-Creo que es hora de que regrese.
-De verdad que sí, querida. El tiempo vuela.
El sol de la tarde se colaba por entre las ventanas del pequeño lugar anunciado, sin necesidad de ver un maldito reloj, que las horas de visitas ya habían iniciado. Desconocía la situación de Lisa en ese momento, podía inclusive haber despertado o... Pasado la peor de las situaciones. No quería ni imaginarlo.
Pero sin embargo, allí me encontraba yo, llorando como una niña de cinco años. Dios, es que era imbécil. Debía volver inmediatamente.
Sentí como la mujer frente a mi palpaba mis manos con ligereza, tratando de llamar mi atención. -Debes irte ahora, tienes muchas cosas de las cuales hablar con cierta personita.
Me puse de pie con presteza, pero sin romper la unión de nuestras manos. -No sé cómo se encuentra- la miré con tristeza. -Ella está muy mal, temo volver y que ya no se encuentre allí, que se allá ido.
Mis piernas se negaban a aceptar la orden de moverse, como si el miedo echara raíces en el sitio. Estaba aterrorizada. Más ella me miró con una pequeña sonrisa. No pude descifrar si se trataba de una de consuelo o de lastima. ¿Tal vez ambas?
-Vamos Jennie, el estar aquí no te dará todas las respuestas- dijo ella. -No te pierdas más, cariño.
Perderme.
Es verdad, debía volver ahora.
Estuve a punto de soltar las manos de aquella bella mujer y agradecerle por haberme escuchado, pero fue entonces que me di cuenta que ni siquiera sabía su nombre.
-Lo siento mucho, que grosera he sido- la miré avergonzada. -No le he preguntado su nombre.
Ella rió con dulzura. -Amelia, querida ¡Pero vamos, vamos. Que el tiempo corre!
Contagiada por su sonrisa, le devolví el gesto y comencé a alejar de la mesa.
-Gracias Amelia. Muchas gracias.-¡No fue nada, Jennie!
Entonces salí presurosa de la cafetería, con destino a la habitación de Lisa. El camino parecía eterno con cada paso que daba y las ideas negativas solo se hacía cada vez más frustrantes con cada uno de ellos.
Es que no tenía ni idea de cómo iba a terminar todo aquello.
Al llegar al pasillo correspondiente, vi como el doctor con el que había hablado horas antes, salía de la habitación de Lisa. Sin embargo, en vez se sentir algún alivio, todas las alarmas en mi cabeza se encendieron. Acorté corriendo el camino restante y me planté frente a él.
Lo miré con urgencia. -¿¡Está bien?! ¿¡Ella está bien?!- casi grité en su rostro.
-Señora, le voy a pedir que por favor no vuelva a correr por los pasillos. Y mucho menos alce la voz.- me respondió. -Hay otros pacientes en el lugar que necesitan descansar.
Maldita sea. Eso no fue lo que le pregunté.
-¿Cómo esta Lisa?- cuestioné de nuevo, conteniendo todo clase de adjetivos calificativos de mal haber que quería salir de mi boca.
Solo está haciendo su trabajo, Jennie. Por favor, tranquilízate. Me dijo a mi mismo.
El doctor soltó un suspiro y volvió a su vista a la puerta tras de si. -Ella ha despertado. Aún no comprendo como lo ha hecho. Es demasiado rápido incluso para alguien en su situación actual.- dijo él, en un tono que demostraba confusión.
Dios.
¿Habría escuchado mal?
¿Acaso acababa de decir que Lisa había despertado... qué estaba viva?
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No Sabemos Lo Que Tenemos. [Jenlisa; adaptación]
FanfictionJennie toma el valor de cambiar su vida con la "sencillez" del divorcio, a cuestas de quien alguna vez abarcó su corazón. Por eso, Lisa no está preparada para un cambio que es ajeno a su lucha. En cuerpo y alma. esta historia no me pertenece, todo...