7- Como una película de Disney

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A la mañana siguiente el sol atravesó las delgadas cortinas de Warlock, con la ventana abierta la fresca briza de la mañana se coló junto con el alegre canto de los pájaros. El joven hechicero de desenredo de las frescas sabanas y estiro sus brazos; se sentía alegre y tranquilo; sacudiéndose el sueño de encima bostezo y se levantó para ir al baño. Se cepillo los dientes, el cabellos y se cambió de ropa.

Una extraña sensación en su pecho le hizo querer mirar por la ventana y apreciar el hermoso paisaje de Tadfiel; con un sol radiante una sonrisa apareció en su pálido rostro, los verdes paisajes del lugar contrastaban con las hermosas flores de su jardín que parecían haber crecido de la nada.

Todo ese día se miraba perfecto para dar un paseo por el lugar, quizá ir al parque y comer un helado; se apresuró para llamar a Adam y que este le acompañara en este nuevo día, pero después de proponer aquello el otro chico le contó tristemente que no podría salir con él en esa ocasión, había surgido un urgente asunto familiar que le impediría encontrarse; Warlock se sintió decepcionado pero entendió aquello. Adam no dejo de insistir que en cuanto estuviese libre iría con él, pero por algún motivo ese soleado día se volvió nublado y gris. Warlock colgó el teléfono, miro el nuevo panorama tras la ventana y le pareció que este era mucho mejor que el anterior. Tomo las cosas necesarias, un poco de dinero y salió de casa; camino hasta el centro y hallo una tiendita de arte, compro un cuaderno junto con lápices y borradores, para luego ir a una zona menos habitada.

Era un prado bonito con varios árboles; se sentó bajo uno muy frondoso y miro a los alrededores un busca de algo para dibujar. Los arboles no eran muy altos, pero tampoco los edificios por lo cual las nubes del cielo, de color blanco y gris, se miraban con claridad; el sol se asomaba entre ella con timidez y algunas aves volaban solas o acompañadas. Saco el cuaderno de la bolsa de la tienda y el lápiz más claro que tenía, comenzó trazando la troncos de los árboles para luego seguir con las copas; en lo alto una parvada de aves paso volando para luego aparecer en su hoja. Warlock se adentró en su trabajo que no se dio cuenta que alguien que paseaba por ahí se le quedo mirando. Anathema también había creído que ese era un buen día para pasear; la ocultista tenía planeado una agradable paseo seguido de una merienda con Newt cuando este volviera del a donde quiera que fuese que haya ido a buscar empleo. Lo que no se esperaba era encontrar a un chico vestido de negro, fácilmente podría confundirlo con una sombra; pese a ese oscuro tono estaba muy bien vestido. Pero su gran elección de moda no fue lo que llamo la atención de la chica, sino la extraña aura del muchacho; su tono parecía una mezcla de dos auras diferentes, ni muy inclinada al bien ni muy inclinada a mal; un aura neutral pero de una presencia muy fuerte, difícil de ignorar.

Warlock se dio cuenta de que alguien la miraba levanto la vista para ver a una mujer de rasgos bonitos que no parecía tener intención de esconderse; él solo levanto la mano y saludo, ella salto sorprendida y miro a todos lados como si no fuesen los únicos que se encontrasen ahí; la mujer se acercó con timidez.

—Hola, ¿eres nuevo en el pueblo? — tenía un acento americano, eso le genero un poco más de confianza por la familiaridad de ese acento.

—Estoy de vacaciones. — la mujer lo miraba de pies a cabeza, quizá por su ropa oscura en un día caluroso.

Por su parte Anathema miraba al chico debido a que su apariencia le parecía familiar, lo estudio con la mirada hasta que noto el puntero de Ouija colgando a modo de collar.

— ¡Ah! Eres el chico que le gusta a Ad... el amigo de Adam. El me conto sobre ti el otro día. — se dio cuenta de lo que haba dicho e intento corregirse pero era obvio que fue muy tarde. — Me llamo Anathema.

Warlock se quedó un momento aturdido por la inesperada revelación de la ahora no desconocida mujer; no supo bien por qué pero aquella revelación le genero una pequeña sensación cálida que poco a poco crecía en su pecho como una flor en primavera.

¡Demonios!

Estaba seguro que su cara se había puesto roja, la sentía caliente.

—Él dijo... debe de ser una broma. Señorita, no la conozco, no me haga ese tipo de bromar ridículas. —

En ese momento Anathema se dio cuenta de que había arruinado un poco las cosas. Al ver la reacción del muchacho solo pudo inferir dos cosas, o eso le desagrado, o a él también le gustaba Adam; discretamente rezo para que fuera lo segundo para poder ver a su pequeño amigo feliz.

Aquella tarde la ocultista tuvo una larga plática con el joven hechicero. En esa plática descubrió la curiosa afinidad del joven con las artes ocultas; le aconsejo que tuviese cuidado de no meterse en algo que pudiese traerle problemas más adelante.

Cuando la mañana termino, poco después del mediodía, Anathema acompaño al chico a su casa, siguiendo su charla que planearon profundizar más en una ocasión que Warlock se pasara por la casa de Anathema para comer algunas golosinas. Mientras el chico se adentraba a su casa Anathema noto algo curioso en su aura; un pequeño brillo que comenzaba a crecer poco a poco; no sabía que era, pero estaba segura que lo había visto antes.

Pero quien se llevó la sorpresa más grande de ese día fue Warlock, quien a entrar a su casa se encontró con Adam sentado en la sala con su padre. El pequeño adonis se miraba nervioso, con las manos juntas y una pierna dando pequeños saltitos en el suelo. Sus azueles ojos soñadores se posaron en él cuándo lo escucho entrar y luego sonrió con dulzura.

Warlock solo pudo maldecir internamente ante esa visión.

¿Por qué demonios Adam parecía una especie de príncipe encantador en ese momento? Incluso podía ver como una especie de halo luminoso salía de su cabeza y pequeñas mariposas luminosas volaban a su interior.

Ya estaba decidido, en cuanto consiguiera un lienzo y pintura pintaría a ese niño bonito.

— ¿Adam? ¿Ya estas libre de ese asunto familiar? — Adam se miró aún más nervioso, miro a su padre y luego volvió su mirada a él.

—Eh... en unos días es mi cumpleaños, y sé que también es el tuyo. Así que, pues, hay un lugar de Gotcha cerca del pueblo y, pues mis padres fueron a ver su podíamos rentarla por un día...— pareció darse cuenta que estaba divagando, agito la cabeza y se centró. — Me preguntaba si querías ir a mi cumpleaños. Podemos ponernos de acuerdo para que celebren nuestros cumpleaños juntos, planear un pastel y la comida...— y nuevamente volvió a divagar; aquello le genero gracia a Warlock que lo detuvo antes de que comenzara a planear hasta que ropa llevaría ese día.

—Claro, claro. Será divertido, no tenía planeado nada para ese día. ¿Quieres hablar de eso ahora o te gustaría hablarlo después?

—Creo que lo mejor será reunirnos con sus padres después, ese tema puede ser bastante largo y será mejor que los adultos nos encarguemos. Adam, muchacho, ¿te gustaría quedarte a almorzar? — aquel almuerzo resulto incomodo por algún motivo extraño. Milagrosamente paso rápido.

El resto de la tarde paso de la manera en la que había imaginado esa misma mañana, ambos pasearon por el marque mientras comían helado y charlaban.

Pasado esa alegre tarde la noche cayo en su tercer día en Tadfile.

En su cama, comenzó a pensar en la próxima fiesta; una sensación rara se estancó en su pecho.

Por algún motivo tenía un mal presentimiento. 

Caramelo de Limón | Antichristboy-friends.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora