Día 5

17 2 0
                                    

Durante los siguientes días escuchaba a Regina tocar la puerta para llevarme a mis sesiones, lo cual ra raro pues no hablabamos, simplemente me llevaba y yo me regresaba caminando, pero no queria desaprovechar la oportunidad.

Esta mañana también habia veido ella por mi y me habia dejado, mi sesión no fue nada fuera de lo ordinario, aun me dolia mucho hablar de Sam, para mi era una persona muy importante, y todo con ella se había dado tan rápido y natural  que a veces me da la sensación de que comenzo tan rápid como había terminado.

Al llegar a mi casa, me tomé un café y me prepare para hacer algo de ejercicio, después de una semana en terapia ya había podido retomar el ejercicio que era algo que me ayudaba mucho.

Estaban tocando tan fuerte que habían interrumpido mi ejercicio matutino. Al abrir la puerta Regina se pasó sin avisar.

- ¡¿Qué fue lo que le dijiste a Roland?!

-¿Qué?

-¡Es que no me habla y lo único que me dijo es que tenía que hablar contigo!

-Yo no le dije nada que no fuera verdad

- Sí, pero ¡¿Qué le dijiste?!

-Qué ya no me hablabas y que yo quería aclarar las cosas y tu no querías

-¡Pero no hay nada que aclarar Robin, volviste con Sheila y esta bien, yo volví con Daniel, todos somos felices, listo, ahora dile que me vuelva a hablar!

- En primera, yo no he vuelto con Sheila, por eso es que hay cosas que quería aclarar contigo y segundo, yo nunca le dije a Roland que dejará de hablarte

- ¿Cómo que querías? ¿Ya no quieres entonces?

Su voz y su expresión cambiaron radicalmente, había dejado de gritar y su cara de furia se torno en confusión.

 -Pues no quiero interferir entre tu y Daniel

-¡Ay por favor! 

- Bueno, entonces hablemos

- Bueno hablemos... Hablemos de la mañana que estaba sobre ti semidesnuda en el sofá, ¡ESE SOFÁ!

Dijo señalando el sofá.

-¡No vas a decir nada!

-Pues si... Que no paso nada

-¿Y por eso estaba semidesnuda?

-Mira... Lo que paso es que desperté en mi cama y ella estaba allí semidesnuda

-Ja... Y todavía tienes el descaró de aceptarlo

Nos movíamos de un lado al otro, no podíamos quedarnos quietos.

-¡NO SABÍA QUE ERA ELLA!

-¡¿CÓMO PUEDES NO SABERLO ROBIN?! ¡RUBIA, TORPE, SENOS OPERADOS! ¡ERA OBVIO ROBIN!

-PUES LO SIENTO SI ERA OBVIO PARA TI, PARA MI NO, YO PENSABA QUE ERA OTRA PERSONA

-¡¿QUIÉN MÁS SI NO ELLA?!

-¡TU!

-¡¿YO?! ¡¿CREES QUE Y...

De repente se cayó y no termino su pregunta, empezó a palidecer

-Regina ¿Estás bien?

-¿Pensaste que era yo?

-Pues si, pero me di cuenta que no y que estaba muy borracho

-¿Por qué pensaste que era yo?

Antes de responder sonó el teléfono de la casa Salvado por la campana 

¿Cuánto durare sin ti?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora