Y caía, y caía, y caía, sin pausa, sin freno, irremediablemente hacia el abismo. Y mientras caía rememoraba sus tan atesorados momentos junto a su otra mitad, su cálido tacto, su flexibilidad. Y caía, y caía, y se preguntaba si su pareja quedaría en soledad para siempre o reharía su vida con alguien diferente.
Y caía, y caía. Hasta que dejó de hacerlo. Hasta que notó el frío tacto del suelo mojado sobre su piel. Y entonces miró hacia el cielo en dirección a la ropa tendida y con un último suspiro, se despidió de su otra mitad, su amado calcetín derecho.
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Pues aquí va el primero! Dedicado nuevamente a Tirano-chan y a PatataQuimica por haber apoyado la idea y ¡porque parece que este relato les ha gustado! Esta patata se siente orgullosa de vosotros ❤
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De palabras sazonadas y otras animaladas
Diversos¿Quién dice que las historias no pueden tener sabor? En esta antología de relatos y microrrelatos, los matices gustativos se convierten en el hilo conductor de un viaje literario diferente, conformado por una selección de historias divididas en cinc...