Winter Soldier OS

8

B U C K Y ' S B I R T H D A Y

Advertencia: ninguna.
Palabras: 740

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Caminaba dando vueltas junto a la mesa de regalos. Revisaba cada detalle de la habitación paso a paso. Estaba nerviosa. Más bien histérica, como si en cualquier momento fuese a gritar de la desesperación.

—Tranquilízate, __________. Todo saldrá bien —habló con suavidad Rogers, colocándole una mano en el hombro haciendo énfasis en su consejo.

—¿Sabes? —se dirigió a ella Thor, balanceando los pies a cada paso— En Asgard las fiestas se celebraban a lo grande, con mucha comida y bebida —río de forma campechana— Oh, si, ¡banquetes repletos de bandejas doradas y copas llenas de alcohol! Una pena que los midgardianos no seáis capaces de aguantar ni el tercio de lo que allí se hace. Lo que aquí tenéis como alcohol —señaló el suelo con el dedo índice— Lo toman allí los bebés como lactancia.

De repente, el walkie-talkie de Steve empezó a emitir breves señales, de parte de Natasha.

"Ha entrado en el edificio, ha entrado. Está subiendo por el ascensor. Corto."

__________ sintió desvanecerse allí mismo de la emoción. Era la primera vez en mucho tiempo que Bucky celebraría su cumpleaños, y quería que fuese algo totalmente especial. A decir verdad, le había costado más trabajo evitar que Stark invitase a toda Nueva York que los preparativos.

—Rápido, escondeos tras las cortinas. —ordenó Steve, en un susurro— JARVIS, apaga las luces.

—Si, Capitán. —musitó la voz robótica.

—Sigo pensando que era mejor idea mi entrada triunfal con los regalos —murmuró Stark, escondiéndose.

__________ se movió veloz, y se escondió junto a Steve y Thor detrás de una de las enormes cortinas granate. Stark, Clint y Bruce en la otra cortina, y Natasha cercana al pasillo, siguiendo con su implacable sigilo a Bucky.

Desde la penumbra, todos percibían la presencia de Bucky, andando despacio por la habitación.

Steve levantó 3 dedos, contando progresivamente.

—¿Chicos? —dando pasos hacia la sala, tras haber colgado su abrigo en el perchero de la entrada. Rogers seguía contando en silencio— ¿__________?... ¿Stev-..?

—¡SORPRESA! —gritaron todos a la vez, saliendo de detrás de las cortinas a la par de encenderse las luces.

Bucky se quedó atónito, plantado en el suelo. Miraba las caras alegres de todos y cada uno de ellos hasta toparse con la de __________, y supo que ella y solo ella podría haber planeado una cosa así. Todos se empezaron a acercase a él, dándole palmadas amistosas en la espalda. Pero, agradeciendo los gestos, él solo podía prestarle atención a ella, que se estaba acercando.

__________ se abalanzó con suavidad sobre Buck, plantándole en la mejilla un beso sonoro.

—Oye __________, ¿sabes si puede comer tarta?, lo digo por lo del azúcar, que a su edad cualquier día... —indagó Tony, con una sonrisa sibilina en el rostro, mientras por el rabillo del ojo observaba a Natasha acercarse a la barra— y lo digo también por ti, Capipaleta.

—Tony, no te metas con él —ronroneó Natasha— Bueno, ¿quién quiere tarta?

—¡Me pido el trozo más grande! —declaró Tony, mientras se acercaba a Bruce y a Natasha para ayudarlos. __________ se separó de Bucky, sonriendo emocionada.

Steve abrazó a Bucky ante la mirada complacida de __________, y por un momento esta se perdió entre tanto músculo.

—Felicidades Buck, 104 años no se cumplen todos los días...

—Y menos con ese físico, campeón —alguien apareció por la puerta, interrumpiendo a Rogers. Sam se acercaba a ellos, respirando con dificultad y con un regalo horriblemente empapelado. — Feliz cumpleaños, Barnes.

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—¿Te lo estás pasando bien?

Bucky absorbió la pregunta y miró alrededor, viéndolos a todos bailar al son de canciones histriónicas que para su gusto tenían un volumen alto y pasarlo bien.

Suspiró.

—Si cielo, lo estoy pasando genial. Un detalle los calcetines de purpurina de Stark y el medallón asgardiano de Thor, de lo que más me ha gustado —Ella rió— Muchísimas gracias por la sorpresa. —habló con calma, tomándola de la nuca con suavidad para plantar un beso en su frente.

Cierto. Hacía décadas que no celebraba su cumpleaños como era debido, y aunque le había perdido el gusto a ese tipo de fiestas, no podía negar que había sido un gran gesto de parte de todos, y se lo agradecía enormemente a cada uno de ellos. Sobretodo a ella.

—Pues la fiesta aún no ha terminado. Queda algo más —mencionó ella lasciva, mirando como Tony intentaba dar tres pasos seguidos sin caerse y derramar su cuarto botellín de la noche.

—¿Algo más?

—Oh querido, ¿dónde crees que está mi regalo?