Último capítulo...
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Y cenaron, pero después de medianoche. La primera vez habían hecho el amor apasionada, rápidamente. Después se dieron una fiesta más relajada y sensual, una fiesta que sobrepasó toda otra experiencia sexual que hubieran podido compartir. Vibrante, erótica, mágica y primitiva.
A continuación tomaron una ducha y bebieron champán a sorbos mientras esperaban al servicio de habitaciones. Cuando terminaron de cenar, Emma se reclinó sobre la silla. Tenía muchas preguntas que hacerle a Regina. Y necesitaba hablar. Tenía algo que decirle. Cuanto antes.
—Te amo —confesó Emma.
—Gracias, cariño.
—Siempre te he amado —aseguró Emma—. De otro modo jamás habría accedido a casarme contigo. Eres todo lo que necesito. Todo lo que siempre necesitaré. Eres mi vida.
Regina se puso en pie y la atrajo a sus brazos. Sus labios se convirtieron en un instrumento al servicio del erotismo. Al principio la besó suavemente, luego con pasión. Emma se sintió perdida, sumida en un mar de emociones. Se aferró a la morena, igualando su pasión.
¿Cuánto tiempo estuvieron así, abrazadas? Ninguna de las dos lo supo. Lentamente la morena fue despegando los labios, dándole infinitos y diminutos besos mientras la rubia suspiraba a modo de protesta. Cuando por fin Regina se soltó y cruzó la habitación, ella gimió. La observó sacar algo del bolsillo de la chaqueta. Era una caja de joyería, que puso sobre su mano.
—Tengo algo para ti.
—Regina...
—Ábrelo.
Emma lo abrió cuidadosamente, incapaz de contener las lágrimas. Sobre el lecho de terciopelo de la caja había un collar y unos pendientes a juego. Bellos, delicados, alternaban los diamantes blancos con los zafiros rosas.
—Son preciosos —susurró Emma sintiendo las lágrimas correr por fin por sus mejillas—. Gracias.
—¿Lloras, Emma?
—No puedo parar.
Regina sacó el collar y se lo puso. Luego se inclinó y la besó en la sien. El diamante central, en forma de pera, caía exactamente sobre la base del cuello, y la hilera de zafiros y diamantes alternados se curvaba ligeramente sobre los pechos.
Pero lo más importante de todo era que ella lo hubiera recordado. Emma le había descrito ese collar, pero jamás lo había visto en ningún escaparate. Simplemente lo había imaginado. Y eso significaba que Regina lo había encargado.
—¿No quieres ver cómo te queda?
—Es lo más bello que haya visto nunca —respondió Emma sacudiendo la cabeza—. Es especial —añadió comprendiendo que la morena sabía lo que significaba ese regalo para ella.
Emma levantó las manos para quitarse el collar, pero Regina la detuvo.
—Déjatelo puesto.
Entonces Emma tiró de su cabeza y comenzó a besarla apasionadamente. Tanto, que aquel beso sólo pudo terminar de una forma. Después, mucho después, Regina la estrechó en sus brazos y besó su sien.
—Duerme, cariño. Mañana será otro día.
Emma se despertó al oír que llamaban a la puerta. Regina se levantó y abrió. Era el servicio de habitaciones, con el desayuno. ¿Qué hora era? la rubia miró el reloj y gritó. Las nueve menos cinco. Tenía que estar en la boutique en cinco minutos, y todavía tenía que ducharse y volver a casa a recoger ropa limpia. Retiró las sábanas y salió de la cama.
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¿Conveniencia o Amor?
FanfictionCasarse con Regina Mills le había dado a Emma un enorme privilegio, llevar una vida de lujo y glamour. De día, dirigía su propio negocio, y de noche compartía cama con su sexy y apasionada esposa. Regina era todo lo que una mujer podía desear... y m...