Penúltimo capítulo...Disfrútenlo.
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Emma se despertó al oír el ruido de la ducha. Miró el reloj. Las siete. Recogió ropa interior limpia y se dirigió al baño de otra habitación. Hubiera sido muy fácil meterse en la ducha con Regina, lo hacía cada mañana. Pero aquel día no podía, después de lo ocurrido. ¿Y de quién era la culpa?
Tras la ducha, volvió al dormitorio. Regina se estaba vistiendo. La morena la miró largamente, y ella le devolvió la mirada. Luego Emma se quitó el camisón y se dirigió al vestidor.
—¿Piensas estar de mal humor mucho tiempo? —preguntó la morena. Emma prefirió no hacer caso. Al salir del vestidor, Regina le bloqueaba el paso—. Emma.
—¡No estoy de mal humor! —era cierto, y tampoco la odiaba. ¿Cómo podía haberle dicho algo así? Sin embargo, le costaba trabajo echarse atrás. Pero cuanto más tiempo pasara, más le costaría volver a la normalidad—. ¿Qué quieres que te diga?, ¿que siento haberme comportado como una estúpida? Está bien, lo siento.
—Disculpas aceptadas.
—No me manipules.
—Basta ya —advirtió Regina.
—¡Ya no soy una niña, maldita sea!
—Entonces no te comportes como si lo fueras.
—Perdona, pero hoy no voy a desayunar contigo —añadió Emma tensa, sin comprender del todo qué le pasaba—. Iré a un café.
Emma pasó por delante de ella y entró en el baño, y mientras se peinaba y maquillaba observó atónita a Regina en el espejo, que se acercaba para quedarse justo detrás de ella. Se sentía como una cuerda fuertemente tensada, a punto de estallar. Regina la hizo darse la vuelta e inclinó la cabeza hacia ella.
—Esto, esto es lo que importa —dijo la morena con los labios muy cerca de los de ella—. Esto, y nada más.
Y entonces la besó profundamente, hasta que Emma giró la cabeza. Regina la soltó y se marchó. La rubia se aferró al marco de la puerta tratando de recuperar el aliento. ¿Qué le estaba ocurriendo?
Por fin se puso los zapatos, recogió el bolso y se dirigió al garaje. Diez minutos más tarde aparcaba el Porsche, compraba el periódico y entraba en un café. A las nueve en punto abría la boutique. Se pasó media hora llamando al servicio de correos, que debía de haberle servido una mercancía la tarde anterior. La mañana se le antojó eterna. Le costaba fingir que estaba contenta.
—¿Te encuentras bien? —preguntó Belle.
—No.
—¿Estás embarazada?
—No.
—Parece que dudas —insistió Belle—. ¿No será que aún no lo sabes con certeza?
—Ve a almorzar —contestó Emma sacudiendo la cabeza y sacando un billete de su monedero—. ¿Podrías traerme un sandwich vegetal con pollo y una botella de agua?
Emma había decidido no salir a comer. La tarde también se le hizo muy larga. No podía apartar la imagen de Regina de su cabeza. Habría preferido que la morena gritara, que se enfadara y diera rienda suelta a su ira en lugar de controlarse. De esa forma había conseguido que su respuesta, atropellada, pareciera una simple rabieta, y eso la ponía enferma. De pronto, alguien entró en la boutique.
—Emma, cariño.
—¡Mamá!
Mary siempre llamaba por teléfono antes de ir a verla. El hecho de que en esa ocasión no lo hubiera hecho la hizo fruncir el ceño.
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¿Conveniencia o Amor?
FanficCasarse con Regina Mills le había dado a Emma un enorme privilegio, llevar una vida de lujo y glamour. De día, dirigía su propio negocio, y de noche compartía cama con su sexy y apasionada esposa. Regina era todo lo que una mujer podía desear... y m...