Capítulo 3.

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Nadia

-¡Anímate! Estoy seguro de que no va a ser tan malo porque ir a Las Vegas es increíble- escuché decir a Marcus a mi lado al tratar de convencerme de ir a la boda de Belinda por sexta vez.

-Y no puedes quedarle mal a tu mejor amiga en su boda porque se va a casar en un lugar que detestas- me regañó Bianka mientras se pintaba las unas de un color rojo demasiado intenso encima de la mesa de su gran jardín.

Era domingo y mañana debía de tomar el vuelo a Houston para encontrarme con Belinda y con su prometido. Se supone que pasaríamos ahí una semana y después nos iríamos a Las Vegas con los amigos de Jed para pasar unos días juntos hasta que todos los invitados lleguen para su boda. No me entusiasmaba mucho ir a ese viaje porque no quería dejar mi trabajo ni mis actividades diarias que ya tenía bastante marcadas, pero mis amigos se estaban empeñando en hacerme cambiar de opinión durante ésta reunión de amigos que tuvimos hoy en casa de Bianka.

Suspiré sabiendo que no iba a llegar a ninguna parte con ellos porque pensaban muy diferente a como yo lo hago.

Adoraba a Belinda, enserio que lo hacía, pero justo ahora la odiaba por querer casarse en un lugar tan feo como Las Vegas. Conozco a esa chica desde que tengo once años y sé que siempre ha soñado con casarse en un lugar lujoso, atractivo y "divertido". Yo prefiero visitar ciudades más tranquilas y llenas de cultura para que pueda aprender la historia de otros lugares, pero ésta vez ha ido muy lejos.

-¿Qué tiene las Las Vegas de interesante? ¿Qué cosas productivas puedes aprender de esa ciudad?- les pregunté abrumada mientras llevaba mi taza de café a mi boca para darle un sorbo y miré la hora rápidamente en el reloj de mi celular.

Faltaban veinte para las siete de la tarde y yo tenía que irme de aquí a las nueve para verificar de nuevo que efectivamente tenía los boletos correspondientes y que empaqué lo necesario para ese viaje al que no tenía tantas ganas de ir.

Simón soltó una carcajada al escucharme preguntar eso y me miró fijamente.

-Esa ciudad te enseñaría especialmente a ti a dejar de ser tan estirada. ¡Vamos, Nadia! ¿Cuándo fue la última vez que te pusiste hasta el tope de borracha? Te va a servir mucho ir para que te despejes de esa rutina tan rara que tienes- me respondió negando con la cabeza y se sirvió un poco de más whisky en su vaso.

-Hablan como si fuera la persona más aburrida del mundo y ustedes saben que no es así. Soy fantástica- me defendí ante lo que dijo al cruzarme de brazos.

Marcus asintió y apoyó ambos codos en la mesa de cristal en la que estábamos sentados alrededor.

-Todos sabemos lo fantástica que eres, pero a mí me encantaba más la persona que eras antes de que Steve terminara contigo. Has cambiado demasiado y no es normal que toda tu vida se base únicamente en tu trabajo y en todas las responsabilidades que tú sola te impusiste para no enfrentar tus problemas. ¡Tienes veintisiete años! ¡Vive! Tienes que ir a ese viaje. -me aconsejó seriamente, pero yo volví a negar.

Habíamos tenido ésta conversación tantas veces y nunca terminaba bien.

Los tres habían sido mis compañeros en la universidad y nos volvimos muy amigos después de que Bianka defendiera a Marcus cuando se burlaban de él por ser gay. Simón se unió a nuestro pequeño grupo de amigos dos semestres después cuando llegó de intercambio desde Canadá y nos hemos vuelto muy inseparables.

¿Por qué dicen que he cambiado?

Bueno, hace tres años solía ser una chica muy perdida. Me encantaba irme de fiesta, emborracharme, acostarme con chicos y hacer todo lo que quisiera sin tener obstáculos porque mis padres son los dueños de un club de futball soccer de alto nivel y eso me daba mucha popularidad en todos los aspectos.

Oh no, Yoshua.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora