CAPITULO 68.1

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POV POCHE

Mi imagen delante del espejo me saludaba con satisfacción, había aprovechado la salida de Calle para hacer algo que tenía en mente hace mucho tiempo.

- La comandante se va a morir- la voz burlona de Cabello me hizo pensar en el momento en el que mi prometida me viera.

- ¿Y si no le gusta?- pregunté con inseguridad a la mujer con la que hasta hoy mantenía una, aunque rara amistad.

- ¿Bromeas?- se levantó de la silla caminando hasta donde me encontraba, giré y la miré a los ojos- se va a morir por lo hermosa que te ves- sonrió- esa mujer está loca por ti.

Sonreí

Y yo por ella, pensé mientras recogía el desastre que había dejado en la habitación.

- Pues espero que tengas razón, sino, puedes considerarte una mujer desempleada- le apunté con el cepillo.

- ¿Qué culpa tendría yo?- se quejó

- Toda la culpa por no detenerme a tiempo- su rostro reflejaba indignación- se supone que me tiene que cuidar, Cabello, no secundarme en la primera locura que se me ocurra hacer.

Inclinó su cabeza aún con aquel gesto de indignación.

- No lo puedo creer, es el colmo- me reí fuerte mientras me acostaba en la cama.

La tarde estaba muriendo con rapidez y aun no había rastros de Daniela, ni una llamada, ni un mensaje.

Nada

Pocos minutos estuvimos en silencio dentro de la habitación hasta que el señor Alejandro nos llamase para la cena, no quería comer sin la castaña pero las horas pasaban y por más que intenté retrasar el momento tuve que ceder cuando el reloj marcaba las nueve de la noche.

Estuvimos mucho tiempo en la mesa bromeando con los padres de mi jefa de seguridad, supe que tenían otra hija más joven y que se encontraba en otra ciudad estudiando fotografía, eran realmente una familia encantadora.

Después de muchas anécdotas vergonzosas acerca de Camila, coincidimos con el deseo de tomar un poco de vino.

Nos sentamos en la pintoresca terraza de aquel lugar mientras charlábamos de cualquier cosa irrelevante que se nos ocurría.

- ¿Entonces tú y la de ojos verdes tienen una historia memorable?- Pregunté ya con la inhibición por los suelos.

La cara de la mujer frente a mí se transformó, de repente ya no se veía tan ruda con las mejillas sonrojadas y los ojos brillantes.

¿Así de pendeja me veía yo cuando me preguntaban por mi actualmente desaparecida y próximamente ex prometida?

- Demasiado, diría yo- suspiró mientras se acababa el contenido de la copa- a pesar de la intensidad de nuestros sentimientos nunca hemos sido capaces de formalizar la relación.

La miré con desaprobación.

- No me hagas esa cara, tú estabas igual de jodida que yo- carcajeo al ver mi dedo medio como respuesta - siempre coincidimos en el momento equivocado, un día estábamos amándonos y siendo empalagosamente felices y al otro ella se iba en una nueva misión médica y si no era eso, eran mis constantes viajes o riesgosos trabajos.

De una u otra forma podía sentir como fluían aquellos momentos en los que Daniela y yo nadábamos contra la corriente para amarnos y también todas esas veces en las que la corriente fue más fuerte.

Si no era el orgullo, era cualquier otra estúpida situación que nos envolvía en la más peligrosa de las circunstancias.

- Comprendo- dije mientras observaba el portón de daba entrada a la engramada frente a la que estábamos sentada

CONTRA EL TIEMPO (Caché)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora