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La historia (20)

Pero, a pesar de haber florecido, nada ha vuelto a ser como antes. Y con eso, el camino al espejo ,para luego mirarme, también ha cambiado. 
Más que enaltecer mis logros, mis éxitos y lo cuan bella soy. Mirarme al espejo se ha vuelto en un rito de reflexión diario. 
Es un momento donde todo habla por mí, mis ojos hablan por mi alma, mi cabello dice por donde he caminado, y las lineas de mi cara cuenta la historia sobre como soy yo; y son muchas historias que hablan por donde he estado y y dicen cómo he logrado tener todo lo que tengo hasta ahora. 
Las líneas que cruzan como ríos mi rostro retratan cómo he nadado mares enteros por intentar conocerme y reencontrarme; expresan cómo con mucho dolor la vida me entrego lo más preciado, mi hijo. Cuentan también cómo he corrido montañas enteras por la desesperación de intentar ser feliz y llegar siempre al mismo punto. Hablan también sobre cómo me he quedado sin luz y color repentinamente en los años más esplendorosos. Y cómo no, muestran todo lo que sufrí por haber quedado sola en un mundo derrumbado. 
Pero estas historias a veces parecen no ser ciertas pues, a estas alturas, aún no tengo a alguien para decirles que son verdaderas. 

Mis amigos de ahora dicen que soy una persona bendecida, pero ellos no saben que en verdad solo he sido un desastre, no saben todo lo que he escondido detrás de mi sonrisa, no conocen lo que he tenido que pasar; y quizás tampoco saben como soy yo en realidad, y a decir verdad yo tampoco lo tengo muy claro.  

Solo sé que soy Helena, una mujer fuerte que ha podido con los escenarios mas adversos que la vida tenía preparados; una persona que ha comprendido que muchas cosas no se pueden entender. Que la injusticia es parte de la justicia. Que tenemos que separarnos de lo que nos es más preciado.
Ahora, me presento de nuevo: 
Hola! Soy Helena. Una persona feliz e incomprendida con ella misma.