Una fiesta. No sabía si estaba lista para eso.
En la escuela todo había salido bien, a excepción de que César no dejaba de mirarla, ¿Que le pasaba?, ¿A caso Spooky no le había contado sobre ella?.
Habían pasado dos días sin ver a Oscar, pero al menos ese día sería la fiesta de los Santos. Aunque tendría que soportar a Spooky rudo (que ciertamente le encantaba hasta llegar a calentarla), estaba dispuesta a soportar eso y más por él.No tenía mucho que hacer, arregló la casa, se sentó en el sofá con una botana de chetos y le envió un mensaje a Spooky.
Yulia: ¿Estás ahí?
Spooky: Lo estoy, ¿Pasa algo?
Yulia: Hace dos días que no te veo y ¿solo dices eso?
Spooky: Estoy afinando detalles, más tarde iré por tí para presentarte, ¿Confías en mí?.
Yulia: Siempre.Fue su último mensaje, se preparó algo de comer y se sentó a ver Shrek, sus películas favoritas.
Jamás pensó que volver a Freeridge sería tan agotados, mucho menos imaginó que no vería a Oscar todo el tiempo, como en casa.Suspiró — Mierda —, dijo mientras levantaba su cerveza y le daba un trago.
Cuando empacó todo, no había llevado sus libros, la primera película de Shrek estaba por acabarse, debía pensar como conseguir prestados algunos.
Pasó horas aburrida, limpiando, haciendo su trabajo, viendo la televisión, hasta que se hicieron las 6, Spooky le había dicho que se arreglara a esa hora, así que lo hizo.
Estuvo lista a las 6:30 y se sentó en la sala mirando la puerta.
Si claro. como si Spooky fuera a aparecer de repente ahí.Suspiró de nuevo, dejó los tacones a un lado del sofá individual de terciopelo negro, y se achicó en el.
Maldita sea, se le había hecho tarde para ir por Yulia, miró el reloj, 6:30. Aún estaba a tiempo.
Iba saliendo de la casa, cuando se topó con Cesar.— ¿A dónde vas? — le preguntó este.
— ¿No quieres conocer a mi novia? — Oscar le guiñó el ojo y se fue.Si Cesar fuese valiente, habría invitado a su maestra a la fiesta, era tan sexy que habría sido la envidia de su hermano y todos los santos.
Oscar llegó a la puerta de la casa, tocó y esperó a que Yulia abriera, no tardó mucho en llegar por la cercanía de las casas, pero quería impresionar a su séquito.
Yulia salió de la casa emocionada, se había puesto los tacones lo más rápido que le fue posible, tanto que no alcanzó a colocarlos bien, cuando estuvo cerca de la puerta, la abrió y tropezó con el tacón mal colocado.
Antes de caer al suelo Spooky la sujetó por la cintura, abrazándola fuerte y pegandola a su cuerpo, la cercanía era tentadora, Spooky podía sentir la respiración agitada de Yulia, era aún más tentador y ella podía sentir la respiración lenta de Spooky.— Te dije que confiaras en mí — Yulia pudo sentir la sonrisa de Spooky en su cuello.
Se puso de pie correctamente, pasó sus brazos al rededor del cuello de Spooky y este se pegó a la pared, la besó con desesperación y ella correspondió, de pronto las ganas de una fiesta se habían esfumado del cuerpo de Spooky, ya no era eso lo que necesitaba, lo que deseaba.
Se dió la vuelta dejando a Yulia pegada a la pared, la besaba necesitado, no le importaban los vecinos, ni la gente que pasaba por ahí, pero Yulia lo detuvo.
Spooky sonrió, sabía que no era el momento, pero debía intentarlo, llevaban tiempo saliendo y no habían estado juntos de esa manera.— Una fiesta, ¿Recuerdas? — le dijo Yulia esperando a que la liberara.
— Lo recuerdo — dijo sonriendo y besándola por última vez.Subieron al Impala de Spooky y llegaron rápidamente a la fiesta, era absurdo ir en auto, la casa de Óscar quedaba demasiado cerca.
Yulia había tenido que salir de su zona de confort al vestirse, llevaba una blusa de mangas demasiado escotada para su gusto, unos pantalones ajustados de mezclilla y unos tacones algo altos de color negro, planchó su cabello y lo dejó suelto, llevaba unos pendientes demaciado largos para su gusto y un labial rojo extremo.
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THE LAST BULLET (En pausa por edición)
ФанфикLa historia está en pausa por edición, y por las posibles amenazas de que la app va a borrar los fanfics, despues de la edicion lo voy a volver a publicar, aquí, y veremos si lo dejan estar. Después del asesinato de cuchillos las cosas no fueron co...