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E Y E S

Advertencia: ninguna.
Nota: Este OS se remonta entre Capitán América: El Soldado del Invierno y Civil War.
Palabras: 880



Sus ojos. Lo primero que llamó su atención de aquel rostro fueron sus ojos. Azules, tan azules como un cielo de verano.

Recordaba la misión como si hubiese ocurrido mismamente ayer. Corría tras él, intentando atraparle. Ante su sorpresa y, para ser un sujeto tan robusto y corpulento, era bastante ágil y rápido, como un lince. De repente, se giró hasta casi quedar totalmente de frente con ella y la miró, directamente a los ojos.

No sabía muy bien como describirlos, pero, sin duda, eran los ojos más hermosos y azules que jamás había visto. Algo que la sorprendió es que su mirada no reflejaba otra cosa que la agonía, el dolor y la desesperación que había sufrido. No había odio ni rencor. Solo la ansia de ser socorrido por alguien de aquel infierno llamado HYDRA. Alrededor de aquellas perlas que como ojos él poseía, había lo que parecía ser maquillaje oscuro, totalmente descorrido, como si hubiese estado llorando por mucho tiempo. De ser así, ese hecho tampoco la habría sorprendido mucho, en realidad.

No era capaz de imaginarse el calvario que había vivido. Recordaba a Steve hablando de aquel hombre, Bucky Barnes, su leal amigo de la infancia, y de cómo lo habían dado por muerto tras una misión que había salido mal. HYDRA lo atrapó entre sus redes y lo convirtieron en su títere, el mejor de todos.

El repiqueteo constante de las gotitas golpeando el cristal la distraían. La lluvia no había cesado desde ayer por la noche, y los rayos de sol se filtraban débilmente entre los nubarrones. Giró la cabeza para ver las gotitas en la ventana y unirlas con el dedo imaginariamente, pero su maraña de pelo apenas le dejaba ver con claridad. Pasándose la mano por el cabello para atusarlo un poco, se levantó con cautela de la cama, caminando descalza hacia el cuarto de baño.

Pero antes de poder llegar al baño, unos suaves toques en la puerta de su habitación la obligaron a desviar la mirada hacia esta.

—¿__________? Soy yo, Steve. ¿Puedo pasar? —oyó su voz clara y varonil, desde el otro lado de la puerta.

__________ abrió la puerta y dejó pasar al rubio, observándolo de arriba a abajo mientras este se adentraba en su cuarto. Daba la sensación de que no estaba del todo muy cómodo con la situación.

—Necesito tu ayuda, sé que viste algo —habló casi atropelladamente Rogers, acariciándose la nuca mientras que su otra mano se encontraba en la cadera.— Lo viste, ¿a que sí? —girando sobre su eje, el ojiazul miró a la joven. Él lo sabía, incluso podría poner la mano en el fuego afirmando de que ella tuvo unos instantes para observar a quien en otra época fue su mejor amigo: Bucky Barnes. Solo necesitaba oírlo salir de sus labios.

—Si, Steve, lo ví —sentenció en un suspiro __________— Ví... ví sus ojos azules, ocultos entre la oscuridad de la máscara. Si te soy sincera, yo también quiero encontrarle, así que puedes contar conmigo.

Steve resopló bajando la cabeza, sopesando la respuesta de su compañera. Aunque su compañía y ayuda le servirían bastante para sobrellevar todo esto, no quitaba el hecho de que esta misión era bastante peligrosa.

—Te agradezco tu apoyo, __________, pero esto será arriesgado, muy arriesgado —respondió el soldado, dirigiendo su mirada garza a la de ella, con un semblante serio. Y dicho esto, caminó hacia la ventana con ambas manos en los bolsillos de su pantalón, observando el paisaje a través de las gotas de agua que se deslizaban con lentitud por el cristal.

No, ese día Steve no estaba de humor. Parecía distraído, inquieto, como si de vez en cuando se percatara de donde estaba en la realidad.

__________ paseaba sutilmente por la habitación, con los brazos cruzados y la mirada fija en el suelo, como si tuviese la certeza de que la respuesta estaba bajo las losas de mármol. Steve no la miraba, pero sabía que estaba ahí, rumiando en silencio. Miraba por la ventana de la habitación, a sabiendas de que quién había sido su mejor amigo tiempo atrás podría estar en cualquier parte, en peligro.

Caminó pausadamente, dirigiéndose a la ventana hasta quedar a la misma altura que Steve. Adoptó su misma postura y siguió su mirada hasta quedar de frente con su propio reflejo, en el cristal. De vez en cuando lo miraba de reojo, esperando a que él tuviese la respuesta.

—Necesitamos a alguien más, alguien que nos ayude a descubrir el paradero de Bucky. Alguien con más de dos ojos —habló despacio, algo más tranquilo, como si temiese perturbar la calma que se había instalado en la habitación, sin desviar la mirada del cielo totalmente nublado.— Sam.

__________ no se inmutó en absoluto, pero Rogers sabía que aprobaba la ayuda de Falcon. Ella era así, algo callada, pero con una mente brillante, siempre en busca de soluciones o salidas. Siempre buscando, siempre pensando.

Si, sabía que Wilson sería de gran ayuda para encontrar a aquel hombre de hermosos ojos garzos, que le había robado el sueño de una manera casi irreal. Steve no lo sabía, ni siquiera lo sospechaba, pero él no era el único que pensaba constantemente en quién en algún tiempo fue su mejor amigo.

Winter Soldier OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora