraldo aprendió a controlar más los impulsos que en contadas ocasiones le pedían que huyera y dejara todo atrás para volver junto a su clan. La frustración a veces la abrumaba, había tanto peso sobre sus hombros que le costaba aceptar que todo aquello era real. A pesar de todo, era muy consciente de que en Refugio y más allá de aquel lugar, muchos hombres y mujeres estaban sacrificando sus vidas por la causa que encabezaba la Inquisición, por la marca que tenía en su mano y por salvar Thedas, igual que ella. Emori era solamente una pieza de aquel rompecabezas desbaratado, pero lo ocurrido en el Cónclave la había posicionado en el ojo del huracán y marcharse ahora era simplemente egoísta.
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La nieve crujía bajo los pies de la Heraldo mientras abandonaba la Capilla tras atender algunos requerimientos sobre su viaje. Se dirigía a la herrería para probarse la armadura que Harritt, el herrero, había preparado para ella a petición de Josephine mientras dejaba que los copos de nieve enfriaran su rostro y se deshicieran en su lengua. Hoy no había podido desayunar junto a Varric en la taberna ni había conseguido encontrarse con Solas para hacerle decenas de preguntas sobre sus sueños en el Velo y los espíritus que se encontraba allí; se sentía muy cómoda con su compañero elfo y le encantaba aprender de él. Todavía tenía que acostumbrarse a la que sería su nueva vida durante mucho tiempo y le daba miedo no encajar en un mundo tan distinto al que ella estaba acostumbrada.
—Te queda como un guante, sí señora—dijo Harritt mientras repasaba la armadura que ahora consideraba su nueva obra maestra—. No creo que te suponga un problema en tus viajes, es ligera.
Emori le dio las gracias al herrero mientras contemplaba su nueva vestimenta de protección, hecha de cuero con decoraciones metálicas, ideal para tener la máxima movilidad en aquellos paisajes rocosos. Era distinta a los ropajes dalishianos, pero posiblemente muchas experiencias serían también distintas a las que vivía en los bosques. Junto a su clan solía enfrentarse a enemigos más salvajes y algunos bandidos, pero esta vez seguramente les esperarían fuerzas mayores y con más acero, como aquella vez en...
El repiqueteo de espadas y el ruido de escudos chocando la sacaron de sus recuerdos, unos muy dolorosos. Asomó la cabeza a través de las columnas que aguantaban el techo de la herrería y vio a decenas de soldados preparando sus armas para entrenar. La práctica era supervisada por templarios que se habían unido a la Inquisición y que Emori intentaba evitar siempre que podía -una vieja costumbre- y por una figura que no tardó en reconocer a pesar de estar de espaldas: Cullen. El Comandante ya no pertenecía a los Templarios, pero los gestos no se desaprenden tan fácilmente, especialmente el de vigilar con desconfianza a los magos de la Inquisición cada vez que sus manos brillan aunque fuese para calentarse la sopa que se quedó fría.
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Volverás con la brisa de otoño (Cullen x Lavellan) - Dragon Age Inquisition
FanficEl mundo de Emori Lavellan se desgarró en el mismo momento en el que puso un pie en el Cónclave. Desde aquel entonces, una maldición en su mano la puso en el punto de mira de muchas personas. Ahora Emori tenía que volver a encontrar su lugar en la h...