capítulo 4

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La mañana siguiente la viví como normalmente lo hacía.

Habiéndome levantado antes que Lisa, me cambié y tomé mi desayuno. Últimamente tomaba unas horas extras en mi trabajo para salir a comer con Seolhyun y pasar un buen rato. Nada de conflictos o miradas tristes, no necesitaba de aquello para seguir mi vida.

A las ocho de la noche arribé en casa, apenas había puesto un pie en ella cuando un niño de seis años ya me abrazaba melosamente una de mis piernas, tratando de esa forma obtener mi atención.

-¡Mamá! ¡Mamá! ¡Mamá!- Gritó con emoción dando pequeños saltitos. Llevaba puesta su ropa de dormir y por su pelo húmedo supuse que este ya había tomado su correspondido baño de noche.

-¡He campeón, también me alegro de verte!- Lo tome en brazos y le deposite un sonoro beso en la mejilla, lo cual le hizo reír -¿Qué haces despierto a estas horas? Estoy seguro que en estos momentos deberías estar ya acostado en tu cama.

-No- Respondió alargando la "o", seguido de una pequeña risita. De aquellas que forman los niños después de llevar a cabo una de sus travesuras.

Observe como guiaba sus ojos de soslayo hacía mi maletín, el cual había dejado sobre el piso al cargarlo. Volverla hacía mi y hacerse el inocente al juntar sus pequeñas manitas sobre mi pecho.

-No me engañas Dowoon- Dije con burla al descubrirlo, llamando así su atención -¿Por qué siento que has esperado con más ansias la llegada de un chocolate, que la de tu propia madre? ¿he? Me siento dolida- Lleve mi mano libre hacia el pecho, justo sobre el corazón, formando después una mueca de dolor que dio gracia a mi hijo.

-¡No mamá, no!- respondió entre risas. Tomó mu mano alejándola de mi pecho, intercambiándola por la suya -Yo te quiero a ti.

Sonreí abiertamente por sus tiernas palabras. Tenía que aprovechar la situación.

-¿Más que el chocolate?- Hice puchero.

-¡Más que el chocolate!- Sonrió anchamente mirándome a los ojos.

-¿Y qué el helado?

-¡Sí!

-¿Y tus carritos?

-¡Sí!

-¿Y tú pelota y galletas?

-¡Sí, y que sí!

-¿Seguro?

-¡Que sí mamá, ya!- Salto entre mis brazos.

Admire su pequeña carita de niño, y me sentí la persona más feliz en aquel momento. Lo quería, de eso no tenía duda alguna.

Pero segundos después me sentí la persona más desgraciada sobre la faz de la tierra.

Lo iba a abandonar, no solo, pero sí sin una de sus madres. Apenas tenía seis años, y seguramente no entendería el hecho de la separación de sus padres. Era un niño bastante alegre, y que me preocupaba en sobremanera que su linda personalidad decayera por mi causa. Me dolía.

Pero, lastimosamente, eso no me haría dar marcha atrás.

Incluso yo me sorprendí de mi propio egoísmo en aquellos momentos.

-¿Estás bien mamá?

Regrese de mi mundo al escuchar su tierna voz, y sacudí mi cabeza para alejar esos pensamientos que no le harían ningún bien a mis decisiones.

Dowoon me veía con la duda plasmada en su rostro.

-Claro campeón, ¿quieres qué te baje?- asintió afirmativamente -Entonces... ¡fuera abajo!

Lanzándolo en el aire y tomándolo nuevamente, deje a mi pequeño hijo sobre el suelo. Su sonrisa era encantadora.

-Pero si me darás el chocolate ¿verdad? Porque ya te he dicho que te quiero más que él- Miraba el suelo, algo cohibido.

Niño listo.

-Mmm... De acuerdo- Alcé mis hombros sin darle importancia, y me agache a su altura para tomar el maletín.

Al poner el chocolate frente a sus ojos, Dowoon trato de tomarlo con entusiasmo de mi mano, pero la aleje con todo y chocolate antes de que este lo obtuviera.

-Pero...

-¡No mamá, pero no! ¡Pero no!

-Pero... tendrás que esperar hasta mañana, no pienso arriesgarme a que esto- señalé dulce -Te de un arranque de energía y no puedas dormir- Lo vi cruzarse de brazos y crear un molesto puchero.

-Oh, vamos Dowoonie, no te enojes. Ya verás que mañana apenas te despiertes esto estará sobre la mesita de noche- Me observó con duda, seguro pensando en si creerme o no -Miras, mientras más rápido te vayas a dormir, más rápido saldrá el sol ¿de acuerdo?

Me miró con suspicaz, y frunció el ceño en su frente.

-¿Lo prometes?- dijo inseguro, dejando caer sus brazos a ambos lados de su cuerpo.

-Lo prometo- resople con diversión. Me sonrió, mientras asentía con su cabeza seguidamente.

-Está bien, ¡buenas noches mamá!

Se acercó aprovechando mi posición cerca del suelo, para después dejarme un beso en la mejilla.

-Buenas noches Dowoon- dije tranquilamente, quedándome en el suelo hasta dejar de escuchar sus piecitos con paso apresurado y la puerta de su habitación al ser cerrada.

El silencio sumergió de inmediato el recibidor. Me levanté con lentitud del suelo, tomando el maletín conmigo.

Ya en la sala lo dejé caer sobre uno de los sillones, me encargue de aflojar la corbata de mi cuello, y desabotonar los primeros botones de mi camisa.

La realidad no me había golpeado hasta aquel momento en que busque con la mirada la presencia de Lisa. No había dado señales de vida desde mi llegada, y tampoco es como si lo hubiese esperado después de lo que le había dicho. Pero la duda aún estaba allí.

Al acercarme al marco de la cocina la encontré.

Me daba la espalda mientras escribía, lucia decaída por la postura en sus hombros e irradiaba un extraño aura de confusión. Vestía un pans holgado oscuro junto con una playera azul. Sus cabellos lucían húmedos, seguramente por su habitual baño de noche.

En aquel momento yo solo me retire de la habitación. No había nada que hacer en aquel lugar.

Además, el haber pasado la tarde con Seolhyun me había dejado ciertamente agotada.

Las acciones de Lisa ya no poseían la misma importancia de antes.

Camine con cuidado, y al llegar a mi destino simplemente me desplome sobre el colchón. La habitación se encontraba a oscuras, el aire lo sentía tenso alrededor, y mi vista se encontraba perdida en algún punto de la pared frente a mí. La cabeza me empezó a resentir las pocas horas de sueño de la noche anterior.

Y así, sin siquiera dignarme a tener un cambio de ropa, quedé tendida sobre la comodidad de mi cama, dejando los problemas para el despertar siguiente.


No Sabemos Lo Que Tenemos. [Jenlisa; adaptación] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora