Capítulo 22.

740 76 4
                                    


-¿Qué demonios haces aquí?- le pregunté con sorpresa al verlo parado frente a mi puerta con una gran sonrisa 

Sin embargo, esta última se esfumó cuando me vio de pies a cabeza. 

-¿Por qué no estás vestida?-me preguntó frunciendo el ceño sin responder a mi pregunta y yo lo miré sin entender 

Venía vestido igual que hace rato, solo que ahora tenía una pequeña mochila cargando en sus hombros. 

-No planeaba hacer nada hoy.- le respondí encogiéndome de hombros y su mirada se detuvo en la habitación hecha un desastre. 

-Te estuve mandando mensajes para avisarte que vendría por ti porque sabía que harías esto.- comentó poniendo los ojos en blanco mientras entraba sin pedirme permiso. 

Olía muy rico y eso me dejó como piedra hasta que reaccioné al cerrar la puerta detrás de mí. 

-Pensé que habías conseguido a alguna chica para pasar el día.- le respondí sin pensarlo y el chico alzó una ceja. 

Ahora yo me quería prender fuego en lo que su mirada caía en mis piernas descubiertas por la pijama que traía puesta. 

No sé qué me ponía más de nervios. 

-Escuché que ya tenías planes y por eso no te propuse nada.- habló mirándome a los ojos de nuevo y fijó la vista en la televisión que tenía el capítulo siete de Bridgerton en pausa.- Debo admitir que se me hizo raro, pero acompañé a tus hermanas en las distintas actividades que querían hacer y cuando estábamos comiendo, me dijeron que probablemente estarías encerrada descansando.- prosiguió negando con la cabeza porque pensaba que había desaprovechado mi día. 

-Bueno, me has descubierto, pero vaya que me la estaba pasando bien.- le respondí encogiéndome de hombros sin mentir 

Yoshua soltó una carcajada que me puso los pelos de punta. 

-Estamos en Las Vegas, Nadia. Tu casa es ideal para encerrarte a ver películas y hacer tu spa personal, pero aquí no.- respondió negando con la cabeza de manera divertida y lo miré mal en respuesta.- Tienes suerte de que haya venido a arreglarlo porque ya está anocheciendo. 

-¿Y tú planeas asaltar un hotel o qué?-le pregunté queriendo cambiar de tema después de quedarme callada por un momento y fijándome en la mochila negra que cargaba en su espalda como un niño que iba a la escuela. 

Yoshua alzó las cejas al escucharme y sonrió aún más. 

-Qué bueno que lo mencionas, debes arreglarte porque vamos a estar fuera casi toda la noche. - respondió como si hubiera recordado la razón por la que vino de un momento a otro y yo fruncí el ceño sin moverme. 

-No haré nada ilegal.- le advertí negando con la cabeza.- Yo me quedaré aquí a seguir disfrutando mi día.- aseguré con seriedad frente a él. 

-Ni de broma, vas a venir conmigo. Ahora vístete porque la tarde se va.- habló al apagar la televisión rápidamente y acomodó un poco las sábanas de la cama para que no se viera tan desarreglada. 

-¿Qué? No quiero ir a ningún lado, es tu noche libre, Yoshua. Haz cualquier cosa y no te preocupes por mí, no por nada me quedé aquí.- le dije viendo cómo volvía a arreglar todo en su lugar hasta que se detuvo y caminó hacía a mí soltando un suspiro cansado. 

Sabía perfecto que lo iba a rechazar sin importar lo que hiciera. 

-Tengo muchas cosas planeadas para lo que resta del día y sé que te gustará, Nadia. No te voy a decir de qué se trata porque quiero que sea sorpresa y sé que te vas a negar si te las digo, pero te prometo que la vamos a pasar increíble si confías en mí y haces todo lo que te diga.- me dijo tomándome de los hombros sin quitarme la mirada de encima.- Sólo ven conmigo, vamos a revivir tus años de juventud. 

Oh no, Yoshua.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora