Distintos amores de una adolescente

Uno: "Cuando te conocí"

Era nueva en este tema del amor, pequeña e inocente niña enamorada. Desconocía lo que era sentir nervios y mariposas en el estómago; fue entonces que te conocí y me hiciste temblar por primera vez.

Mi voz se escuchaba tímida y despacio cuando estaba a tu lado, mis manos temblaban como una hoja llevada por el viento en invierno  y mis labios querían estar cerca de los tuyos todo el tiempo. Querías verme siempre, pero yo no estaba segura de eso, y supongo que era normal, ¿quién no se asustaría de lo nuevo, de lo desconocido?

Ya te conocía de memoria, pero solo era el primer plano, ¿qué había más allá? ¿qué ocultaban tus ojos, en qué momentos salían lágrimas de ellos?, ¿sonríes todo el tiempo? Te queda bien, pero también quería saber que tan adorable se te veía una carita invadida de tristeza.

Eran dudas pequeñas y estúpidas, pero no me conformaba con solo verte para luego solo tocarte. Quería conocer tu mundo interior, y ese desconocido mundo era lo que más me asustaba conocer. Temía verte llorar y no saber que decirte o como secarte las lágrimas, pero después de tanto comprendo que un abrazo hubiera bastado, y que el haber apoyado tu cara en mi hombro; hubiese sido lo perfecto.

Pero me asusté y hui, porque le tenia miedo al fracasar, pero mucho más miedo le tuve al intentar, y si, el que no arriesga no gana, yo no arriesgué y tampoco gané, pero no podía darte una explicación, porque ni siquiera podía explicármelo a mí misma.

Me enseñaste a temblar, fuiste el primero en mi vida, pero ahora era tiempo de que siguiera yo sola. Era tiempo de aprender por mi misma, había cosas que tú no me podías enseñar, cómo, por ejemplo, a expresar mis propios sentimientos y a ser clara conmigo misma.

Cuando me conocí a mi misma aprendí a expresarme, y ahora sabiendo lo que siento te puedo decir que no te volvería a tocar, porque nunca nos quisimos de verdad, solo jugábamos a pasar por la corta etapa del "conocer nuevos sentimientos",  "conocer nuevas personas".