𝐉𝐞𝐨𝐧'𝐬 𝐌𝐨𝐧𝐬𝐭𝐞𝐫; JJK [+18]

🕯 Conociendo 🕯

Una muy aturdida Mina abrió los ojos con tanta rapidez que la incesante luz causó cierta irritación en sus orbes por la reciente precipitada acción.

Se quejó cerrando nuevamente los ojos en un intento para adaptar a estos mismos.

A juzgar por los rayos del sol, deducía que aún no caía la noche.

Se levantó de la cama, angustiada puesto que los recuerdos le atacaron de pronto, su vista cayó en su alrededor, algo confundida suspiró de alivio al caer en cuenta que la habitación era de sus padres.

Su mirada cae en la puerta la cual es abierta dejando mostrar a su madre.

— Has despertado — inquiere con un tono de felicidad acercándose a su hija — dios, nunca me vuelvas a hacer eso Mina, me has asustado muchísimo.

Frunce el ceño, no recordaba como llego al cuarto de su madre o que había sucedido después de aquella escena paranormal.

— ¿Qué me pasó? — cuestiona con un tono de voz bajo, lo suficiente audible para su madre quién no tarda en responder.

—Te desmayaste — le informa haciendo una mueca —Tú padre me ayudó a traerte hasta acá, vino un doctor de imprevisto y nos lo aclaró

Mina bajó la cabeza avergonzada, no quería causarle más preocupaciones a sus padres y menos a su madre quién hacia ya un gran esfuerzo con lo de su hermana menor.

—Lo siento — murmura sintiendo su voz quebrantarse.

La mujer mayor le mira con ternura, podía entender que su hija también pasaba por un mal momento y las presiones que sufría, además de ser joven parecía que se estaba descuidando.

—No es tu culpa cariño, seguramente también es difícil para ti todo esto.. — toma asiento a lado de la castaña y le abraza — mi propio dolor me ha cegado que no me di cuenta del tuyo.

Rompe en llanto abrazando a su vulnerable hija.

— ya mamá, está bien, todos lo superaremos juntos — le dice intentando reconfortarle un poco, brindando caricias a su espalda.

— verás que sí — asiente muy optimista su madre quién se separa, quita las lágrimas de sus mejillas y sonríe.

— ¿Que te parece si juntas hacemos un pastel como el que le gusta a papá? — intenta apaciguar el ambiente, poniéndose de pie invitando a su madre quién acepta gustosa.

Ambas salen de la habitación y caminan por el pasillo, una vez más Mina siente un escalofrío recorrer por su espina dorsal, por inercia voltea y no sabe si está loca o es su imaginación, probablemente aquel desmayó le estaba causando estragos.

Pues antes de bajar juraba haber visto una sombra al inicio del cuarto de Yami.

Al llegar la planta baja su madre le hizo sentarse en uno de los espaciosos sillones color mate que habían en la estancia pues su hija se notaba igual o más palida que al encontrarle en el piso.

— Na, estás blanca como el papel — inquiere con angustia la mujer mayor, haciendo uso del apodo de su hija — te traeré un té.

Sin verle asentir la mujer vuelve a la cocina para ponerse en marcha.

Mientras tanto la mente de la joven era un completo lío, su cabeza no podía pensar con claridad después de aquel breve accidente.

¿Había alucinado?.

Sus ojos miraban un punto fijo, sin ser expectante de nada.

Se sentía inquieta y aquel sentimiento de ser observada volvía, mirando de lado a lado con paranoia respira agitadamente.

Todo estaba normal.

Eso parecía.

No sabe si nuevamente su muerta imaginación le juega malas pasadas pero escucha rechinar alguna puerta de la segunda planta, se abraza así misma sintiendo frío y por muy raro que parezca teme mirar atrás de ella.

Murmullos suenan a sus espaldas , se maldice al pensar que tal vez el golpe le afecto.

Nuevamente sus ojos se sienten pesados y pestañea de manera lenta, tiene sueño por lo que se permite cerrar por completo los ojos.

Sin percatarse de quedarse dormida, su mente le proyecta un sueño bastante incógnito.

A sus ojos puede ver qué todo a su alrededor es de color gris, entonces dentro de ese opaco color puede ver cómo una sombra emerge del piso.

Es alta y  corpulenta, traga fuerte al reconocer esa risa, entonces su cuerpo se paraliza al verle girar, ojos rojos, su rostro no se puede diferenciar puesto que todo es negro, pero claramente puede diferenciar aquella sonrisa malévola como esos ojos llenos de....

No sabía exactamente de que.

Ahí fue donde le escuchó.

— Es un gusto conocerle... Joven Mina.