Ásmita continuaba mirando a la espectro con ira y desprecio en sus ojos, mostrándole el enojo que sentía por haber intentado dañar a su familia.
_Tus pecados te condenan, espectro; desde el siglo XVIII has estado tomando vidas, y has continuado con ello aún en este tiempo. Además te has atrevido a tocar a los seres que son lo más preciado para mí en este mundo, y ¡no saldrás impune de haberlos lastimado! Ha llegado el momento de que pagues por tus crímenes; sólo así las almas de las personas inocentes que asesinaste en tu camino de búsqueda de venganza podrán descansar en paz_ .
Banu lanzó una carcajada siniestra, luego de lo cual, encendió su cosmos y lanzó de improviso una de sus técnicas contra Ásmita, que a su vez, invocó su barrera protectora característica casi inquebrantable, Khān, para repeler la oleada inmensa de llamas violáceas dirigidas hacia él.
_¿Sabes por qué te he arrebatado a tu hijo y a esa chiquilla que tienes como tu amante, Virgo? No sólo tengo que cumplir con la misión que me encomendó mi Señor Hades de acabar con la amenaza que representa ese mocoso para que él pueda ganar la próxima Guerra Santa que se desarrollará en este siglo, sino también porque...¡tú me quitaste a mi maestro, Atavaka de Acala!!_ , exclamó Banu con rabia contenida desde hacía mucho tiempo, y que dejó salir al lanzar una vez más uno de sus ataques, consistente en una enorme bola de fuego color morado contra Ásmita, que se protegió utilizando nuevamente su técnica Khān.
Fue entonces que en ese momento comprendió tanto ensañamiento de la espectro para con su familia: en primer lugar, culpaba a Natalie de haberle arrebatado el amor de Degel y su belleza; segundo: tenía que eliminar al pequeño Alejandro, heredero de la armadura dorada de Virgo y pieza fundamental para desbaratar los planes de Hades para ganar la próxima Guerra Santa, y por último, lo que le acababa de revelar y que jamás Ásmita se había imaginado es que la mujer fuera discípula del espectro más cercano a un Dios en el Inframundo, a quien él había derrotado en el siglo XVIII, antes de que comenzara el conflicto bélico entre Athena y Hades de ese tiempo. El caballero de Virgo esbozó una media sonrisa sarcástica, mientras se dirigió a Banu:
_ Así que Atavaka era tu maestro... No era más que un demente que creía haber alcanzado la iluminación y que solamente se alimentaba de las almas de los pobres muertos que llegaban al Inframundo... Él ha pagado por los pecados que ha cometido, y la rueda del Samsara se ha encargado de que su alma no vuelva a renacer jamás. Tú, como seguidora y discípula de ese monstruo devorador de almas, ¡también serás castigada! ¡Te enviaré a padecer en los seis infiernos! ¡Rikkudō Rinne!!_ , rugió Ásmita, y lanzó una esfera de luz hacia su oponente, luego de lo cual el espíritu de la espectro comenzó su pasaje a través de los infiernos de la doctrina Samsara, hasta ser torturado en Asura, el mundo de la Guerra, pero del cual pudo escapar casi milagrosamente, o mejor dicho, sospechosamente, puesto que el caballero de Virgo deseaba aplicar su técnica más poderosa para privar a la espectro de sus sentidos, uno a uno, y finalmente destruir su cuerpo y también su alma. _Has experimentado el terror extremo en Asura, el mismo que les inflingiste a tus víctimas sin la menor consideración ni misericordia...Ahora vas a saber qué es lo que se siente al quedar despojado de todos tus sentidos, ¡Tesoro del Cielo!_ , y con un simple movimiento de su mano comenzó a quitar uno por uno los cinco sentidos de la espectro, la cual se encontraba inmovilizada y con su cuerpo en una posición totalmente antinatural, con el rostro transfigurado debido a los horrores que había visualizado mientras estaba bajo la técnica de Transmigración a los seis infiernos, y también producto de la privación de sentidos que ahora estaba experimentando.
Se retorcía de un lado a otro, adoptando posturas imposibles para un cuerpo humano; a pesar de haber perdido sus cinco sentidos, Banu continuaba teniendo su pensamiento, que Ásmita no le arrebató para que pudiera escuchar las últimas palabras que tenía para decirle telepáticamente, antes de que el alma de la espectro fuera sellada, al igual que la de su maestro Atavaka, en la rueda del Samsara, que apareció frente a ella luego de que el caballero de Virgo adoptara la posición de loto y comenzara a recitar mantras.
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Dónde estás tú...? (COMPLETA)
FanficDesde siempre me ha fascinado la mitología griega;años soñando con esa cultura y esos paisajes maravillosos...jamás imaginé vivir una aventura así...