Un gran error

15 3 0
                                    

- Bueno, pensé que en verdad podría reconquistarte, pero después de esto... Mejor vete Robin

-Perdón Sheila

- No, ya vete

Me fui de su casa y caminé hasta el departamento.

Al llegar a mi piso vi del otro lado a Daniel tomando con fuerza a Regina.

-¡Hey suéltala!

Corrí hasta donde estaban ellos.

-Suéltala Daniel

-Tu no te metas, no es asunto tuyo

- Se volvió asunto mío cuando te vi sujetarla de la manera que lo estas haciendo

Él la soltó.

- Seguiremos esta conversación después Regina, no voy a permitir que me dejes así

No fue hasta que Daniel empezó a bajar las escaleras que tomé el brazo de Regina para ver que no estuviera lastimada.

-¿Estás bien?

-Sí, es la primera vez que hace esto, nunca había pasado

-Lo siento

- No importa, ya puedes irte

-Regina yo...

- ¿Tú?

- Creo que necesitamos hablar

- No Robin, creo que ya es muy tarde para que hablemos

Ella abrió la puerta.

- Nunca es demasiado tarde para hablar

Antes de cerrar me dijo.

- Por favor deja de mandarme cartas

- ¿Cartas? Yo no te he mandado ninguna carta

-¡Ay Robin! No te hagas el que no sabes, son tus cartas de Irak

- ¡No! Te juro que no Regina, si quieres ven a mi casa para que veas que ya no tengo cartas para ti

Ella abrió la puerta y salió a mi departamento, yo me apresure para abrir, cuando entró paso directamente a un closet. En el closet tenía varias cartas para Sam.

-¿Y estás?

-Son para Samantha, a ella no le puedo entregar las suyas, y las que le hice a Sheila ella ya las tiene

-¿Y por qué a mi no me diste las mías?

-¿Hablas en serio Regina? ¡Hace unos segundos me dijiste que no te diera más cartas!

-¡Entonces admites que tu eres el que me ha estado dando las cartas!

-¡No! Tus cartas las tiré, me dijiste que necesitabas espacio así que lo respeté

-¡Pero eso no te da derecho a tirar mis cartas!

-¡Claro que si! ¡ERAN MIAS!

-¡PERO ERAN PARA MI!

-¿SABES QUÉ...?

Fui hasta mi escritorio, abrí el cajón y saque 2 sobres.

-¡TEN! ES LO ÚNICO TUYO QUE QUEDA EN ESTA CASA

Ella estaba confundida, y yo estaba deseoso porque se fuera, porque si no lo hacía yo sería el que me iría.

-¡Ahora por favor vete!

Le dije bajando mi tono de voz.

 Y ella se fue sin decir nada.

Tan pronto como se fue me arrepentí de esa acción tan impulsiva ¿Cómo era posible que le diera esas cartas? Las únicas que no quería que leyera Ahora si que la he regado bien y bonito

¿Cuánto durare sin ti?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora