Capitulo 1

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—Vienen a buscar el pastel en media hora, ¿puedes apresurarte? —gritó desde el otro lado de la pastelería mi jefa, no veo la hora de marcharme de este pueblo y conseguir un mejor empleo

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—Vienen a buscar el pastel en media hora, ¿puedes apresurarte? —gritó desde el otro lado de la pastelería mi jefa, no veo la hora de marcharme de este pueblo y conseguir un mejor empleo.

Esa mujer era capaz de despertar tanto odio en mi—cosa que era inusual—, hacia parecer que su hobbie favorito era hacerme la vida imposible y la maldita lo conseguía.

—Deja de pensar en asesinarla—murmuro Michelle a mis espaldas.

Levante mi ceja y voltee a verlo, no aguante más de cinco segundos sin reírme. Tenía la suerte de tenerlo aquí conmigo, sería tan cansador y fastidioso tener que aguantarla sola.

—No lo estaba haciendo—respondí terminando los últimos detalles del pastel.

Suspire agotada y con rapidez me saque mi delantal.

—Tendría que cobrarte algo por esperarte todos los días—asintió para sí mismo y yo negué—. Estaba pensando que podríamos salir el viernes, habrá eclipse.

Mordí mi labio y dirigí mi mirada a él, al conocerme estaba al tanto de mi pequeño fetiche por la luna y sabia como usarlo a su favor.

—Sabes que no puedo negarme si me dices eso—tome mi bolso y me coloque mi campera.

El día de hoy había sido agotador, no veía la hora de llegar a mi casa y acostarme a dormir.

Seguí a Michelle quien se dirigía a la salida, enseguida se detuvo a ver a la hija de Vanessa.

—Nos vemos mañana Julia, cuídate—saludo tirándole un beso con su mano y ella sonrió tímidamente, quise reír ante tal situación, pero dejé mi lado malvado a un lado y aguante.

—La tienes totalmente flechada—golpee su hombro con gracia al salir de allí.

—Vanessa me mataría—contesto refiriéndose a nuestra jefa mientras se colocaba su campera de cuero.

Con disimulo se me quedo viendo y mordí mi labio inferior con nerviosismo.

—Sabes que no me gusta que se me queden viendo—tape mi cara con mis manos y luego de unos segundos las quite.

—Eres muy enojona Rosie, a veces me pregunto cómo puedo ser amigo de alguien que es todo lo contrario a mí—su sarcasmo era notorio.

—Yo también me lo pregunto—afirme con una sonrisa—. ¿Cómo esta Adam? —pregunte por su pequeño hermano.

El chiquillo estaba luchando contra el cáncer por su vida, un guerrero con tan solo siete años.

—Ayer pregunto por vos—sonrió ligeramente.

—Mañana pasare a visitarlo—dije con mi mirada perdida.

No podía imaginarme el dolor que estaba sintiendo Adam y toda su familia, lo estaban viendo morir lentamente, como una rosa al marchitarse.

Ehud Donde viven las historias. Descúbrelo ahora