CAPITULO 53

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POV POCHÉ

El olor del café inundaba mis fosas nasales de una forma tan deliciosa; no sabía qué hora era pero seguramente ya había amanecido, después de pasar toda la noche hablando a cerca de la teoría de Calle habíamos quedado fundidas tratando de conectar todas las piezas.

Me levante con pesadez siguiendo aquel aroma embriagante, supuse que Daniela estaba en la cocina pues no se encontraba en la cama conmigo.

Bajé los escalones con cuidado de no hacer ruido y sorprender a mi castaña; todo estaba silencioso, solo se escuchaba el sonido de la cafetera y el resto era tranquilidad, planeábamos pasar un par de semanas en el lugar en lo que Villa trataría de poner en evidencia a Cabello, ella es la primera sospechosa en la lista, creíamos que ella le había dado el aviso a Matu para que hiciera su aparición en la oficina de la castaña justo cuando yo estuviese llegando.

Atravesé el pasillo que llevaba a la cocina y en el desayunador estaba ella, sentada dándome la espalda.

- Prometida- le llamé cubriéndole los ojos.
Estaban humedecidos y calle había sollozado con fuerza.

- Buenos días María José- giré mi cuerpo y sentado en uno de los taburetes había un hombre con un sombrero de ala ancha y traje- siempre es un placer.

Levantó la cabeza y pude ver sus ojos, idénticos a los de Paula.

Mi cuerpo se tensó y lo único que pude hacer fue caminar hasta ponerme frente a Daniela, estaba llorando silenciosamente, sus manos estaban esposadas y su boca estaba cubierta con un trozo de cinta.

- Sabía que tarde o temprano me iban a descubrir, por más lejos que estuviera me era imposible no dejar algunas pistas, era tan divertido todo este juego- el hombre carcajeo levantándose dejando ver un revolver en una de sus manos.

Se apuntó en la sien rascándose un poco en el lugar con expresión pensativa.

- Ha sido más difícil deshacerme de ustedes que lo que me costaron sus padres, realmente son unas perras escurridizas pero- hizo una pausa para sonreír- yo siempre he estado un paso adelante.

- ¿Qué es lo que quiere?- me sorprendí mucho al escuchar mi voz elevarse preguntándole con recelo.

Se acercó a mí poniendo su mano libre en el hombro de Daniela.

- Todo- respondió con simpleza- todo lo que ya no puedo tener.

- Entonces se lo daré todo, dinero, acciones, incluso la empresa entera pero por favor, déjenos ir.

Su risa hizo eco en mis oídos, tenía demasiado miedo  aun no lograba entender como había entrado ese hombre a la casa.

- No es solo eso, ya no puedo tener la gloria que el señor Germán Calle tuvo siendo oficial aprovechándose de mis méritos, ni todo el éxito que tuvo Juan Carlos con una empresa que funcionaba con mi dinero también, mientras ellos destacaban a mí me relegaron- su rostro se había ensombrecido- Ya no puedo tener a Mafe.

Sus últimas palabras me habían sorprendido.

- Creo que hubieses sido más perspicaz si en lugar de tener como padre al delincuente de Germán me tuvieras a mí- con el cañón del revolver acariciaba el rostro de Daniela quien tenía los ojos inyectados en sangre, su cuerpo temblaba mientras fulminaba con la mirada a aquel despreciable ser.

- ¿Cómo entraste?- pregunté con tranquilidad pensando en la forma de desarmarlo, si estábamos los dos solos tenía una posibilidad de hacerlo.

- Como entramos, querrás decir- mi cuerpo se tensó al escuchar su voz, pude esperarlo de todas las personas a nuestro al rededor menos de ella- ¿Qué pasa, María José? ¿Acaso no te lo esperabas?- gire lentamente mi rostro hasta la entrada del pasillo y ahí estaba ella de pie con una taza de café en una mano y el arma en la otra.

- Te debes estar preguntando por que- continuó la mujer mientras se sentaba en el lugar que antes ocupaba el señor Galindo- Bueno, digamos que aquí el honorable señor y yo compartimos una serie de sentimientos- bebió de la taza mientras posaba la mirada en la cabeza de la castaña- la comandante y yo tenemos un pequeño secreto de amigas íntimas.

Mi mirada se centró en los ojos de Daniela, lo que Laura estaba diciendo era cierto.

Quería asegurarme, quería que saliera de sus labios y no solo de sus ojos, lentamente me acerque a su rostro y despegue la cinta de sus labios liberando sus palabras, palabras que aún no salían.

- Vamos, Calle, cuéntale a tu prometida las noches que pasamos en la academia- Laura sonreía y no sabía si era por la situación o por el papel de ridícula que he hecho durante todo este tiempo.

- Laura, solo fueron un par de noches, acordamos que quedaría en el pasado- dijo Daniela con la voz entrecortada.

- No, Calle, tu acordaste que quedaría en el pasado, nunca me preguntaste que era lo que yo quería, por eso me fui lejos de ti y de tu enamoramiento por esta…- dejó en el aire el insulto que seguramente estaba pensando para referirse a mí.

- Cuida lo que dices, Villa, tú jamás serás la mitad de lo que es María José, me saboteaste la vida por un par de noches de sexo, porque eso fue lo que fue, sexo- habló Calle con la mandíbula apretada.

- ¿Estas segura, comandante?- pregunto Laura con aparente rabia, se levantó dejando la taza sobre el mesón y se acercó a mí.

Pude sentir el cañón del arma clavado en mi espalda.

- Pues no creo que sea mejor que yo ahora- al terminar aquella oración sentí como el vacío se adentraba desde mi columna.

Caí de rodillas sintiendo como mis músculos empezaban a fallar y adormecerse, alcance a poner mis manos en las rodillas de Daniela quien tenía pequeñas manchas de sangre en su rostro, podía escuchar sus gritos y movimientos frenéticos.

Gritaba mi nombre, maldecía a Laura quien reía cual hiena, todo pasaba al mismo tiempo tan rápido y a la vez tan lento.
La vida se me estaba yendo y solo podía mirar a Daniela.

Estábamos las dos sobre el suelo, ella esposada y yo desangrándome, igualmente muriéndonos las dos.

El resto fue un poco más borroso, la presencia de cabello se hizo sentir con un par de disparos, disparos que acabaron con los cuerpos de nuestros verdugos sobre aquel frio piso, Calle seguía alterada, después de ser liberada giro mi cuerpo y con sus manos cubrió la herida de mi espalda, yo sabía que era inútil, pero ella seguía pidiendo una ambulancia.

Lo siguiente que sentí fue la voz de paula pidiéndome perdón por los actos de su padre, quería girarme para ver los ojos del amor de mi vida por última vez, el sabor a hierro recorría mi paladar, tosía dolorosamente expulsando aquel liquido rojo que me ahogaba la garganta.

Finalmente me dieron la vuelta y con el último aliento susurre:

- Te amo Daniela Calle- y así, Contra el tiempo sentí como mi cuerpo dejaba de doler.

- ¡CORTE!- la directora Rivera marcaba el final de la penúltima escena. Sentí adrenalina y felicidad, actuar con Daniela Calle había sido magnifico, una actriz con demasiada experiencia era mi co-estrella en mi primer protagónico, este proyecto llamado “Contra El Tiempo” ha hecho realidad todos mis sueños.

-Liss
Rivera, gracias infinitas

CONTRA EL TIEMPO (Caché)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora