𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 4

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Llego la noche y cuando vi que todas estaban dormidas me dispuse a leerlo –"En caso de un incendio en el orfanato, deberán cerrar todas las puertas y ventanas, ya que el fuego necesita oxígeno, si se hace lo anterior se rebajara el nivel del fuego y se podrá contener el incendio"- levanté la cabeza no veía muy bien, pero lo había comprendido, al final haber cogido este libro no era tan mala idea, en caso de algún problema podría ayudar, pero era tarde y ya había sufrido demasiado aquel día como para recibir otro castigo por parte de la matrona, guarde el libro en su mágico y secreto lugar y me arropé con la manta, en el orfanato hacia mucho frío y las noches eran insoportables, me acomodé y de tanto tiritar finalmente logré quedarme dormida.
A la mañana siguiente, me desperté con mi nombre en la boca de la matrona gritando como siempre, rezaba para que no fuera algo malo, porque claro no había despertado aún como para "haber dado problema alguno" - ¡Shirley! ¡Shirley! – me levanté de un salto y puse mis manos tras mi espalda para evitar que más torturas fueran a ellas - ¿si matrona? – pregunté con la cabeza gacha -recoge, huérfana asquerosa, han decidido adoptarte, no sé por qué – eso ultimo lo dijo en voz baja, aunque logré escucharlo, pero no me importaba nada de nada, ¿era en serio? ¿habían decidido adoptarme? - ¿Quién, si se puede saber? – pregunte cabizbaja -está bien, te lo diré, pero solo porque ya nos deshacemos de ti, unos tales señores Cuthbert de tejas verdes en Avonlea, en la Isla del Príncipe Eduardo, dos hermanos que nunca se casaron y que desean una hija y alguien para ayudar en la granja – ¿así que Cuthbert? Interesante, ¿habrían tenido un romance trágico? – ¿de veras me quieren como hija? – pregunté esperanzada, de repente vi como por la ventana salió un brillante y reluciente sol, esperaba que fuera un rayo de luz en mi oscuridad -Quieren una hija, lo único que espero es que cuando te vean no quieran devolverte al orfanato, por fin nos libramos de ti aunque conociéndote no creo que sea por mucho tiempo – baje la cabeza y cerré los ojos, la oscuridad invadió la habitación por culpa de una gran nube que tapaba el hermoso sol que iluminaba la mañana, no entendía que había podido hacer para ser tratada de aquella manera, no era justo, pero rezaría para que los hermanos Cuthbert no desearan devolverme a este horrible lugar, sería la mejor hija con la que jamás soñaron.
Cuando levanté la cabeza, la matrona ya se había marchado, y yo me decidí en guardar mis cosas, no tenía más ropa así que guarde una manta, unos lazos y ya, me debatí por unos momentos si llevar el libro o no, pero opte por lo último, si la próxima niña sufría como yo y lo encontraba esperaba en que ese libro la animase un poco al menos, cuando fui a coger la bolsa, observé que tenía un pequeño roto por debajo, pero logré saber como cogerlo, cuando me iba a ir, vi a varias chicas situadas en la puerta con ELLA de líder, de repente, un escalofrío me recorrió el cuerpo y en ese momento supe que no tendría una hermosa despedida.
Tiré la bolsa al suelo y comencé a echarme para atrás, ya que ellas se iban acercando cada vez más y más a mí hasta que note la pared, observé como una de las chicas golpeaban mi bolsa hasta la esquina contraria a donde yo me encontraba - ¿así que la princesa Cordelia se marcha de aquí? ¿os lo podéis creer? ¿han adoptado a esta rata pelirroja hija de satán antes que a alguna de nosotras? – de repente noté un fuerte tirón de pelo, y un dolor atroz en el estómago, baje la mirada y me había dado un puñetazo -acabad el trabajo chicas- puñetazos, patadas, pisadas, escupitajos y mil cosas inimaginables más es lo que me hicieron aquella mañana, cuando terminaron su labor, se marcharon dejándome a mi tirada en el suelo, rota de dolor, y con el cuerpo y la cara llena de moratones y heridas, me levanté como pude, me dirigí hacía mi bolsa y la agarré de la forma correcta, salí de allí y fui hacia la entrada del orfanato crucé aquella gran puerta, miré arriba, todas mis antiguas compañeras observaban mi salida con cara de odio, miré de nuevo la puerta y recé para que esa fuese la última vez que tuviese que despedirme de aquel horrible lugar.

Anne with an E ~ De una pesadilla a un sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora