-Hemos llegado a Tejas Verdes, Anne- dijo Matthew mientras me ayudaba a bajar -es una casa encantadora – contesté muy sonriente, cunado llegamos a la puerta de la casa una señora medianamente mayor salió de la casa para recibirnos, de repente, se acercó a mi -hola, ¿cómo te llamas querida? – preguntó con una sonrisa -Anne Shirley simplemente señora, y usted ¿cuál es su nombre? - contesté con una sonrisa aunque por dentro para ser sincera los nervios me carcomían -Marilla Cuthbert – respondió -es muy hermoso señora Cuthbert – ella me miró de forma curiosa -Anne, te hemos adoptado, recuerda que ahora somos familia, llámame Marilla simplemente por favor – eso me sacó una sonrisa y eso fue lo que provocó que me relajara un poco -venga niña, entra a casa que está anocheciendo- entramos los tres a casa y coloqué mi sombrero en el colgador que había al lado de la puerta -ven Anne, te acompañare a tu cuarto- paré en seco y las lágrimas comenzaron a bajar por mis mejillas -¿mi cuarto? – pregunte incrédula -si Anne, tu cuarto ¿es que nunca has tenido un cuarto para ti?- negué con la cabeza -bueno, pues ahora lo tendrás – nos dirigimos hacía el dormitorio, enseguida fui a la hermosa ventana que se encontraba en el otro extremo de la habitación y vi un pequeño árbol de cerezo blanco -Marilla ¿sabes a que me recuerda este precioso cerezo blanco? – ella me miro con curiosidad -a una reina... a una reina de las nieves, es un alma gemela ¿lo sabía? – ella sonrió -Anne, tienes mucha imaginación y hablas cantidad – esas palabras me transportaron a los mas oscuros recuerdos de mi pasado -Anne... ¿estás bien? – escuché a Marilla como a lo lejos pero me limite a preguntar -¿la molesta? ¿mi imaginación y que hable tanto? – no lo pude evitar, quería ser la mejor hija posible para los Cuthbert y si tenia que callar, lo haría -Anne, no, no me molesta, pero cuando estemos con otra gente debes dejar que primero hablen los mayores y luego tu contestaras o dirás lo que te parezca ¿prometido? – sonreí - prometido - esto último lo dije abrazándola, cosa que nos sorprendió a ambas -Anne, Marilla – de repente apareció Matthew de la nada con una sonrisa enorme en la cara -¿y esa sonrisa de bobo? ¿que a ocurrido? – Marilla estaba confusa, y la entendía porque yo también lo estaba -Acabo de hablar con el señor Barry, ha solicitado que Anne y tu vayáis a tomar el té con la señora Barry y sus hijas – Marilla sonrió y de repente, esa sonrisa se transformó en una cara nerviosa cosa que yo seguía sin comprender -necesitarás un vestido nuevo Anne – me digne a preguntar de una maldita vez - ¿Quiénes son los Barry y por qué quieren conocerme? – Matthew y Marilla me miraron con una mirada tranquilizadora - los vecinos, los Barry tienen dos hijas, Diana y Minnie May, tienen 13 y 4 años así que quizás podrías hacerte buena amiga de Diana – aquella noticia... me impactó, bueno nunca había tenido una amiga (a la que pudiera ver) y esperaba que Diana no me odiase demasiado - ¿una... amiga de verdad? – pregunté con una sonrisa -así es... pero para ello necesitaras un vestido nuevo porque si no provocas una buena impresión a la señora Barry importara un pimiento lo que diga Diana – asentí.
Llego el día y Marilla y yo fuimos a casa de los Barry, mi madre adoptiva me hizo un vestido nuevo, me pareció un poco anticuado pero no pensaba decir nada, nunca había podido tener nada nuevo y poder tener la opción de arreglarme y ponerme guapa (dentro de lo que se puede con mi persona) me ponía feliz, durante el camino no dije una palabra y pensaba hacer lo mismo durante la merienda, tenía miedo de que los Barry no quisieran que me juntase con Diana -llegamos- levante la mirada y allí estaba la señora Barry con sus dos hijas, miré a Diana, una joven hermosa, con un pelo negro azabache, algo bajita pero con una sonrisa perfecta, la verdad no creía que ella quisiera ser amiga de una fea pecosa y pelirroja como yo -buenos días, Anne, Marilla, estas son mis hijas: Diana y Minnie May – explicó señalando a cada una, al contrario que Diana, Minnie May era muy despampanante, no guardaba la compostura por mucho que su madre la obligase, era muy divertida y adorable -Buenos días – dijeron las dos al unísono.
Paso un tiempo, estuvimos tomando la merienda dentro de la casa, una tarta riquísima y un té maravilloso, me costo cantidad no hablar todo ese tiempo, pero era la única opción para que diana aceptase ser mi amiga, cuando terminamos de comer aquellos deliciosos manjares Diana y yo nos dirigimos a fuera con la intención de dar un paseo para conocernos mejor -no has hablado en todo este tiempo ¿estás bien? – preguntó educadamente -de hecho hablo en demasía, pero tenía miedo de no ser de tu agrado – se sorprendió -¿no ser de mi agrado? Pero Anne ¡si eres una persona maravillosa! – me sacó una sonrisa, tras eso hicimos un juramento con un diente de león prometiendo ser amigas para siempre jamás.
Pasaron unas dos horas y Marilla y yo volvimos a Tejas Verdes, me encantaba tener un hogar al que volver cuando llegaba la noche, cuando llegue a mi dormitorio, me di cuenta que había olvidado dar de comer a Belle, y no quería que pasase hambre por la noche, por lo que fui al dormitorio de Marilla y le expliqué la situación, ella aceptó y me dijo que no me retrasase ya que al día siguiente tenía clase.
Llegue a los establos y alimenté a Belle, hacía una noche muy hermosa y no pude reprimirme a ir a caminar un poco por Tejas Verdes, pero cuando mire hacia arriba, vi que estaba en el bosque, estaba oscuro y había ruidos extraños que me asustaban cantidad, sin darme cuenta comencé a caminar hacia atrás y me caí provocando que me torciera el tobillo y no podía levantarme, me dolía demasiado, de repente -¡lo que me faltaba! – dije gritando, parecía que venía alguien y por las horas que eran no creía que fuera nadie bueno, cuando comenzó a acercarse me di cuenta de que era de mi edad, poco mayor que yo y sumamente guapo -señorita... ¿estás bien? – preguntó, al parecer era amable y un caballero -s...si, me he torcido el tobillo y no puedo caminar- expliqué agarrándome el tobillo por el dolor -pero... ¿qué hace aquí? – preguntó agachándose a ayudarme -fui a alimentar a mi caballo- respondí -no creo que por ir a alimentar a tu caballo alguien pueda acabar así- dijo riendo y señalándome -para estar hablando con una desconocida eres muy sarcástico – contesté riendo -lo siento – dijo decepcionado – no te preocupes, acabe aquí porque me distraje, estaba demasiado centrada en mi cabeza, imaginaba cosas hermosas y soñaba con un romance trágico- el río -¿un romance trágico?- preguntó pícaramente -ni siquiera me conoces – dije golpeándole riendo -lo siento, lo siento, trae te ayudaré – me cogió como a una princesa y yo me agarré a su cuello, de repente, la luz de la luna iluminó mi cara, por suerte mi pelo no -eres muy hermosa – dijo acariciando mi cara – no es cierto chico desconocido del bosque, pero gracias – él me miró desconcertado, pero no insistió cosa que agradecí -¿Dónde vives?- preguntó sonriendo -Tejas Verdes- contesté – así que eres la niña nueva de Avonlea, la chica que los Cuthbert adoptaron – asentí -¿eres...?- preguntó incomodo -huérfana... si... entenderé que no quieras ayudarme- me miró confuso -¿Por qué no iba a ayudarte desconocida del bosque, eres una persona muy agradable y quiero ayudarte, así que vamos y no te quejes más- me subió a su caballo y nos dirigimos hacia Tejas Verdes, cuando llegamos, el me bajo y volvió a cogerme en la misma posición de antes, entramos en casa sin hacer ruido y subió las escaleras sigilosamente, abrió la puerta y me dejó en la cama -gracias... por cierto ¿Quién eres?- pregunté muy curiosa, era muy raro que no se hubiese presentado ya -me llamo...-
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Anne with an E ~ De una pesadilla a un sueño
AdventureAnne Shirley es una joven huérfana de 13 años que vive siendo acosada por las demás internas y la matrona del orfanato, tras una vida de sufrimiento, Matthew y Marilla Cuthbert la adoptan, y gracias a ellos, poco a poco su vida comienza a mejorar p...