Espejo (19)

16 4 0
                                    


Esta Helena que veo me resulta desconcertante, no sé si se debe a mi ausencia de felicidad o a mi bendición de Dios que viene en camino y da sus señales de su presencia en mi rostro. La única gota de esperanza, la única luz de alegría venía al imaginarme a mí, y a mi bebe entre los brazos , protegiendo a un ser indefenso  de lo cruel que puede ser el mundo: siendo madre. 
Pero, ¿Cómo podré ser madre mientras me abunda una pena muy grande? ¿Cómo crecerá mi bebe en un mundo que se desmorona a pedazos y que, poco a poco, acaba su color? ¿Cómo puedo crear un mundo para mi bebe si el mío ya esta perdido?  En fin, ya es muy tarde para arrepentirse; ya falta solo un par de meses; y a decir verdad, tengo la esperanza de que con el nacimiento pueda volver a empezar. Un reinicio pese a que no estoy completa. 

Nuevamente estoy en el espejo, pero esta vez no estoy atormentada con la sensación de extrañeza que causa el verme; si  no que que me martirizo recordando aquellos momentos que no constituyen una herida al corazón y luego se olvidan, sino que con aquellos que forman partes de las marcas que quedan para siempre; las que parecen estar sanas, pero que siguen igual de frescas  que cuando aparecieron: las cicatrices del alma. Ciertamente tengo muchas. 

#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora