56. Delta Lou- Omegaverse Larry Stylinson- Historia Corta - Terminada

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La atmósfera del despacho del ojiverde tenía un matiz erótico, también salvaje pero a la vez tímido y lleno de cobardía por parte de los dos alfas.

Se habían encontrado y a pesar de que sus fuertes atracciones los estaban dominando, finalmente ninguno se atrevió a dar el primer paso.

Habían compartido un momento mágico, un instante que pocas veces se da en la vida de dos alfas cono ellos y eso los alegraba pero también los asustaba, por lo que tras coger una copia del contrato para llegarle a su padre, el ojiazul se despidió sin más.

(...)

Habían pasado horas desde que el extraño ser ojiazul de hermosos rasgos y piel canela se había ido de su despacho pero el corazón de Harry Styles seguía latiendo enloquecido.

Ese peculiar encuentro con su destino lo tenía al borde de la locura y apenas pudo volver a concentrarse en el trabajo que aún tenía pendiente.

Harry se sintió tan vacío como nunca lo había hecho y finalmente lo dejó todo y se fue a casa para reflexionar y quizás ahogar sus penas en una botella de whisky como era lo habitual.

Mientras, ya en su galería de arte, Louis repasó mentalmente lo sucedido con el socio de su padre y extrañado pero contento, esperaba impaciente el volver a verle.

Siempre había tenido problemas para acercarse a otros alfas y que ni hablar de los omegas, ya que estos últimos ni lo miraban y se escapaban nada más olerlo.

Desde los quince años, Louis estaba obligado a tomarse unas pastillas que le ayudaban un poco a disminuir su fuerte aroma y controlar también su frecuente y raro celo, que lo asediada cada dos o tres semanas.

Este se consideraba un alfa de pura cepa pero a lo largo de los años hasta sus veintidós años actuales, sus pruebas médicas habían dado resultados no concluyentes y tras visitar varios doctores, todos habían coincidido en que en sus genes había algo defectuoso.

Debido a eso, la relación con su padre no iba muy bien pues este siempre lograba sacarlo de sus casillas, aunque intentaba tolerarlo por su madre.

El ojiazul reflejaba su frustración en sus obras y estas eran muy cotizadas entre los entendidos del arte, cosa que desde muy joven le ha permitido independizarse.

Encima de su galería, Louis tiene su estudio donde además de crear sus pinturas, vive su vida como mejor le place.

Hasta ese mismo momento no le había importado demasiado el tener a alguien a su lado como compañero de vida pero desde que había conocido a Harry, todo había cambiado.

El castaño se consideraba un tipo temperamental, excéntrico y bastante especial como cualquier artista que se precie y eso le daba algo de miedo pues a pesar de que sentía que con el ojiverde sería diferente, no quería estropearlo antes de dar comienzo.

Al llegar el anochecer, el teléfono del estudio sonó y Louis con fastidio, lo cogió pensando que sería su padre pero no fue así.

—¿Qué quieres?, te llevaré ese maldito contrato mañana—habló sin dar oportunidad esperar de comenzar a la persona al otro lado del aparato.

—¿Lou?

El interior del castaño se estremeció al instante.

—¿Lou eres tú?, por favor dime que si lo eres porque sino me volveré loco.

—¿Harry?—Habló nuevamente el ojiazul sorprendido—¿Eres tú?.

Un breve silencio se dio.

—Oh Dios pequeño, al fin vuelvo a escuchar tu voz...casi he tenido que amenazar a la secretaria de tu padre para que me diese tu número.

—¿Estás bien, Harry?—preguntó Louis preocupado pues la voz del empresario ojiverde sonaba ronca y algo atropellada.

—No...emm... bueno, la verdad es que he bebido unas copas pero estoy bien...es solo que quería comprobar que no habías sido un sueño.

Louis sonrió ante eso.

—No Harry, soy muy real...anda descansa y mañana hablamos, ¿De acuerdo?.

El ojiverde asintió movimiento su  cabeza casi al borde del desmayo.

—Está bien Lou, te veo mañana.

—Adiós Harry.