Verte nacer

265 16 5
                                    

Le parecía que todo lo que le había sucedido hacía unas horas era digno de una película de terror. Aún le temblaban las piernas y el corazón le retumbaba en el pecho, acelerado por la adrenalina que todavía se encontraba en su cuerpo.
¿Cómo podía ser que esa espectro estuviera aquí ¿Será que encontró otro traslador? Pero, ¿cómo? Eran las preguntas que resonaban una y otra vez en su cabeza, mientras pensaba en cómo es que estas cosas le ocurrían ahora que su vida parecía haberse acomodado, y que finalmente las cosas le habían empezado a salir bien. Tenía un trabajo que le agradaba y en el que se sentía cómoda.

_Dios mío, ¿qué va a pasar después de esto? He abandonado mi guardia, seguro van a despedirme... Tendré que hablar con mis jefes; trataré de explicarles cómo pasaron las cosas, tal vez lo tengan en cuenta y no sea tan severa la reprimenda... quizás...._ , murmuró angustiada y atemorizada ante la posibilidad de perder el empleo que tanto le había costado conseguir y por el que se había esforzado tanto. No era un buen momento para eso, con el momento del nacimiento de su hijo aproximándose. Trató
de serenarse, y telefoneó a sus jefes, explicándoles la situación y todo lo que había ocurrido no sólo en el piso de su servicio sino en el resto del hospital, y les aseguró que realizaría una denuncia policial por la agresión sufrida en su lugar de trabajo. Tuvo mucha suerte de que sus superiores fueran en verdad personas comprensivas; no sólo le recomendaron que hiciera la denuncia, sino que se mostraron sumamente preocupados por su estado de salud y el de su bebé, e incluso le dijeron que ante la situación, adelantara la petición de la licencia por maternidad, y le remarcaron que los mantuviera en aviso si presentaba algún problema o complicación con el embarazo debido al esfuerzo fisico al que había estado expuesta. Natalie les agradeció su preocupación y entendimiento, les aseguró que los mantendría al tanto de su salud y, que si se encontraba en buenas condiciones, le gustaría continuar trabajando hasta el momento del parto.
Luego de colgar la comunicación, se dirigió al baño a tomar una ducha caliente para relajarse después de tanta tensión, aunque eso resultara difícil. Al terminar, se puso su pijama y se recostó en su cama; decidió ver algo de televisión para distraerse y tratar de olvidar lo que había sucedido, así que tomó el control remoto y encendió el aparato. Lo que vió en la pantalla la asombró y la llenó de pánico: en las noticias, ya habían reportado el ataque a una joven médica perpetrado por una misteriosa mujer morena vestida de negro, la cual además causó destrozos en el hospital y también en los alrededores del mismo, dejando a su paso objetos quemados y derretidos como si hubieran sido expuestos al fuego. Natalie se llevó las manos al cuello y tragó saliva; había olvidado que la espectro había tratado de estrangularla antes de que ella la hiriera en el cuello con el bisturí.

_¿Será que la maté? La herida que recibió era mortal, su sangre de color negro comenzó a manar al instante en que el filo tocó su piel...No, no puede ser; esos seres no morirían con algo tan simple, para eliminarlos se necesita el poder del cosmos de un caballero dorado..._ , dijo casi en un susurro.

Un dolor agudo en el vientre la hizo dar un grito; aquello la alarmó más que lo que había vivido hacía unas horas. Respiró profundo y dejó salir el aire lentamente, esperando a que calmara, y controlando que no volviera a repetirse, mientras evaluaba el tono de su vientre con las manos y repetía un mantra, de esos que le había enseñado Ásmita.

_Por favor bebé, no me hagas esto ahora... Todavía no es tiempo de que vengas a este mundo..._ .

Una nueva punzada de dolor apareció nuevamente, y ya con eso Natalie hizo el esfuerzo de levantarse, tomar un abrigo y llamar a un taxi para que la llevara hasta la clínica en la que se hacía todos sus controles.
Amenaza de parto prematuro fue el diagnóstico que recibió, y por el que los médicos la dejaron internada para recibir medicación para frenar el trabajo de parto.
Desde el momento en que sintió el primer dolor, supo cuál era la causa; sólo rogaba que su bebé estuviera bien y que aguantara un poco más antes de venir a conocer el mundo.

Dónde estás tú...? (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora